Si los ojos son el espejo del alma, entonces, el pobre Adrián Ventura tiene un infierno adentro. No hay una sola imagen del periodista (gráfica, video, o en vivo) que no lo muestre con la mirada entre inyectada y satánica, arrojando destellos infectados con todos los males de este mundo...
Es cada vez más evidente que los títulos de los medios hegemónicos (Clarín, La Nación, Perfil...) terminan jugando en contra de sus autores. Eso que ellos pretetenden denunciar como prácticas nocivas del oficialismo, y lo presentan con adjetivos rimbombantes, es en realidad la vidriera descarnada de sus propias miserias.
Tomemos un ejemplo cualquiera: hoy, el especialista en distorsiones judiciales Adrián Ventura, publica en La Nación: Cuando la mentira se instala en la Justicia, donde, a poco de leer la nota, advertimos que hace un análisis parcial y malintensionado de los principales casos judiciales que se dirimen en la actualidad.
- Dice el malhumorado Ventura: Es frecuente ver que la Justicia no se ocupe de investigar un crimen. Pero hay algo mucho peor: que tuerce la verdad.
Hay muchos ejemplos. El caso AMIA, el caso Candela, la causa Schoklender o las referidas a la identidad de los hijos de Ernestina Herrera de Noble o a Papel Prensa. Todas ellas parecen apoyarse en una directriz común: están dirigidos a descubrir la verdad oficial, aunque no sea la realidad...
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A ver, analicemos: el caso AMIA fue un atentado con coche bomba que sufrió la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) de Buenos Aires el 18 de julio de 1994. El gobierno de Néstor Kirchner se inició 9 años después de ocurrida la masacre. Desde el minuto cero y hasta nuestros días se investigó en la justicia, pero lo que Ventura no dice es que:
- La embajada norteamericana en Buenos Aires presionó para que el fiscal Alberto Nisman no investigara a Menem, Galeano, Anzorreguy y otros amigos por desviar la causa AMIA. Las fuentes dentro de la DAIA, la obsesión por culpar a Irán.
«Los cables emitidos por la Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires y filtrados por Wikileaks a Página/12 revelan que Washington presionó a lo largo de varios años para que no se siguiera adelante con la investigación contra Carlos Menem, el ex juez Juan José Galeano, el comisario Jorge “Fino” Palacios y otros funcionarios por haber frenado y desviado la investigación del atentado a la AMIA. “Los oficiales (norteamericanos) de nuestra Oficina Legal le han recomendado al fiscal Alberto Nisman que se concentre en los que perpetraron el atentado y no en quienes desviaron la investigación”, se sostiene en un cable del 22 de marzo de 2008...», leemos en la nota que publicó Raúl Kollmann, el domingo 27 de febrero de 2011.
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Sobre el caso Candela, y sobre la causa Schoklender hemos escrito bastante en este blog.
Los invitamos a que lean La MUERTE de CANDELA, LANATA y ECO, o la nota CANDELA y la manipulación del miedo, o la nota CANDELA y el Elegido.
También hemos publicado SUPER SCHOKLENDER, y luego La OPOSICIÓN y CLARÍN contra las INSTITUCIONES.
Ambos casos están siendo investigados y las causas siguen su curso. Lo que hace Adrián Ventura es prejuzgar y sacar conclusiones antes de que lo haga la Justicia. Raro, viniendo de él que es abogado...
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Sobre la identidad de los hijos de Ernestina Herrera de Noble, o sobre Papel Prensa, tanto hemos escrito y analizado que basta con volver a leer las notas en los items:
- Papel Prensa (35 notas)
- ADN (45 notas)
- Felipe y Marcela (10 notas)
Pero lo cierto es que si el gobierno nacional tuviera tanto poder como le atribuyen sobre los jueces como para torcer el curso y resultado de las causas, las mismas estarían resueltas en su favor, y eso no es así. Por el contrario, la compleja trama de cada una de las causas hace dificultosa su resolución, además de la complicidad de los jueces en favor de Clarín y La Nación cada vez que una medida legislativa afecte los intereses de la corporación mediática.
Lo vemos en el caso de La Ley de Medios, por ejemplo, donde el juez federal Edmundo Carbone consideró inconstitucionales y ordenó la suspensión de la aplicación de los artículos 161 y 41 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Todo al revés de como lo presentan. En verdad, las notas de Adrián Ventura en La Nación, sus opiniones en TN, su evidente animadversión al peronismo, son un mamarracho periodístico e intelectual. Poco vuelo, mucha envidia, LA ENVIDIA HACE MAL, BARTOLOMÉ.
Lean para divertirse...
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