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jueves, 17 de febrero de 2011

CLARÍN SIEMPRE CLARÍN





A veces, es cierto que una imagen vale más que 1.000 palabras.

Cuando un pibe, una chica nos pregunten ¿Por qué decimos que Clarín manipula la información? ¿Cómo es que tergiversa la realidad? ¿Por qué miente? ¿No se entiende cómo hacen?

Les mostramos este excelente trabajo de los compañeros de El Ortiba y quedará más que claro cómo funciona la maquinaria empresarial y su fabricación de realidades falaces.


Dice Ignacio Ramonet...

Hay una formación de un mercado donde las empresas de informática y comunicación se están fusionando, siendo Internet el más claro exponente de esta nueva red de comunicación mundial. Pero esto conlleva una seria amenaza para los ciudadanos, debido a que existe la posibilidad de ser manipulados mentalmente por los media (término que IR emplea para hablar de los “medios de comunicación de masas”) de forma mucho más sutil y, por lo tanto, en definitiva mucho más peligrosa.





Las empresas de entretenimiento tratan ahora la información como una mercancía, lo que daña su función democrática, que debería ser precisamente la fundamental, y tenemos como ejemplos de este nuevo marco informativo los casos de la muerte de Lady Di y el escándalo de Bill Clinton y Mónica Lewinsky. Las consecuencias son que la prensa escrita se ha ido convirtiendo progresivamente en “periodismo de revelación” (cuya función es desvelar escándalos, corrupciones y puntos oscuros en la vida profesional o privada de ciertos personajes), senda seguida por un medio como la televisión, pero salvando las diferencias que estos dos medios tienen inevitablemente.

Entramos en una nueva era de información virtual donde son los media los que influyen sobre la información, originándose fenómenos como el mimetismo mediático (cuando un medio da importancia a un tema y los demás medios le siguen, formándose algo parecido a una bola de nieve). La información se convierte además en un mero espectáculo, donde lo que importa es buscar la emoción de la audiencia (hiper-emoción), con lo que esta información pasa a ser aceptada inmediatamente como verdadera.

Todo esto ha provocado un cambio de los principios básicos del periodismo. La información se basa ahora en la ideología del directo y en la importancia de las imágenes, tanto que algo existe si se tienen imágenes sobre ello, y no existe si no podemos mostrarlo de esta manera. La información pierde por tanto en descripción, contextualización, explicación. Esto afecta seriamente a la prensa escrita, que no puede competir con la instantaneidad del directo, algo que sólo pueden ofrecer la radio y la televisión. También se da el fenómeno de que una noticia se convierte en verdadera solamente con el hecho de que sea repetida en los media, ya no es necesario que la información sea contrastada y comprobada su veracidad en fuentes fiables y objetivas.

En definitiva, en el nuevo sistema informativo no es difícil confundir la información y la comunicación. La sociedad en sí es un Estado de información, no son sólo los profesionales de los media. Pero informarse realmente (y para IR esto no consigue simplemente viendo imágenes en televisión) constituye una actividad intelectual que requiere esfuerzo e interés por parte del individuo. La prensa escrita se ha visto arrastrada por la influencia de la televisión y ha perdido por tanto la función principal, que es la de informar correctamente. Por eso corresponde al lector exigir un nuevo y más acertado modelo de recibir la información, y correspondería a los profesionales de los media ofrecérselo...


lea la nota completa:

“LA TIRANÍA DE LA COMUNICACIÓN”



Daniel Mancuso

lunes, 6 de septiembre de 2010

QUEMÁ EL DICCIONARIO




Ya lo decía Eugene Ionesco, a mediados del siglo pasado:

Las palabras sólo sirven para incomunicar a las personas...

Hablan y hablan y no dicen nada...


El uso de las palabras por parte de los medios concentrados de desinformación ya me hinchó las ganas de ser contemplativo y silencioso.

El uso reiterado de verbos beligerantes y adjetivos descalificativos por parte de los "Periodistas Independientes", logrará que los pibes dejen de leer, y provocara el embrutecimiento general de la población.

El efecto secundario de las noticias de Clarín, La Nación y Perfil, entre otros, será destruír la industria editorial argentina. Los jóvenes seguiran usando sólo 100 palabras o menos, y se multiplicará el uso polisémico degradado del "Boludo", para describir cualquier cosas de la vida diaria.

Fomentará el descrédito total de los diccionarios. Los pibes harán fogatas con ellos en las tomas de las escuelas, en las barricadas donde se drogan, en los picnics y fogones donde hablan de política y fuman faaaaaaaaaaaaso...

Para qué seguir conservando esos mamotretos pesados y pasados de moda, si las palabras allí arrinconadas no responden al significado que dicen tener.




A diario, leemos en los diarios frases del tipo:

Cristina Fernández renovó su embestida contra la oposición al afirmar que le "da penita el grado de subordinación del Parlamento, a quien le fijan la agenda, le dicen lo que tiene que hacer y comparten cenas".
















Previamente en su discurso, había apuntado también hacia los legisladores opositores al sostener que sentía "inmensa pena porque la política no puede arrastrarse atrás de los poderes concentrados de la economía".








EL CAGATINTAS CARLOS PAGNI...

La ley de servicios audiovisuales ya fue reglamentada. Es decir: está activa el arma que se construyó a fines del año pasado para alinear a los medios de comunicación detrás de las urgencias del Gobierno.

Para saber qué resultados políticos cosecharán con ella los Kirchner habrá que esperar a las próximas elecciones. En cambio, hay otras incógnitas que pueden despejarse más temprano. Es posible prever, por ejemplo, que la reforma destruirá el mercado de la radiodifusión en la Argentina. De todos modos, eso no significa que las empresas para cuya persecución fueron pensadas las reglas, sobre todo el Grupo Clarín, serán las primeras en caer bajo la pisada de Atila...


























Daniel Mancuso

lunes, 30 de agosto de 2010

CRISTINA Y ANÁLISIS DEL PODER



Dice el tango...

Qué me importa tu pasado,
no llorés, mi buena amiga.
No es un crimen ser golpeado
ni es delito haber rodado
en las vueltas de la vida.
Qué me importa tu pasado,
si yo que nunca guapeé,
si te ofende algún cobarde,
te lo juro por mi madre,
me juego donde me ve.
..

Será que estoy podrido de encontrar gente con un pasado glorioso o memorable como el PELADO BOTÓN (quien hoy ensucia la gesta y la memoria gloriosas de esa juventud heroica resistiendo a la dictadura)... aparece el tango melodiándome los silencios, y me pregunto: ¿No será hora de aflojar un poco con el peronómetro y aceptar que en esta instancia épica que venimos construyendo desde 2003, todos los que colaboren con el campo popular son nuestros compañeros, más allá de cualquier etiqueta?

Los compañeros son los que están hoy acá, enfrentando al monopolio, resistiendo en la batalla comunicacional, cultural y política, aportando y construyendo una democracia con justicia social y soberania política que deje atrás el que tanto daño le hizo, le hace, a nuestro pueblo.



El discurso que la presidenta CFK ofreció el 24 de agosto fue más allá de lo que han ido todos los discursos de los presidentes argentinos hasta la fecha.

Nadie –ni siquiera el primer Perón o Evita– procedieron a una destotalización de la estructura del poder en la Argentina. Analíticamente, destotalizó, en primer término, la totalidad y luego la armó otra vez para exhibir su funcionamiento.

¿De qué estaba hablando la Presidenta? Del poder en las sombras, del poder detrás del trono, del verdadero poder. ¿Cuál es? Es el poder mediático.

La filosofía occidental de los últimos 45 años se ha equivocado gravemente. Para salir de Marx y entrar en Heidegger (como crítico exquisito de la modernidad pero desde otro lado al de Marx) se vio obligada a eliminar al sujeto, tal como Heidegger lo había hecho con innegable brillo desde su texto La época de la imagen del mundo. También Michel Foucault dio por muerto al hombre. Barthes, al autor. Al estilo. Deleuze, desde Nietzsche, a la negatividad, o sea: al conflicto en la historia. Y la academia norteamericana sistematizó todo esto incorporando con fervor a los héroes de la French Theory. El fracaso es terrible y hasta patético. En tanto los posmodernos postulan la muerte de la totalidad, el Departamento de Estado postula la globalización. En tanto proponen la muerte del sujeto, el Imperio monta brillantemente al más poderoso sujeto de la filosofía y de la historia humana: el sujeto comunicacional.

Y ésta –hace años que sostengo esta tesis que en Europa causa inesperado asombro cuando la desarrollo– es la revolución de nuestro tiempo. El sujeto comunicacional es un sujeto centrado y no descentrado, logocéntrico, fonocéntrico, ajeno a toda posible diseminación, informático, bélico, enmascarador, sometedor de conciencias, sujetador de sujetos, creador de realidades virtuales, creador de versiones interesadas de la realidad, de la agenda que determina lo que se habla en los países, capaz de voltear gobiernos, de encubrir guerras, de crear la realidad, esa realidad que ese sujeto quiere que sea, quiere que todos crean que es, que se sometan a ella, y, sometiéndose, se sometan a él, porque lo que crea el sujeto absoluto comunicacional es la verdad, una verdad en la que todos acabarán creyendo y que no es la verdad, sino la verdad que el poder absoluto comunicacional quiere que todos acepten.

En suma, su verdad. Imponer su verdad como verdad para todos es el triunfo del sujeto comunicacional. Para eso debe formar los grupos, los monopolios. Debe apoderarse del mercado de la información para que sólo su voz sea la que se escuche. Para que sean sólo sus fieles periodistas los que hablen. Una vez que esto se logra el triunfo es seguro. El arma más poderosa de la supraposmodernidad del siglo XXI radica en el mayor posible dominio de los medios de información. Que ya no informan. Que transmiten a la población los intereses de las empresas que forman el monopolio. Intereses en los que todas coinciden. Asombrosamente ningún filósofo importante ha advertido esta revolución. Foucault se pasó la vida analizando el poder. Pero no el comunicacional. ¡Por supuesto! ¿Si había negado al sujeto cómo iba a analizar los esfuerzos del poder por constituirlo de acuerdo a sus intereses?

Nadie vio –además, y se me antoja imperdonable– al nuevo y monstruoso sujeto que se había consolidado. Superior al sujeto absoluto de Hegel. Algo atisbó Cornelius Castoriadis. Pero poco. Relacionó las campañas electorales con las empresas que las financian. Pero –insisto–, aquí lo esencial es que el tema del sujeto ha vuelto a primer plano. Colonicemos al sujeto, hagámosle creer lo que nosotros creemos, y el poder será nuestro. El poder empieza por la conquista de la subjetividad. Empieza por la construcción de algo a lo que daré el nombre del sujeto-Otro.

Formulemos –como punto de partida de esta temática esencial– la obligada pregunta: ¿qué es el sujeto-Otro? Es lo Otro del sujeto. Escribo Otro con esa enorme O mayúscula para marcar la ajenidad que el Poder consigue instaurar entre el sujeto y lo Otro de sí.

Heidegger
transitó bien está temática. Lo que yo llamo sujeto-Otro es ese sujeto que –según Heidegger– ha caído “bajo el señorío de los otros” (Ser y Tiempo, parágrafo 27). He aquí un señalamiento brillante y preciso: el señorío de los otros. Heidegger amplía el concepto: quien cae bajo ese señorío (el de los Otros) “no es él mismo, los otros le han arrebatado el ser”.

“El Poder, al someter mi subjetividad, elimina mis proyectos, mi futuro más propio, lo que hubiera querido hacer con mi vida. Mis posibilidades (...) son las del Otro, son las del Poder, las que me vienen de afuera. Ya no soy yo quien decide, soy decidido” (JPF, La historia desbocada, Capital Intelectual, Buenos Aires, 2009, p. 128).

Heidegger, sin embargo, se remite a la esfera ontológica: lo que se pierde es el ser. No creo que debamos poner el acento ahí: lo que se pierde es la subjetividad, la conciencia, la autonomía de pensar por nosotros mismos, pues pensamos lo que nos hacen pensar, decimos lo que nos hacen decir y nos convertimos en patéticos, bobos, manipulados defensores de causas ajenas.

CFK manejó la temática con precisión y con una audacia que –yo, al menos, y ya tengo mis años viviendo siempre en este país– no le vi a ningún presidente. Cuando retoma la frase de tapa de Clarín y la da vuelta es donde revela qué es el Poder. Clarín titula: “El Gobierno avanza en Papel Prensa para controlar la palabra impresa”. Detrás de esta frase está toda la campaña “erosionante” (por utilizar un concepto del revolucionario popular agrario Buzzi, fiel a sus bases hasta la muerte, hasta matar a la FA sometiéndola a los intereses de la Sociedad Rural, manejada hoy por el “Tano” Biolcati, descendiente de la “chusma ultramarina” que Cané desdeñaba, y no por Martínez de Hoz o por el elegante señor Miguens) de la oposición. Es decir, el Gobierno es autoritario, enfermo de poder y siempre empeñado en silenciar a todos.

CFK le da la razón a Clarín: “Clarín piensa que quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa. Quiero en esto coincidir con Clarín. Claro, quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa. ¿Por qué? Porque Papel Prensa Sociedad Anónima es la única empresa que produce en el país pasta celulosa para fabricar papel de diario, fabrica el papel de diario, lo distribuye y lo comercializa en lo que se conoce en términos económicos y jurídicos como una empresa monopólica integrada verticalmente. ¿Por qué? Porque va desde la materia prima hasta el insumo básico, pero no solamente produce ese insumo básico sino que además determina a quién le vende, cuánto le vende y a qué precio le vende. Por eso coincido con Clarín en que quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa en la República Argentina”.

El Poder –en cada país– tiene que formar monopolios para tener unidad de acción. No se tiene todo el poder si se tiene sólo Papel Prensa, que implica, es verdad, el control de la palabra impresa. Pero hay que tener otros controles. Sobre todo –hoy, en el siglo XXI, en esta supraposmodernidad manejada por la imagen– el poder de la imagen. Y el de la voz radial, siempre penetrante, omnipresente a lo largo de todo el día. Se trata de la metralla mediática.

No debe cesar. ¿Por qué este Gobierno se complica en esta lucha con gigantes sagrados, intocables? O lo hace o perece en cualquier momento. Desde la campaña del señor Blumberg se advirtió que los medios podían armar una manifestación popular en pocas horas. Toda la gilastrada de Buenos Aires salió con su velita detrás del ingeniero que no era e impulsada por Hadad y la ideología-tacho que –en ese entonces– era una creación de Radio 10.

La ideología-tacho es un invento puramente argentino. Como el colectivo, el dulce de leche y Maradona. Uno toma un taxi en cualquier parte del mundo y el taxista no lo agrede con sus opiniones políticas. Lo deja viajar tranquilo. Sigamos: la segunda, terrible señal de alarma fue durante las jornadas “destituyentes” y “erosionantes” del “campo”. Sin el apoyo inmoderado de “los medios” habría sido un problema menor. Pero la furia mediática llegó a sus puntos más estridentes. La “oposición” no es esa galería patética de ambiciosos, torpes e impresentables políticos que pelean mejor entre ellos que con sus adversarios. Son los medios. La derecha no tiene pensadores, tiene periodistas audaces, agresivos. Y la mentira o la deformación lisa y llana de toda noticia es su metodología.

El análisis de CFK fue excesivamente rico para una sola nota. Hasta aquí tenemos: Videla convocó a La Nación, Clarín y La Razón y les entregó Papel Prensa. Al ser el Estado desaparecedor socio de la sociedad que se formó, esos diarios no sólo apoyaron o colaboraron con un régimen abominable, fueron sus socios.

¿Para qué? CFK lo dice así: “Durante esos años se escuchaba mucho el tema defender nuestro estilo de vida. Nunca pude entender exactamente a qué se referían cuando se hablaba de defender nuestro estilo de vida. Yo no creo que la desaparición, la tortura, la censura, la falta de libertad, la supresión de la división de los poderes puedan haber formado en algún momento parte del estilo de vida de los argentinos”.

Sí, en el momento en que se constituye Papel Prensa y Videla les pide a los grandes diarios que –ahora sí: a muerte– defiendan la lucha en que están empeñados, el estilo de vida argentino, para ser defendido, requería los horrores de la ESMA. Hay un libro de Miguel Angel Cárcano: El estilo de vida argentino. En sus páginas se traza una imagen idílica, campestre, cotidiana y señorial del general Roca. Ese es –para Cárcano– un héroe de nuestro estilo de vida. El de ellos, el de la oligarquía que hizo este país a sangre fuego, y a sangre y fuego lo defendió siempre que se sintió atacada. Los herederos de Cárcano y Roca todavía lo defienden.

Si se les deja el poder de “formar la opinión pública” como siempre lo hicieron volveremos al país que desean: el del neoliberalismo, el de los gloriosos 90. Conservarán el poder. Al que CFK dibujó así: “Si hay un poder en la República Argentina, es un poder que está por sobre quien ejerce la Primera Magistratura, en este caso la Presidenta, también por sobre el Poder Legislativo y, mal que pese, también por sobre el Poder Judicial (...) es invisible a los ojos”. Es el poder que tan impecablemente definió un otrora misterioso personaje: “¿Presidente? Ese es un puesto menor”.




  • Aquí podremos escuchar y solazarnos con el discurso completo que la presidenta Cristina Fernández ofreció el martes 24 de agosto de 2010, cuando presentó el informe Papel Prensa la verdad que ya fue enviado a la Justicia para que se investigue (y luego mandó un Proyecto al Congreso para proteger la producción de Papel). Documento Histórico...






Daniel Mancuso

jueves, 26 de agosto de 2010

RENUNCIAS



Qué difícil y qué doloroso es dejar algo de lo que uno fue parte fundante, y fue carne de un sueño, fuelle de una utopía.

Uno se pregunta por qué no pueden evitarse los desencuentros entre quienes quieren las mismas cosas, y cada cual tendrá una respuesta acorde a su sentir.

Pero las cosas cambian, uno con ellas, y los conflictos aparecen, retoños de entusiasmos malogrados. Y para colmo, lo más pesado no es alejarse de antagonistas sino de compañeros de ruta.

Y lo terrible es eso que uno no sabe bien de qué se trata y taladra la conciencia...

Por eso me duele como propio el alejamiento de Sandra Russo del programa El nombre de las cosas, que va por AM 870 Radio Nacional, de lunes a viernes de 12.30 a 14 horas.

Tristeza. Tal vez, porque es uno de los mejores programas que haya escuchado y se va a notar su ausencia. No es verdad que nadie es irremplazable, algunos son indispensables.

Tal vez, por los mediodías de radio fuerte en el livin y almuerzo acá en la cocina, que ya no serán igualmente esperados.

Tal vez, porque yo también he renunciado y he pensado en el Martín Fierro (el libro, no el premio tilingo). Tal vez, porque como ella no quise, no quiero perder la alegría. Y porque la suerte personal no es, en definitiva, más importante que el proyecto colectivo.

Y porque me atrevo a suscribir cada palabra que dijo...






Daniel Mancuso

viernes, 13 de agosto de 2010

LAS GRIETAS Y EL MONOPOLIO



Nos deleitamos con los análisis del COMPAÑERO FEINMANN.

Ahora, Completamos la saga de videos del programa 678 (del jueves 12 de agosto de 2010) con esta quinta y última parte de la excelente discusión política ofrecida por los lúcidos panelistas: Sandra Russo, Orlando Barone, Luciano Galende, Carlos Barragán, Carla Czudnowsky y Cabito con los invitados de lujo: José Pablo Feinmann y el Secretario de la Gestión Pública Juan Manuel Abal Medina.


"De cómo liberar al sujeto sujetado"

o si no...

"De cómo asesinaron la realidad y los blogueros + otros piqueteros comunicacionales resucitan las ganas de develar mentiras instaladas"

o si no...

"De cómo las grietas perforan el monopolio de la subjetividad".







Daniel Mancuso

sábado, 27 de febrero de 2010

OXIMORON




Una contradictio in terminis hace que dos conceptos opuestos coexistan en una sola expresión, formando así un concepto nuevo. Ya que el sentido literal de un oxímoron es ‘absurdo’ (por ejemplo, «una luz oscura», «la música callada», «un filósofo ignorante», etc...), se infiere un sentido metafórico... y a veces, no sabés si llorar o reír...


"No soy una cosa sino un sujeto pensante"


Ex President Menem refers to a combination of words whose meanings are in conflict with one another.

Examples are "Estamos mal pero vamos bien" or "La convertibilidad se mantendrá por los siglos de los siglos".

If the contradiction is intentional (rhetorical, poetic or politic), then one can speak of an oxymoron. You can cry if you want.

¿No te causa cierta nausea, o al menos impotencia?

Si lo votaste alguna vez, ¿no sentís el peso de un oxímoron culpógeno en tu conciencia lúcida y democrática? Y si no lo votaste ¿No te parece que como argentinos tenemos una contradictio in terminis atravesándonos el cuore por haberlo padecido como ¡Presidente durante una década!?


Daniel Mancuso


miércoles, 4 de noviembre de 2009

“LA TIRANÍA DE LA COMUNICACIÓN”








Una síntesis de lo que viene sucediendo en el mundo y que nosotros vivimos a diario en Argentina, a través del grupo Clarín Y el Grupo Uno, entre otros. Los medios manipulan, esconden, censuran, e intentan formatear la cabeza de los telespectadores, de gran parte de la sociedad en general...

Ignacio Ramonet nos habla en su libro: “LA TIRANÍA DE LA COMUNICACIÓN”, a través de diez capítulos, de cómo en nuestro mundo actual, aparentemente gobernado por la democracia y la libertad de prensa, existe de una forma mucho más sutil que en épocas anteriores, pero no por ello menos potente, un enorme control de los medios de comunicación sobre nosotros.

Es un nuevo tipo de censura, de dictadura, de alienación del individuo, más invisible y a la vez muchos más peligrosa, que se apoya en un mundo donde el término “globalización” es ya el pan nuestro de cada día.



Comunicación contra información

La introducción de los multimedia ha supuesto para Ignacio Ramonet (IR) una auténtica revolución en los campos informativo, comunicacional y económico.

IR habla de la formación de un mercado donde las empresas de informática y comunicación se están fusionando, siendo Internet el más claro exponente de esta nueva red de comunicación mundial. Pero esto conlleva una seria amenaza para los ciudadanos, debido a que existe la posibilidad de ser manipulados mentalmente por los media (término que IR emplea para hablar de los “medios de comunicación de masas”) de forma mucho más sutil y, por lo tanto, en definitiva mucho más peligrosa.

Las empresas de entretenimiento tratan ahora la información como una mercancía, lo que daña su función democrática, que debería ser precisamente la fundamental, y tenemos como ejemplos de este nuevo marco informativo los casos de la muerte de Lady Di y el escándalo de Bill Clinton y Mónica Lewinsky. Las consecuencias son que la prensa escrita se ha ido convirtiendo progresivamente en “periodismo de revelación” (cuya función es desvelar escándalos, corrupciones y puntos oscuros en la vida profesional o privada de ciertos personajes), senda seguida por un medio como la televisión, pero salvando las diferencias que estos dos medios tienen inevitablemente.

Entramos en una nueva era de información virtual donde son los media los que influyen sobre la información, originándose fenómenos como el mimetismo mediático (cuando un medio da importancia a un tema y los demás medios le siguen, formándose algo parecido a una bola de nieve). La información se convierte además en un mero espectáculo, donde lo que importa es buscar la emoción de la audiencia (hiper-emoción), con lo que esta información pasa a ser aceptada inmediatamente como verdadera.

Todo esto ha provocado un cambio de los principios básicos del periodismo. La información se basa ahora en la ideología del directo y en la importancia de las imágenes, tanto que algo existe si se tienen imágenes sobre ello, y no existe si no podemos mostrarlo de esta manera. La información pierde por tanto en descripción, contextualización, explicación. Esto afecta seriamente a la prensa escrita, que no puede competir con la instantaneidad del directo, algo que sólo pueden ofrecer la radio y la televisión. También se da el fenómeno de que una noticia se convierte en verdadera solamente con el hecho de que sea repetida en los media, ya no es necesario que la información sea contrastada y comprobada su veracidad en fuentes fiables y objetivas.

En definitiva, en el nuevo sistema informativo no es difícil confundir la información y la comunicación. La sociedad en sí es un Estado de información, no son sólo los profesionales de los media. Pero informarse realmente (y para IR esto no consigue simplemente viendo imágenes en televisión) constituye una actividad intelectual que requiere esfuerzo e interés por parte del individuo. La prensa escrita se ha visto arrastrada por la influencia de la televisión y ha perdido por tanto la función principal, que es la de informar correctamente. Por eso corresponde al lector exigir un nuevo y más acertado modelo de recibir la información, y correspondería a los profesionales de los media ofrecérselo.



Prensa, poderes y democracia








La prensa y el poder es un tema de debate que ha existido, existe y existirá siempre. A los tres poderes que Montesquieu diferenciaba se les añadió en su momento un cuarto, la prensa, cuya función debería ser la de juzgar el funcionamiento de los otros tres. Pero actualmente el primer poder es el económico, el segundo el mediático y el tercero el político. Por lo tanto, los media han ido aumentando su influencia. A pesar de todo, un sondeo reciente ha desvelado la desconfianza de los ciudadanos hacia la televisión y la prensa, mientras que la radio conserva un tanto su credibilidad.

En su momento la prensa escrita tenía capacidad para revelar las disfunciones de la política, y el más claro ejemplo lo encontramos en el llamado “caso Watergate”, donde dos periodistas menores consiguieron hacer caer al hombre más poderoso del planeta: el presidente de EE.UU. Richard Nixon. Pero la situación se ha ido transformando con la revolución tecnológica, económica y retórica.

El nuevo concepto de información plantea la verdad ligada a la emoción: todo lo que emociona es verdad, existiendo una confusión entre ambos términos. Esta circunstancia ha estado liderada por la influencia de la televisión, y el resto de los medios se encuentran inevitablemente un paso por detrás. Como resultado, la actualidad la marca la televisión, que nos ofrece imágenes de las que no tenemos constancia de que sean verdaderas, pero que buscan provocarnos un determinado sentimiento. El problema es cuando surge la idea de que un acontecimiento siempre se puede mostrar a través de unas imágenes. La información televisada funciona según unos principios que dificultan la ejecución de la igualdad entre información, libertad y democracia.

Existe un nuevo tipo de censura, mucho menos visible, que funciona apoyada en la enorme abundancia de información que se nos ofrece, y que realmente lo que consigue es que no podamos percibir aquello que falta. Pero estos grandes flujos de información son mucho más difíciles de controlar, a diferencia de cuando la información era mucho más escasas y estaba siempre bajo el férreo control del poder.



Ser periodista hoy

El sistema informacional puede funcionar sin periodistas
, ahora que la calidad de su trabajo ha descendido. Vivimos en plena revolución tecnológica y económica que ha formado una cultura de masas y una comunicación que se dirige hacia ellas.

Por eso el concepto de información ha cambiado y está ligada a su superabundancia, rapidez e inmediatez y su concepto de mercancía desligada a los principios éticos. Todos los media intentan poner en contacto al ciudadano con el acontecimiento. Como consecuencia aparece la idea de autoinformación, en la cual el receptor es el testimonio del hecho y lo que ve es lo que comprende, lo cual conduce a la irracionalidad.

Otro concepto que se ha transformado es el de la actualidad. Los acontecimientos ricos en capital visual y en imágenes serán actuales simplemente por la imposición de la televisión. IR habla también de un nueva sistema tecnológico que se expresa en bytes (propios de las matemáticas) conformado por la convergencia del texto escrito, el sonido de la radio y la imagen de la televisión. Esta revolución digital ha provocado que ahora sean las máquinas las que realicen las funciones intelectuales de los hombres.

En la actualidad, la abundancia de información ofrece menos libertad. Lo que nos interesa de la información es su utilidad, qué es lo creíble y fiable y qué información se nos oculta y por qué. Estamos en un sistema que da más importancia a los valores de la instantaneidad y la masificación que los criterios tradicionales de verdad.

El modelo de la información que se va imponiendo es aquél que se basa en imágenes y sonidos. Poco a poco se van universalizando la estructura narrativa y el estilo retórico de los telediarios. Vivimos en una crisis de inteligibilidad porque hay paradigmas que han cambiado: si te comunicas eres feliz y el mercado solo integra elementos rentables.

La mayor preocupación de los periodistas en la actualidad es la desaparición de la ética. La confusión entre comunicación, relaciones públicas e información hace que el periodista exprese una comunicación publicitaria que beneficia a una institución. Según IR, los media deben realizar un autoanálisis si quieren recuperar cierta credibilidad.



La televisión necrófila

IR demuestra por medio de varios ejemplos más o menos recientes cómo un determinado montaje de unas imágenes puede construir un acontecimiento que no ha ocurrido nunca, pero que el telespectador siente e interpreta como real debido a la carga emocional y dramática de las imágenes.

La competencia entre los medios de comunicación acrecienta que éstos busquen el sensacionalismo para atraer a la audiencia, siendo lo menos importante la verificación de la información. El poder político conoce esta manipulación y sus efectos y solo los controla en conflictos armados.

La revolución de Rumania, por ejemplo, de la que se ofrecieron imágenes completamente manipuladas e informaciones que poco o nada tenían que ver con la realidad, es un ejemplo lógico de esta situación. El hecho de que las informaciones no fuesen veraces careció de importancia ante la necesidad que existía de condenar al comunismo. El hecho confirmó además la importancia de la televisión en un mundo en el que la importancia de la realidad ha quedado desplazada por la puesta en escena.



Ideología del telediario



Los telediarios, como un espacio de televisión que goza de grandes audiencias, son un objeto muy codiciado por el mundo de la política y la publicidad, debido a la gran capacidad que tienen para vender productos e ideas, algo que se apoya en la enorme influencia que los presentadores tienen sobre la opinión pública.

IR recuerda la historia de los telediarios, que nacieron en EE.UU. en 1941, con una emisión regular. A partir del 47, aparecieron ya programas informativos diariamente. El género tuvo su origen cuando la FCC concedió licencias a las emisoras de televisión comercial con la condición de que emitiesen programas informativos regularmente. Las emisoras se dieron cuenta que con el telediario sacarían muchos beneficios y conquistarían a la audiencia de prensa. Su formato ha ido evolucionando: primero era un diario hablado, luego se introdujeron imágenes y por último se han introducido reportajes.

IR recuerda también la invención del vídeo. El primer magnetoscopio nació en 1957, lanzado por la casa Ampex. El vídeo tuvo muchas repercusiones sobre el telediario, al permitir la emisión en directo. El resultado fue el aumento de la audiencia y la credibilidad de las imágenes. Como consecuencia, en los años 60 y 70, el telediario se convirtió en el rey de la programación, pues a partir de entonces ésta tuvo que amoldarse en torno a este género. Este éxito residía en las técnicas periodísticas específicas. Pero el telediario tiene una serie de limitaciones, como es que tienen que tener una duración máxima de 30 minutos para captar la atención del espectador y debe forzarle a verlo completo. Para cumplir estos dos requisitos, el teleperiodista debe ser breve pero interesante, sencillo (para que toda la audiencia lo entienda) y didáctico.

Todo esto hace que el tratamiento que se dedica a los acontecimientos sea demasiado superficial. Las informaciones seleccionadas son simplificadas a frases-claves que insisten en un hecho dominante. El telediario, en definitiva, ofrece la noticia como un espectáculo. La fragmentación de las informaciones, además, provoca que el espectador se distraiga y se entretenga. Como consecuencia, aparecen dos tipos de telediarios: los que ofrecen las noticias muy fragmentadas, como estereotipos, sin explicaciones, y los que tienen secciones que tratan temas con profundidad pero de forma visual.

Pero las imágenes no pueden representar la complejidad de un acontecimiento ni representar hechos serios. Por lo tanto, éstos se basan en lo visual tratando temas superfluos. Como solución han fabricado imágenes de esos hechos serios y llaman a los videoaficionados a que participen.

IR menciona además la importancia de las agencias de imágenes, siendo internacionalmente cuatro las que se disputan actualmente el mercado: Visnews (Inglaterra), WTN (Inglaterra-EE.UU.), CBS (EE.UU.) y CNN (EE.UU.).

Estas agencias graban imágenes en todo el planeta y luego las televisiones las compran y realizan el montaje. Esas imágenes son universales, apolíticas, énfasis en lo exterior y repetición de los temas.

En definitiva, el telediario tiene la misma estructura que los films de Hollywood en los años 30: el fin es provocar emociones mediante un impacto dramático cada 10 minutos, una secuencia tranquila, con una anécdota divertida. El presentador es la estrella, humaniza y da coherencia a la información. Mucha audiencia decide ver un telediario por su presentador, que es la clave de la credibilidad.

IR habla de tres fases por las que pasa la información audiovisual, cada una con un tipo de retórica de la credibilidad: Primero, en España, el NO-DO, cuya credibilidad la daba una voz anónima en off que comentaba las imágenes. Segundo, el telediario hollywoodiense, cuya credibilidad es el rostro amistoso del presentador. Tercero, los informativos continuos de la CNN, que se basan en la conexión en directo con el acontecimiento.

Menciona cómo los países del sur no pueden producir sus propias imágenes por su incapacidad tecnológica. En el telediario, el Sur solo existe como escenario de guerras, conflictos, matanzas, o como mero espectáculo publicitario.

IR profetiza la desaparición paulatina del género del telediario, debido a que la televisión se concentra en aquello que le interesa a la audiencia: la propia televisión. Lo primordial en un telediario son los criterios del espectáculo y de la puesta en escena (rompen con la realidad y la verdad). Todas las imágenes se deben amoldar a estos principios para la emisión en directo y la verdad. El telediario sigue un guión para todo acontecimiento y le da un enfoque verídico.

La narración empieza con un reportero que nos dice lo que ha ocurrido y lo contextualiza. Se ofrecen unas imágenes del lugar del hecho. Luego se incluye un testimonio sobre el terreno que explica aspectos del acontecimiento. Por último, el testimonio de una autoridad superior engloba el hecho en un tema general. Las imágenes son dramáticas pero explicadas con una lógica. IR concluye afirmando que cuando un acontecimiento es esperado, programado, la puesta en escena se impone al discurso televisual y al desarrollo del hecho: la puesta en escena modifica el orden de las cosas.



Mitos y desvaríos de los media

Las consecuencias de la función de los medios de comunicación de masas en la Guerra Fría fueron varios. Por un lado, la frustración de los telespectadores por la insatisfacción de las imágenes de la guerra. La estructura de estas se basaba en la lucha del bien contra el mal como un espectáculo. Se describía en directo y en tiempo real los hechos políticos de forma que el periodista no podía perfeccionar esa información.

Los telespectadores identificaron tres objetos en esta época: la máscara antigás (cuya forma se identifica con el anonimato de los ciudadanos, el recuerdo del pasado y la manipulación de los media), un avión norteamericano (cuya forma condiciona su función) y el Patriot (un misil antimisil cuya función se antepone a su tosca forma).

El individuo ha ido perdiendo su dimensión cultural. Los Estados prohibieron a los periodistas que tuvieran contacto con la guerra, por lo tanto fueron testigos sin imágenes. Esto provocó una decepción por parte de los telespectadores que esperaban imágenes con violencia, sangre...



La batalla norte-sur en la información

En los años 80 se admitió que los grupos emisores dominantes del Norte habían conquistado el derecho a emitir. Por lo tanto, se rechazaba la idea de que las personas del Sur eran manipuladas por los medios de comunicación del Norte. En los años 90, lo que ya nadie podía negar era que la posición cultural de EE.UU. era superior a la europea. Existe por tanto un claro imperialismo, pues la mayoría de la información (si no toda) proviene de EE.UU., convirtiéndose en el productor de imágenes. Se puede concluir que las información de este productor se inclina hacia sus intereses.

En los 90, la tecnología para la difusión del público está en manos de Japón, Europa es uno de los principales grupos de comunicación, aportando un gran capital, y EE.UU. domina los contenidos y programas. El poder en el campo de la información y comunicación lo constituye esta triada. En la época del neoliberalismo, la información se sitúa en el mercado y se vende a un precio variable según su calidad. Las agencias de imágenes venden esas imágenes a las cadenas de televisión. Una imagen informativa tiene buena calidad si contiene sangre, violencia, muerte y en directo. La triada domina el 90% de la producción de bienes y servicios de información. En el futuro el mercado lo dominarán multinacionales. Las telecomunicaciones interactivas son además actualmente el núcleo de la economía mundial. Se ha conseguido la conexión interactiva entre el teléfono, el ordenador y la televisión. Como consecuencia, las empresas de esa triple conexión se fusionan y al hombre le permite expandir sus 5 sentidos. Pero EE.UU. ha conseguido dominar la televisión de alta definición y por lo tanto domina el mundo de las telecomunicaciones. El mundo audiovisual está sometido a las normas del GATT.

EE.UU. se ha convertido en la gran industria cinematográfica que exporta sus films y programas de televisión a su mercado europeo. Europa está difundiendo referencias culturales norteamericanas. Se ha ido tomando la medida de que los films y programas europeos se emitan cuando hay una mayor audiencia.

Las consecuencias de la revolución informática y de comunicación son las megafusiones entre las empresas, las cuales buscan su propio beneficio y el Estado se deteriora. Por otro lado, la libertad de expresión actualmente se denomina libertad de expresión comercial. Con las autopistas de la información la sociedad tendrá libertad para ver lo que quieran y su juicio será el éxito o fracaso del producto en el mercado.

El fin que persigue Internet es el intercambio mundial de información. Este objetivo actualmente es una utopía, ya que hay una tendencia a la privatización de las estructuras del ciberespacio. Como resultado los países desarrollados podrán disfrutarlo, pero no así el resto de países. Los dueños de este complejo son superiores al poder político y sus objetivos primarios son el poder económico y el mediático. Si la sociedad mundial se rebela ante las multinacionales, las nuevas tecnologías perfeccionarán la democracia.



Conflictos bélicos y manipulación de las mentes



IR habla de cómo es posible la utilización de los medios de comunicación para originar un conflicto bélico o proporcionar un sentimiento favorable o contradictorio al público. La prensa en un principio utilizó la fotografía para presentar escenas fijas de las guerras. Con la guerra de Cuba y Filipinas, la prensa se movilizó para convencer a la sociedad de que EE.UU. debía intervenir para ayudar a Cuba frente a los españoles. En todos los conflictos bélicos anteriores a la Primera Guerra Mundial, los medios de comunicación tenían total libertad para reproducirla. Con la Gran Guerra, los gobiernos empiezan a controlar los medios de comunicación, los cuales crean un entusiasmo para combatir y crean su victoria próxima. La censura, durante la Primera Guerra Mundial, consistía en la prohibición de dejar entrar al frente a los periodistas. La información venía de unos grupos de oficiales autorizados. Posteriormente, en los años 20, se produjo el nacimiento de la radio, que fue utilizada como un medio de propaganda y desinformación. Lo mismo ocurrió con el cine. Estos dos medios pueden convencer a la opinión pública para que apoye el combate y explica al combatiente por qué lucha. Esta guerras mediáticas han ganado importancia.

Una vez aparecida la televisión, este nuevo medio, junto con la radio y la prensa, trabajó para evitar que el comunismo se extendiera a través de la guerra de Corea de 1950-1953. En la guerra de Vietnam se produce una ruptura. Los medios de información en EE.UU. pueden ya ser testigos de la guerra. Estos se negaron a silenciar muchas cosas durante el conflicto, como los abusos del ejército norteamericano, las ejecuciones... Los medios de comunicación denunciaron el comportamiento de sus soldados.

La opinión pública no apoyó la guerra y se produjo una desmotivación que supuso un factor importante en la derrota de EE.UU.

Lo ocurrido en Vietnam hizo que el gobierno británico utilizara un modelo de censura distinto en la guerra de las Malvinas. Este modelo se basó en dar una imagen negativa del enemigo, que Inglaterra apareciese como víctima y demostrar así que la guerra era peligrosa para los periodistas, que no podían estar en el frente. EE.UU. utilizó el modelo anterior cuando invadió Granada, pero la jugada salió mal. La televisión denunció al gobierno por no cumplir la norma de libertad de prensa y no dejar que los reporteros grabasen lo que quisieran. En Panamá, en 1989, se utilizó el modelo de las Malvinas, pero las primeras horas de ataque estadounidense no tuvieron importancia precisamente porque en ese mismo momento caía el régimen de Ceaucescu en Rumania. Los medios de comunicación dedicaron su cobertura a Rumania y en la invasión de Panamá no hubo testigos. Por lo tanto se dio el enfoque que el gobierno quiso, sin ser discutido. En la guerra del Golfo, todos los Estados utilizaron el modelo de las Malvinas. Lo que se pretende es dar una versión única y designar al traidor como disidente.



La era de la sospecha

Los ciudadanos sienten que los media no son fiables, son incompetentes y tienen fallos. En los años 60 y 70 se consideraba a la televisión un instrumento de poder que podía controlar las elecciones en beneficio de un partido. La televisión es el núcleo de los media debido a su rapidez. Impone la importancia de lo visual ante el resto de los elementos, siendo lo primero lo controlado ya que tiene mayor impacto.

La censura se basa actualmente en la retención y saturación de la información. La búsqueda de la información ha provocado la reconstrucción de hechos o falsificaciones y también la obtención de una autorización para conseguir unas determinadas imágenes. La información difundida por televisión se convierte en hecho central del planeta, gracias a la nueva tecnología. Llama la atención de todo el mundo y de los media, dejando escapar otros asuntos que son importantes pero pasan inadvertidos, beneficiando a algunos Estados.

En la información televisada están de moda las múltiples conexiones. Este modelo obliga a los corresponsales a permanecer cerca de las antenas y no buscar información. Lo importante es comunicar y no informar. La fascinación por el directo ha creado un modelo de telediario y lo importante es cómo cuenta el presentador la información. Este modelo está cambiándose por otro, en el que privan más las imágenes que los comentarios. Como consecuencia el trabajo del periodista se valora menos y tiende a ser testigo. El ciudadano ve que no participa en las conexiones. En los años 70 y 80 se identificaba al periodista como el héroe de la verdad y la democracia. Actualmente, los ciudadanos desconfían de él, a pesar de que se dan cuenta que la TV es un espectáculo y que informarse es conseguir la democracia.



Nuevos imperios mediáticos

El universo de los media está compuesto por fusiones entre empresas de distintas nacionalidades, que están en manos de sólo unos hombres (veamos como ejemplo a Rupert Murdoch). Estamos en una sociedad de información global que se desarrolla según la expansión de las tecnologías de la información y de la comunicación. Este desarrollo se aprovecha de los progresos digitales y la interconexión entre la informática, la telefonía y la televisión. Estas empresas quieren extenderse hacia estos componentes.

En 1993, en Europa hubo 895 fusiones de sociedades de comunicación. Hay mucha competencia y el fin es absorber a las empresas que tienen un buen puesto en el mercado para adquirir sus conocimientos. Por eso lo importante es el flujo de datos y aquellos ordenadores y telecomunicaciones que lo transportan. Lo que pretenden las empresas de comunicación es ser el interlocutor único del ciudadano.

Las comunicaciones deben circular por todo el planeta sin ningún obstáculo. Los EE.UU. se encargan de tumbar todos los obstáculos que no permiten la libre circulación de la información. Además abre nuevos horizontes para que navegue ésta. La comunicación es un servicio y se rige por las leyes de mercado. Las telecomunicaciones van aumentando y también su terreno de circulación, con la privatización de las empresas de telecomunicaciones.

En este de mundo de la comunicación hay mucha competitividad y por eso hay una variedad de productos en el mercado. La ambición de las industrias de la información es dominar: contenidos, producción, difusión y conexión con los abonados. Para conseguir lo anterior se fusionan y utilizan la comunicación como mercancía. La información se ha convertido en algo abundante, barata pero contaminada. Por eso los ciudadanos cada vez están más decepcionados con los media, ya que no son fiables ni creíbles. Los media tienden hacia el sensacionalismo, el espectáculo con circunstancias ridículas.

Tomemos el caso de un periodista alemán que está en la cárcel por falsificar documentales y reportajes sensacionalistas que compraban las cadenas de televisión. Los publicitarios influyen mucho en este asunto: si hay un acontecimiento con unas imágenes sensacionalistas la audiencia aumentará y por lo tanto beneficiará a sus anuncios. Está en duda si la información que nos ofrecen los grupos de comunicación preservan sus intereses ya que la comunicación se rige en un mundo comercial.



☼ Parece que IGNACIO RAMONET se hubiese inspirado en la Argentina. Todas sus afirmaciones son sostenidas por una larga y paciente investigación que coincide exactamente con lo vivido en estos últimos tiempos aquí, a partir de la discusión de la Ley de Medios de la democracia en el Congreso de la Nación.

Queda claro cuáles son los intereses de los grupos monopólicos que manejan los medios: "Lo que pretenden las empresas de comunicación es ser el interlocutor único del ciudadano..."


Daniel Mancuso





martes, 14 de julio de 2009

DIÁLOGO





Desde hace tiempo se escucha por ahí, a ciertos dirigentes erosionadores, periodistas mercachifles, políticos de vuelo bajo, y sotretas varios haciendo ruido.

Reclaman al gobierno nacional una acción que instaure una salida al laberinto construído por "la soberbia oficial". Tienen razón: la Presidenta no habla con ennergúmenos (Carrió, Morales...) ni da reportajes a los noteros descerebrados (preguntadores como Mario Massaccesi: "¿Cómo se siente?" le escupe al único sobreviviente de un accidente en la ruta 9, con 15 muertos). Esta actitud oficial ha generado y genera incertidumbre en "la opinión pública(da)".

"Así no es posible construir consensos" gritan cuatro estancieros obesos, aerosol en mano, pintando un busto de Evita, "sólo queremos ser escuchados", admiten, "pero todo de buena fe, amigo, somos unos simples campesinos".

Buscando en la biblioteca, tratando de encontrar una luz en el laberinto de las ideas, encontré un viejo libro de Paulo Freire, gastado y amarillento, con un título sugestivo: "Pedagogía del Oprimido". Abrí cualquier hoja, al azar...




« ...Al intentar un adentramiento en el diálogo, co­mo fenómeno humano, se nos revela la palabra, de la cual podemos decir que es el diálogo mismo. Y al encontrar en el análisis del diálogo la palabra, como algo más que un medio para que éste se produzca, se nos impone buscar, también, sus elementos.


» Esta búsqueda nos lleva a sorprender en ella dos dimensiones -acción y reflexión- en tal forma so­lidarias, y en una interacción tan radical que, sacri­ficada, aunque en parte, una de ellas, se resiente inmediatamente la otra. No hay palabra verdadera que no sea una unión inquebrantable entre acción y reflexión y, por ende, que no sea praxis. De ahí que decir la palabra verdadera sea transformar él mundo.

» La palabra inauténtica, por otro lado, con la que no se puede transformar la realidad, resulta de la dicotomia que se establece entre sus elementos cons­titutivos. En tal forma que, agotada la palabra de su dimensión activa, se sacrifica también, automáticamente, la reflexión, transformándose en palabrería, en mero verbalismo. Por ello alienada y alienante. Es una palabra hueca de la cual no se puede esperar la denuncia del mundo, dado que no hay denuncia verdadera sin compromiso de transformación, ni compromiso sin acción.

  • ¿Será esto lo que está sucediendo? ¿La escena política argentina se llenó de PALABRERÍA? ¿Puro discurso pero nada de acción? ¿Sólo criticar, revisar, analizar, denunciar, denostar? Porque en la acción ya dieron muestra de su incapacidad para gorbernar por el bien de todos: la Alianza con su desastroso final en 2001; El PRO con sus diputados truchos que votan por los que no están, sus políticas liberales, su gestión contra la educación, la salud y la cultura. La designación de un comisario dudoso... En la acción legislativa no han aportado una sola idea en beneficio del conjunto sino que van a la cola de los proyectos oficiales para pegarle bajo, en los tobillos.

» Si, por el contrario, se enfatiza o exclusiviza la acción, con el sacrificio de la reflexión, la palabra se convierte en activismo. Este, que es acción por la acción, al minimizar la reflexión, niega también la praxis verdadera e imposibilita el diálogo.

  • Todo parecido con la Federación Agraria de Eduardo Bussi y Alfredo De Angeli, y todos los productores y rentistas mal nacidos, es pura coincidencia.

» Cualquiera de estas dicotomías, al generarse en formas inauténticas de existir, genera formas inauténticas de pensar que refuerzan la matriz en qué se constituyen. La existencia, en tanto humana, no puede ser muda, silenciosa, ni tampoco nutrirse de falsas pala­bras sino de palabras verdaderas con las cuales los hombres transforman el mundo. Existir, humanamente, es “pronunciar" el mundo, es transformarlo. El mundo “pronunciado”, a su vez, retorna problematizado a los “sujetos pronunciantes”, exigiendo de ellos un nuevo “pronunciamiento”.

  • Buscar nuestra palabra verdadera, Transformar el mundo, es también, ir a contramano de las políticas neoliberales que nos mandaban desde la Usa y Europa. Fortalecer el Estado, recuperar el patrimonio dilapidado en los 90, integrarnos con los hermanos de latinoamérica en el Mercosur y UNASUR, generar Trabajo, recuperar el tejido social agujereado por la injusticia del "Mercado".

» Los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo; en la acción, en la reflexion. Más si decir la palabra verdadera que es trabajo, que es praxis, es transformar el mundo, decirla no es privilegio de algunos hombres sino derecho de todos los hornbres. Precisamente por esto, nadie pue­de decir la palabra verdadera solo, o decirla para los otros, en un acto de prescripción con el cual qui­ta a los demás el derecho de decirla. Decir la pala­bra, referida al mundo que se ha de transformar, im­plica un encuentro de los hombres para está transformación.

  • Los hombres dejaron de hacerse, porque los tapó el silencio, la precarización laboral, el desempleo y la marginalidad. Se llenó de cartoneros la gran urbe, de basurales el conurbano, de hambrientos desperdigados por toda la geografía patria. Y también florecieron los countries y barrios cerrados, bañados por la lluvia ácida de la convertibilidad.
  • Tenemos millonarios (De Narváez, Macri, Biolcati...) que no pueden explicar el origen y multiplicación de sus fortunas.

» El diálogo es este encuentro de los hombres, me­diatizados por el mundo, para pronunciarlo no agotándose, por lo tanto, en la mera relación yo-tú.

» Esta es la razón que imposibilita el diálogo, en­tre aquellos que quieren pronunciar el mundo y los que no quieren hacerlo, entre los que niegan a los demás la pronunciación del mundo, y los que no la quieren, entre los que niegan a los demás el derecho de decir la palabra y aquéllos a quienes se ha nega­do este derecho. Primero es necesario, que los que así se encuentran, negados del derecho primordial de decir la palabra, reconquisten ese derecho prohibiendo que continúe este asalto deshumanizante.

  • Esta es la razón por la cual es imposible que el gobierno nacional pueda dialogar con los radicales, los macristas, los lilitistas, porque "ellos" niegan la pronunciación del mundo a los más pobres, a los jubilados, a los trabajadores, a los pibes desnutridos, a los más perjudicados por las políticas implementadas por "ellos" cuando "ellos" son o fueron gobierno. Y si su intención no es esa, si no quieren silenciar a nadie, con sus actos y dichos, igual son funcionales a los poderosos de siempre y perjudican a los desamparados de siempre.

» Si diciendo la palabra con que pronunciando el mundo los hombres lo transforman, el diálogo se impone como el camino mediante el cual los hombres ganan significación en cuanto tales.

» Por esto, el diálogo es una exigencia existencial. Y siendo el encuentro que solidariza la reflexión y la acción de sus sujetos encauzados hacia el mundo que debe ser transformado y humanizado, no puede reducirse a un mero acto de depositar ideas de un sujeto en el otro, ni convertirse tampoco en un sim­ple cambio de ideas consumadas por sus permutantes.

» Tampoco es discusión guerrera, polémica, entre dos sujetos que no aspiran a comprometerse con la pronunciación del mundo ni con la búsqueda de la verdad, sino que están interesados solamente en la imposición de su verdad.

» Dado que el diálogo es el encuentro de los hombres que pronuncian el mundo, no puede existir una pronunciación de unos a otros. Es un acto creador. De ahí que no pueda ser mañoso instrumento del cual eche mano un sujeto para conquistar a otro. La conquista implícita en el diálogo es la del mundo por los sujetos dialógicos, no la del uno por el otro. Con­quista del mundo para la liberación de los hombres.

  • Es imposible que haya diálogo entre los trabajadores y los que no quieren repartir las ganancias. El diálogo es sinónimo de distribución, de redistribución y de equidad. Si no hay equidad, habrá que buscarla, en un acto creador.

» Es así como no hay diálogo, si no hay un profundo amor al mundo y a los hombres. No es posi­ble la pronunciación del mundo, que es un acto de creación y recreación, si no existe amor que lo infunda. Siendo el amor fundamento del diálogo, es también diálogo.

» De ahí que sea esencialmente, ta­rea de sujetos y que no pueda verificarse en la rela­ción de dominación. En ésta, lo que hay es patología amorosa: sadismo en quien domina, masoquismo en los dominados. Amor no. El amor es un acto de va­lentía, nunca de temor; el amor es compromiso con los hombres. Dondequiera exista un hombre oprimi­do, el acto de amor radica en comprometerse con su causa. La causa de su liberación. Este compromiso, por su carácter amoroso, es dialógico. Como acto de valentía, no puede ser identifica­do con un sentimentalismo ingenuo. Como acto de li­bertad, no puede ser pretexto para la manipulación, sino que debe generar otros actos de libertad. Si no es así no es amor. Por esta misma razón, no pueden los dominados, los oprimidos, en su nombre, acomodarse a la violen­cia que se les imponga, sino luchar para que desapa­rezcan las condiciones objetivas en que se encuen­tran aplastados.

  • No caben dudas al respecto. Solo el camino trazado imprime validez al diálogo: Si vamos para el mismo lado, dialoguemos. Si el propósito de "ellos" es torcer el rumbo, estamos en problemas y se termina la discusión.

» Solamente con la supresión de la situación opre­sora es posible restaurar el amor que en ella se prohibía. Si no amo el mundo, si no amo la vida, si no amo a los hombres, no me es posible el diálogo. No hay, por otro lado, diálogo si no hay humil­dad. La pronunciación del mundo, con el cual los hombres lo recrean permanentemente, no puede ser un acto arrogante. El diálogo, como encuentro de los hombres para la tarea común de saber y actuar se rompe si sus po­los (o uno de ellos) pierde la humildad.

» ¿Cómo puedo dialogar, si alieno la ignorancia, esto es, si la veo siempre en el otro, nunca en mí? ¿Cómo puedo dialogar, si me admito como un hombre diferente, virtuoso por herencia, frente a los otros, meros objetos en quienes no reconozco otros "yo"? ¿ Cómo puedo dialogar, si me siento participante de un "ghetto" de hombres puros, dueños de la ver­dad y del saber, para quien todos los que están fuera son "esa gente" o son "nativos inferiores"? ¿Cómo puedo dialogar, si parto de que la pro­nunciación del mundo es tarea de hombres selectos y que la presencia, de las masas en la historia es síntoma de su deterioro, el cual debo evitar? ¿Cómo puedo dialogar, si me cierro a la contribución de los otros, la cual jamás reconozco y hasta me siento ofendido con ella? ¿Cómo puedo dialogar, si temo, la superación y si, sólo en pensar en ella, sufro y desfallezco? La auto-suficiencia es incompatible con el diálogo. Los hombres que carecen de humildad o aquellos ­que la pierden, no pueden aproximarse al pueblo. No pueden ser sus compañeros de pronunciación del mundo.

  • Cheeeee, Lilita, Cleto, Santo, Maria Laura, Joaquin, Nelson, Alfredo, Eduardo, Felipe, Mauricio, Francisco, Gabriela, Gerardo, Patricia ¿escucharon? Vuelvan a leer, por favor no se pierdan esto, es brillante, luminoso como un arcoiris después de la tormenta... (bah, no lo van a entender nunca.)

» Si alguien no es capaz de sentirse y saberse tan hombre como los otros, significa que le falta mucho que caminar, para llegar al lugar de encuentro con ellos. En este lugar de encuentro no hay ignorantes absolutos ni sabios absolutos: hay hombres que, en comunicación, buscan saber más. No hay diálogo, tampoco, si no existe una intensa fe en los hombres. fe en su poder de hacer y rehacer. De crear y recrear. Fe en su vocación de ser más, que no es privilegio de algunos elegidos sino derecho de los hombres. La fe en los hombres es un dato a priori del diálogo.

  • ¿Tiene el gobierno porteño fe en los hombres, cuando sus políticas de gestión son no inclusivas, utilizando recursos para hacer negocios y descuidando a los más desprotegidos?

» Por ello, existe aun antes de que éste se instau­re. El hombre dialógico tiene fe en los hombres, antes de encontrarse frente a frente con ellos. Esta, sin embargo, no es una fe ingenua. El hombre dialógico que es crítico sabe que, el poder de hacer, de crear, de transformar, es un podér de los hombres y sabe también que ellos pueden, enajenados en una situación concreta tener ese poder disminuido. Esta posibilidad, sin embargo, en vez de matar en el hombre dia­lógico su fe en los hombres se presenta ante él, por el contrario, como un desafío al cual debe responder. Esta convencido de que este poder de hacer y transformar, si bien negado en ciertás situaciones concre­tas, puede renacer. Puede constituirse. No gratuita­mente, sino mediante la lucha por su liberación. Con la instauración del trabajo libre y no esclavo, trabajo que otorgue la alegría de vivir. Sin esta fe en los hombres, el díálogo es una far­sa: O en la mejor de las hipótesis, se transforma en manipulación paternalista. Al basarse en el amor, la humildad, la fe en los hombres, el diálogo, se transforma en una relación horizontal en que la confianza de un polo en el otro es una consecuencia obvia. Sería una contradicción si en tanto amoroso, humilde y lleno de fe, el diálogo no provocase esté clima de confianza entre sus sujetos. Por esta misma razón, no existe esa con­fianza en la relación anti-dialógica de la concepción "bancaria" de la educación. Si la fe en los hombres es un apriori del diálogo, la confianza se instaura en él. La confianza va haciendo que los sujetos dialógicos se vayan sintiendo cada vez más compañeros en su pronunciación del mundo. Si falta la confianza significa que fallaron las condiciones discutidas anteriormenté. Un falso amor, una falsa humildad, una debilitada fe en los hom­bres no pueden generar confianza.

» La confianza im­plica el testimonio que un sujeto da al otro, dé sus intenciones reales y concretas. No puede existir si la palabra, descaracterizada no coincide con los actos. Decir una cosa y hacer otra, no tomando la pa­labra en serio, no puede ser estímulo a la confianza. Hablar de democracia y callar al pueblo es una farsa. Hablar del humanismo y negar a los hombres es una mentira.

  • El gobierno nacional ha dado sobradas señales del rumbo hacia donde se dirige, ha expresado abiertamente sus intenciones reales y concretas. ¿Tiene la oposición (el macrismo, la coalición cívica libertadora, la unión cívica clerical, la sociedad rural, los multimedios de desinformación y sus adláteres) intenciones confiables?

» Tampoco hay diálogo sin esperanza. La esperanza está en la raíz de la inconclusión de los hombres, a partir de la cual se mueven éstos en permanente búsqueda. Búsqueda que, como ya senaláramos, no puede darse en forma aislada sino en una comunión con los demás hombres, por ello mismo, inviable en la situación concreta de opresión. » 

 Paulo Freire






Los que nunca tuvieron la palabra, o la tuvieron muy poco, los silenciados y reprimidos de ayer y de siempre, cuando recuperen su palabra verdadera, llenarán de esperanza el porvenir y con un gesto de grandeza inigualable, se sentarán a conversar con todos los hombres que humildemente quieran transformar el mundo.


En diciembre 2008, escribí esta nota referida al tan mentado tema del DIÁLOGO, y me pareció oportuno revisar lo dicho en aquel entonces, visto que la Presidenta ha hecho un llamado al tan necesario DIÁLOGO entre los argentinos.



Daniel 
Mancuso

viernes, 15 de mayo de 2009

HACÉ CLIC ...



A ver, a ver, ¿Quién dijo...?

«...nosotros deberemos ser capaces de imaginar unos sistemas de comunicación complementarios que nos permitan llegar a cada grupo humano en particular, a cada miembro en particular, de la audiencia universal, para discutir el mensaje en su punto de llegada, a la luz de los códigos de llegada, confrontándolos con los códigos de partida ».

No te pierdas esta nota:
Guerrilleros de la información

(en el blog que venga el día)





martes, 21 de abril de 2009

POLITICA LAVADA, POLITICA COOL

¡Muchachos! ¡Muchachos! Entendí una nota de Horacio González. ¡Sí, lo hice! En la nota publicada en Página 12, titulada Política facial, Horacio González (sociólogo, ensayista y director de la Biblioteca Nacional) analiza excelentemente el discurso de campaña de Francisco De Narváez. Y hasta la entendió mi tía Eva. Dale, probá vos también, fijate como el Horacio desmenuza el discurso aguachento del colorado cool...


« El habla del candidato de Unión-PRO como emergente de una sustitución: el carácter complejo y conflictivo de lo biográfico y lo social reemplazado por las expresiones prefabricadas del saber técnico publicitario ».


¿Vieron la publicidad de De Narváez en la televisión? Sí, una más de un político que vende un sedativo, tranquilidad asegurada, no-crispación. Pero no. No es solo eso. Lo que dice y el modo en que lo dice es muy grave. Si me permiten exponerlo así: atenta contra la seguridad. No cualquier seguridad –no le escapo a esa discusión–, sino a una que nos interesa sobremanera. La seguridad de encontrarnos, en medio de las divergencias propias de la historia nacional, en el terreno del reconocimiento de un lenguaje socialmente vivo. Forjamos nuestra propia lengua inmersos en ese lenguaje. En cambio, la del señor De Narváez implica el fin de un ciclo histórico. La cancelación del idioma social de la política que formó generaciones enteras de ciudadanos.

Su cara higienizada, sus palabras balsámicas, su toque sosegado de pastor sermoneando robóticamente al fin de la noche, hunden el modo distintivo de la multívoca lengua nacional. No la lengua que represente alguna identidad específica, sino la que con sus implícitos, residuos y rezongos permite conocernos y disentir. La lengua que faculta el trasiego y la agitación de las singularidades. La que sostiene el modo de hablar real y lo que por ventura se escribe en nuestros panfletos, poemas o novelas. Como indagación subjetiva o como tañido legendario. Es esa lengua la que queda anulada cada vez que De Narváez suelta sus frases torneadas en recámaras especializadas.

No es de ahora, pero algo terrible ha sucedido y quizá no lo percibimos. Pareciera que atravesamos el capítulo final de una forma del habla política argentina. Escuchen la publicidad de De Narváez. Un currículum etéreo: el padre, los hijos, la fortuna hecha trabajando. Una receta de querubín: sumar y no confrontar, fórmulas fáciles de los redactores de laboratorio. Y una paradoja patriarcal. “Vengo a ayudar” dicho en primer lugar. Pero agrega: “ayúdenme”. Nunca nadie que haya decidido “venir” dijo que lo hacía apenas para ayudar y encima burlándose, pidiendo en seguida que lo ayuden. Lavativas verbales que aparecen en el lugar de lo que sabemos que es lo político, en su verdad profunda. Una convocatoria asumida en tanto riesgo liminar. En cambio, el círculo ayudador-ayudado es superficial, ficticio. Esta estructura cierra las intenciones colectivas. Destruye de por sí lo político y todas las demás significaciones activas de la vida.

Este despojamiento autobiográfico sustituye a lo siempre problemático de una existencia. ¿No tuvo la política argentina ejemplos de “vidas problemáticas”? A ellas siempre nos atuvimos: la de Yrigoyen, Lisandro de la Torre, Deodoro Roca, Perón, Cooke, Alfredo Palacios, Scalabrini Ortiz, Alfonsín, vidas rugosas, repletas de alternativas y dilemas. Pero ahora se nos anuncia el reinado de una homilía publicitaria probada en los precintos de la construcción artificial de vidas. Con ella se desea suplir la fuente misma de la política. ¡Otra que una marca de cartera, un inocente perfume caro o una cosmética acentuada!

La fuente del vivir problemático quiere ser suplantada por el vivir sin vibraciones. Algo turbio se cierne sobre el país. La biografía televisiva de De Narváez es una efigie “aproblemática” pero paradójica. Dice mucho pero no sabemos quién es. ¿Puede ayudar alguien del que no sabemos cuáles fueron sus pliegues y vaivenes? Pero no, no es un olvido. Es una omisión que implica toda una elección teórica, casi una epistemología. Es que un fetiche ahora vacío, desvitalizado, reemplazó el intercambio social por una red de ayuda: “vengo a ayudar”, “ayúdenme”.

Sí, escúchenlo bien y avergoncémonos. Esta deshonra nosotros la permitimos, aceptando pasivamente que sea normal que alguien hable de ese modo en las luchas políticas. Se trata de un acto final de la lengua política recibida, con la que hablábamos de trayectorias, programas y memorias. A este triste capítulo póstumo de la política historizada, la sociedad argentina lo viene construyendo paso a paso, a cada fracaso de la democracia efectiva, a cada avance irresponsable de un conservatismo de sociedad cansada, con el miedo tatuado en su pescuezo.

Cuando en una nación fracasa la lengua articulada con la que se fundó la política, aparecen las pobres magias de alambique, tomadas de discursos seudoevangélicos, pero pasados por siglos de venta ambulante, metrajes copiosos de prédica publicitaria y deshistorización brutal de los enunciados. Así operan los nuevos monjes de trastienda que ayudan a los neo-políticos sin historia. “Ayudar.” ¿No nos da vergüenza atrofiar en nombre del mero “ayudar” las fuentes de la política, que descansan en el compromiso, la pasión y la capacidad de afrontar la adversidad? A mí me gusta ayudar a un amigo o a un peatón anónimo que tropieza en la vereda. Pero ese gentil sentimiento se transforma en grajea innoble cuanto intenta sustituir las inflexiones de la historia.

Nos insulta, señor De Narváez, cuando con su rostro seráfico nos propone la ayudocracia en vez de la política de ideas. Su aire angelical para anunciar el desmantelamiento nos evoca un aciago fracaso colectivo. Nos propone el socorro mutuo en vez de la discrepancia lúcida. Reinaría por doquier su acertijo vil –“vengo a ayudar” para que me “ayuden”– en vez de la difícil interacción de los pensamientos sociales en un mundo social quebrantado. La mentira –escúcheme– no es una forma de conciencia ni una incoherencia buscada. Es lo que puede mostrar la totalidad lisa de un rostro que nada sabe de su potencial intimidatorio. Su política del rostro ni siquiera puede verse como mala fe, pues tiene la fuerza de una candorosa maniobra para clausurar legados y compromisos.

No tengo nada contra los tatuajes. Son narraciones de nuestra piel, muchas veces profundas alegorías de nuestro tiempo que traemos a los pobres territorios de nuestro cuerpo. Pero el alisamiento facial absoluto, el hablar maquinal sin inflexiones, presupone que es peligroso decir algo sustantivo y con marca de identidad social reconocible. Con usted se palpa ese peligro, De Narváez. Lo único que sorprende es el asomo de un tatuaje en su cuello, marca enigmática y escénica de carácter conjetural. No es descifrable a simple vista televisiva. Pero se avizora como la punta insinuante de un pañuelo perfumado. Eso es lo amenazador, con buen perfume de tendero afortunado, sobrador. Allí se muestra el peligro que su lengua ascética de la ayudología se niega a revelar.

Esos ideogramas que asoman por el cuello de la camisa quizá sean los nuevos jeroglíficos que anuncien cómo se organizará el Estado que surgirá cuando los “no-crispados” triunfen, si triunfan. Bajo las túnicas almidonadas y la fisonomía sin poros, emergen lateralmente los místicos sellos epidérmicos. Advierten un nuevo cilicio social, en nombre de la razón sin convulsiones. Una nueva intolerancia en nombre de los alfileres de acero en el mapa de seguridad. Si no reaccionamos, todo un país puede ser envuelto en su impotencia e incuria, marchando alegremente hacia el fin de su propia historia.

Numerosísimos políticos peronistas, radicales o socialistas, con todos sus achaques conocidos, habían conservado sin embargo ciertas huellas de propiedad lingüística. En el corazón último de su charla todavía se exhibía el guiño deshilvanado de sus convicciones. Ahora están dispuestos a aceptar que las cosas están así, inodoras e insípidas. Narvaizadas. Salidas de los púlpitos lúgubres de la televisión profunda. No de la que hay que respetar, mejorar y en muchos casos refundar. ¿Quieren el poder? ¿Dar por terminada la crispación? Entonces, deberá ser válido para muchos políticos profesionales dejar de ser ellos mismos, ya que toda una sociedad ha dado pasos agigantados para saldar toda su historia en un espejo esterilizado. Disipada, sin que nuevas denominaciones surgiesen.

Así, una asombrosa corriente de ideas ha sustituido el juego político heredado, ese mismo que hay que transformar para que a su vez transforme. Como en la tragedia griega, parecería que todo crimen civil fuese manifestación de un destino inducido desde el vientre del Estado. Su repercusión sin mediaciones debería arrasar al propio Estado culposo. Quedaría, al fin, la policía. Con ello se liquida la política, la legislación, la vida pública autónoma y la justicia en nombre de un nuevo totalitarismo semántico. Veremos desfilar falanges populares rezando por el credo reaccionario que destila un rostro sin vestigios de ninguna historia. En el mejor de los casos, puede ser que allí también reconozcamos el naufragio de la historia de todos nosotros cada vez que estuvimos distraídos. Carentes de ideas. Recelosos ante el compromiso y aceptando el monograma desabrido de los mercaderes. Ese tatuaje con que se desea borrar todos los rastros populares. Precisamente lo que hay que reconstruir.


¡ME DEJÓ SIN PALABRAS!,¡¡¡GRACIAS HORACIO GONZÁLEZ!!!




Daniel Mancuso


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