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lunes, 12 de diciembre de 2011

TARAMBANA




Fuimos un poco locos, un poco soñadores, y hasta quisimos ser Presidentes o astronautas.

La niñez, la adolescencia, son momentos de mucha contradicción.
Si era difícil ser chico, con curas y milicos quemándote la cabeza, peor era ser hijo de, de cualquiera importante, ser el hijo de la maestra, el hijo de la directora, el hijo del presidente de la cooperadora, el hijo del doctor. Había que ser más aplicado, más educado, ejemplo para los demás, para honrar a Papá o a mamá importantes.

Y sin embargo, esos eran los peores, malhumorados, irrespetuosos, tercos, individualistas, pedantes y muy reaccionarios. Total, el prestigio paterno los salvaba, los protegía, los alejaba del escándalo. Si algo salía mal, siempre había un correveidile chupamedias que tapaba todo lo que hizo el nene, y a otra cosa.

Todos ─quien más, quien menos─ hemos sido adolescentes inquietos, un zascandil insoportable, un botarate solitario. Unidos a nuestros compañeros de tropelías, en efervescencia continua, nos volvimos alocados e imprudentes, irreflexivos, calaveras. Hacíamos el ring raje, a las 2 de la matina, o pateábamos los tachos de basura, medio borrachos volviendo de un cumple de 15, a pura jarana.

Pero el tiempo pasó, y crecimos. Salvo alguno que se quedó en la edad del pavo, ese que no aprendió, no escuchó, no entendió, o no quiso aprender. Los bigotes y el cabello se ponen, blancos, y algunos se dan la biaba para tapar el almanaque, pero queda el tic, la muletilla, el gesto que te deschava, te muestra como cuando pibe, malhumorado, irrespetuoso, tercos, individualista, pedante y muy reaccionario, como los hijo de...




Daniel Mancuso

viernes, 11 de noviembre de 2011

LA PRIMA COSA BELLA IMPERDIBLE




¿Qué vamos a buscar cuando vamos al cine?

Emociones. De diversos colores, cada loco con su tema, pero si la comunión entre la pantalla y la platea es un torbellino de pasiones sorpresivas, involuntarias, profundas, el éxito está asegurado. El éxito como sinónimo de placer, no de lucro. Si no te pasa nada, si te dormís o te aburrís, y te vas, o si llegás al final, a desgano, al poco tiempo te olvidaste de lo que viste.

Están los que quieren bombas y explosiones, efectos especiales, rayos y centellas, laser y tecnología de punta. Están los que buscan un repentino incremento de la frecuencia cardíaca, la contracción de los vasos sanguíneos, la dilatación de los conductos de aire, y la participación en la respuesta lucha o huida (estrés) del sistema nervioso simpático, ante escenas amenazantes o de demanda incrementada ante el terror inducido. Están los de lágrima facil y finales felices con romántica construcción de obviedades. Están los suspensos y los eróticos, los raros y los ilustrados...

Están las películas como «La prima cosa bella», que te llegan al corazón, te atraviezan el alma, te conmueven desde la base, donde el amor ─como dice Norberto Levi: "no es una emoción conflictiva sino una calidad de energía, una calidad de interacción, esa interracción que se manifiesta en todos los planos y en última instancia es la que posibilita la vida. Es posible reconocer esa esencia amorosa aun en las emociones más conflictivas y percibir además, las vicisitudes que dicha energía recorrió hasta convertirse en la respuesta destructiva actual" es protagonista en todas sus complejas dimensiones intrafamiliares, esas que nos acompañan durante toda la vida: tu vieja, tu viejo, los pifies de ambos, entre ambos, tu hermano, tu hermana, tus frustraciones, tus deseos, la alegría, la muerte cruda, indefectible, liberadora. En medio de esos amores, la lucha hacia adelante en un camino esperpéntico, inverosimil, como en las películas con buenos guiones que le roban ideas a la vida.






Daniel Mancuso

miércoles, 20 de julio de 2011

LOS AMERICANOS... LOOOS AMERICAAANOOOS





«No llegarón a la luna, sólo hicieron una película antes que los rusos, y tuvieron un éxito terrible. Las torres las tiraron ellos mismos. Las armas de destrucción masiva las tienen ahí, las fabrican en su casa y las venden en el mercado negro»

uno que sabe



Una de las películas que más me impactó en mi adolescencia fue Capricornio 1, allá lejos y hace tiempo. La vi en el cine "Select" de la calle Rosales ─uno de los tantos cines de barrio que desapareció con el tsunami Neoliberal que arrasó estas tierras─, una tarde, en Remedios de Escalada.

El asunto es así: la peli ─hecha por estadounidenses, cuando Michael Moore aún jugaba a las bolitas─ plantea que todo es una gran farsa filmada en unos galpones secretos y difundido como la gran hazaña de la humanidad (pero con la banderita yanqui, obviously). Conclusión: los norteamericanos son unos mentirosos ─eso nadie lo duda─ mienten y siguen mintiendo, y todo el planeta hace como que no se da cuenta. Cuando algún loquito dice: "el rey está desnudo", todos se le cagan de risa al valiente irresponsable, y después, intentan taparle la boca para que no siga. Fin.

Otra película made in usa: Con las bombas atómicas de la Masacre HIROSHIMA Genocidio NAGASAKI los yankis se sacrificaron para defender a la humanidad de la violencia indiscriminada de la gente mala, y de miles de muertes inocentes. Varias década después, dijeron que fue terrible haberse visto obligados a tirar las bombas, pero lo hicieron para evitar mayor número de víctimas...

Otras producciones: Con la guerra de Vietnam mataron bosques, incendiaron aldeas y asesinaron sucios campesinos para defender al mundo del comunismo. Quisieron invadir Cuba, pero invadieron Granada; la isla grande está controlada, la bloquean desde hace medio siglo. Luego vino Irak, Afganistán, Pakistán...

Ahora, en 2011, están bombardeando al pueblo libio para defenderlos de la tiranía de Kadafi (con amigos así no hace falta tener enemigos). El presidente Barack Obama trabaja duramente por la sociedad libia y les envía con fe republicana LAS BOMBAS DEL PREMIO NOBEL DE LA PAZ.



1
Desde el principio, existen unas Teorías de la conspiración de los alunizajes del Programa Apolo que afirman que todo es una patraña. Tienen controversias con la historia oficial, con algunas fotografías, y refieren al contexto de Guerra Fría en el que se ¿produjeron? los alunizajes. Por supuesto, algunos científicos, técnicos e interesados en la historia de la exploración espacial han dado explicaciones racionales a las controversias, y rechazan las críticas calificándolas de infundadas y de no poseer rigor científico alguno. Pero las cosas no cierran. Parecen las explicaciones de Macri sobre el excomisario Jorge “El Fino” Palacios como jefe de la policia Metropolitana.

En Argentina, sabemos de qué se trata. Mauricio Macri también niega las acusaciones que se le hacen por su desastrosa gestión de Gobierno, y él sigue siendo un inoperante, aunque saque el 47 % de los votos emitidos el domingo 10 de julio...

  • Aunque la reacción inicial de la NASA ante las acusaciones fue de indiferencia general, finalmente encargó en 2002 al ingeniero espacial y escritor James Oberg la publicación de un libro en el que se refutaran las afirmaciones de conspiración. Pocos días después, la NASA se retractó, por miedo a la mala publicidad. Oberg anunció que continuaría con el libro de manera independiente, analizando también en él, los orígenes socioculturales de las «teorías» sobre conspiraciones.

    Philip Plait, uno de los más entusiastas refutadores de las creencias sobre conspiraciones acerca del viaje a la Luna, dice que sería apropiado que la NASA diera respuesta a las preguntas hechas, y según él, la NASA se niega a responder a las preguntas de los acusadores porque considera de «escasa dignidad» el verse obligada a hacerlo. (Macri hace lo mismo)

    Por otro lado, James Oberg afirma que la reacción oficial de la NASA en la televisión ha sido bastante torpe y contraproducente cuando Brian Welch, un alto funcionario del departamento de relaciones públicas de la NASA, afirmó que todas las acusaciones eran falsas pero no se molestó en proporcionar demasiada evidencia...


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La historia oficial: Apolo 11 es el nombre de la misión espacial que Estados Unidos envió al espacio el 16 de julio de 1969, siendo la primera misión tripulada en ¿llegar? a la superficie de la Luna. El Apolo 11 fue impulsado por un cohete Saturno V desde la plataforma LC 39A y lanzado a las 10:32 hora local del complejo de Cabo Kennedy, en Florida (Estados Unidos).

La tripulación del Apolo 11 estaba compuesta por el comandante de la misión Neil A. Armstrong, de 38 años; Edwin E. Aldrin Jr., de 39 años; y Michael Collins, de 38 años. La denominación de las naves, privilegio del comandante, fue Eagle para el módulo lunar y Columbia para el módulo de mando.

Dicen que el comandante Neil Armstrong fue el primer ser humano que pisó la superficie de nuestro satélite natural el 21 de julio de 1969 a las 2:56 (hora internacional UTC) al sur del Mar de la Tranquilidad (Mare Tranquilitatis), seis horas y media después de haber alunizado.



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El 11 de sptiembre de 2001, los inefables "americanos" devinieron en víctimas. Pero pusieron en las pantallas del mundo la mejor película de acción engendrada desde los inicios del arte cinematográfico. La superproducción no se hizo en un estudio de filmación, sino en plena ciudad de Nueva York: HUMO Y TORRES GEMELAS.



6
Me acordé de todo esto porque hoy, algunos habitantes de este planeta conmemoran el día del amigo debido al aniversario del supuesto alunizaje yanqui. Yo no me la creo, ¿y vos?

Además, no es posible festejar nada, a partir de lo que hayan producido, inventado, o generado los padres del TERRORISMO GLOBAL.

Es una cuestión de piel, ¿viste?







Daniel Mancuso

viernes, 22 de enero de 2010

DEPRESIÓN



Tengo una tía que vive deprimida desde que murió su hijo Alberto, hace 30 años. Tuve una madre que se deprimía seguido. La anoté en un gimnasio y aprendió a pedalear a los 70, en la bicicleta fija, y se olvidó de todo. Parecía una nena con chiche nuevo. Tengo una amiga depresiva, un vecino depresivo, un pasado depresivo. Hasta me escapé de una novia subacuática que llamaba a su analista desde Villa Gesell, todos los días, para exorcizar su angustia existencial, ella sentía una cosa acá (en su pecho) que le quitaba el sueño. Un topo doliente, una porquería.

Yo también, alguna vez, anduve recorriendo tristezas. Dormía mucho cuando podía, me desvelaba bastante y me dolía todo, al despertar. Y volvía a empezar sin encontrarle la vuelta a una nube de contrariedades que me mareaba los días y me ponía irascible, amargado. A otros les pega distinto, ya sé. Cada loco con su tema.

Lo que infiero de la observación de los otros y de lo que rescaté en el espejo, es que hay demasiado ombligo dando vueltas. Cada cual tiene uno bien grande que le ocupa los pensamientos más de la cuenta. Y entonces desaparece el mundo, y quedamos solitos navegando en un mar de ansiedades y sufrimientos inenarrables. Naufragamos y nos ahogamos en las propias lagrimas que nos asfixian pero no mucho, para poder seguir ahogándonos en un círculo vicioso de adicciónes autocomplacientes, lástima por nosotros mismos, una sobreactuación inconciente para que se note que sufrimos, construcción de una caparazón selectiva y antojadiza, histeria adolescente o gataflorismo crónico.

Dejando de lado los componentes genéticos y/o bioquímicos, los loquitos sueltos que andan por el mundo, pueden trabajar sobre la propia estupidez y tratar de ser felices. No te agarres la cabeza. ¿Querés una piqueta para abrirla?... es un chiste, che.

Si la cueva de nuestra individualidad esta cerrada por reparaciones, de vacaciones o clausurada, difícil que entre alguien. Sufrir es un ejercicio que necesita mucha concentración, y el otro te distrae. La soledad es lo mejor para estar deprimido, nadie pregunta, nadie molesta.

¿No te interesa lo que me pasa? Qué vida de mierda. Dejame en paz, ¿querés? Ay ay ay.

NO fue, no está, no se dio, se terminó, nunca más... por qué, por qué, por qué. A veces, los por qués obsesivos lastiman inutilmente. Ya está, qué hago con esto ahora, cómo resignifico para avanzar y no quedarme regodeándome en la duda, el silencio, la inacción, el miedo, la tristeza.

¿Estaría deprimido el Che en la sierra? ¿Tendrá tiempo de deprimirse el obrero, el albañil? Si tenés que sobrevivir no podés distraer recursos. ¿Será la depresión una deformación burguesa originada en el sinsentido de una vida inauténtica? ¿Cuándo dejé de disfrutar lo que hago? ¿NO tendré demasiado Pasado ocupando mi presente? ¿O demasiado consumo llenando mis vacíos? ¿O demasiado trabajo, estudio, lo que sea, apabullando mis tribulaciones, retroalimentándolas, recreando congojas?

No son preguntas antojadizas. Es que, si el afuera nos ocupa y nos estimula, se rompe la cáscara que nos aisla y ya no fermentan los malos sentimientos. El aire y el sol no se llevan bien con la melancolía. Y los otros, los demás. El mundo son los otros. Sin los otros, qué pobre vida nos queda. Si no interactuamos y nos dejamos atravesar por la energía extranjera que promueve las ganas de vivir, y expandirnos plenos de felicidad creadora, porque estamos demasiado ocupados en sufrir y hacernos mierda, habremos hecho una mala elección.

Y al fin de cuentas, cada uno elige su propio infierno.


Daniel Mancuso


jueves, 14 de enero de 2010

ALGO PERSONAL



Cuando se moría la dictadura, mi hermano y yo estábamos trabajando en el club de nuestro barrio, Talleres, en la comisión de Cultura. Era díficil tratar de romper la inercia de un club de futbol, donde lo único que importaba era lo que pasaba en la tabla de posiciones. Las actividades deportivas tradicionales estaban muy por debajo de la prioridad principal: el campeonato de la B. Después, venían la pileta (la estrella), el buffet (imprescindible), los socios vitalicios (los intocables). Allá atrás de todo, en el fondo... las actividades culturales, una obra obra de teatro, toda esa pavada.

De todas formas, no íbamos a aflojar, se venía la democracia y eso no era poca cosa. Se nos ocurrió repartir unas revistitas gratuítas con el fixture, un poco de información del equipo y algunos textos de Galeano o Benedetti. En los entretiempos de los partidos de primera, cuando Talleres jugaba de local, empezamos a poner música, hacíamos la locución en el estadio y le poníamos onda de radio abierta a esos largos 15 minutos, hasta que empezaba el segundo tiempo.

Un sábado pusimos a la negra Sosa, otro sábado al Cuarteto Zupay. Los parlantes del estadio perfumaban el aire con un poco de libertad. Las melodias se mezclaban con el humo de los choris y alegraban la tarde. La cosa parecía funcionar, a través de la música íbamos perdiendo el miedo y tratábamos de compartir un poco de poesía con la tribuna. Una tarde, de no me acuerdo qué partido, sonó "Algo Personal" de Serrat. Al terminar el partido, nos interpela Gerardo Lanata, el presidente del club, a la sazón juez en Lomas de Zamora. Su enojo se debía al reproche del comisario de Remedios de Escalada, quien se sintió ofendido debido a nuestro mal gusto al poner la canción del catalán. Lanata sabía que no éramos ingenuos y que las canciones no eran casuales. Nos pidió la renuncia y nos tuvimos que ir de la comisión de Cultura. Supusimos que nuestros compañeros se iban a solidarizar con nosotros e iban a renunciar en masa: Nada. El no te metás ganó otra vez. También, ganó el Comisario.






Probablemente en su pueblo se les recordará
como cachorros de buenas personas,
que hurtaban flores para regalar a su mamá
y daban de comer a las palomas.

Probablemente que todo eso debe ser verdad,
aunque es más turbio cómo y de qué manera
llegaron esos individuos a ser lo que son
ni a quién sirven cuando alzan las banderas.

Hombres de paja que usan la colonia y el honor
para ocultar oscuras intenciones:
tienen doble vida, son sicarios del mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.

Rodeados de protocolo, comitiva y seguridad,
viajan de incógnito en autos blindados
a sembrar calumnias, a mentir con naturalidad,
a colgar en las escuelas su retrato.

Se gastan más de lo que tienen en coleccionar
espías, listas negras y arsenales;
resulta bochornoso verles fanfarronear
a ver quién es el que la tiene más grande.

Se arman hasta los dientes en el nombre de la paz,
juegan con cosas que no tienen repuesto
y la culpa es del otro si algo les sale mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.

Y como quien en la cosa, nada tiene que perder.
Pulsan la alarma y rompen las promesas
y en nombre de quien no tienen el gusto de conocer
nos ponen la pistola en la cabeza.

Se agarran de los pelos, pero para no ensuciar
van a cagar a casa de otra gente
y experimentan nuevos métodos de masacrar,
sofisticados y a la vez convincentes.

No conocen ni a su padre cuando pierden el control,
ni recuerdan que en el mundo hay niños.
Nos niegan a todos el pan y la sal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.

Pero, eso sí, los sicarios no pierden ocasión
de declarar públicamente su empeño
en propiciar un diálogo de franca distensión
que les permita hallar un marco previo
que garantice unas premisas mínimas
que faciliten crear los resortes
que impulsen un punto de partida sólido y capaz
de este a oeste y de sur a norte,
donde establecer las bases de un tratado de amistad
que contribuya a poner los cimientos
de una plataforma donde edificar
un hermoso futuro de amor y paz.







Daniel Mancuso


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