viernes, 12 de agosto de 2011

CLARÍN Y LA NACIÓN: TERRORISMO ARGENTO



Clarín y La Nación siguen su furiosa campaña opositora a pesar de la veda electoral.

Hoy, el gran manipulador argentino publica que estamos peor que en 2008, con las plumas de 3 impresentables: un radical que puso Duhalde en Economía hasta que Kirchner lo desplazó en 2005 (Roberto Lavagna); un usurero empleado del FMI (Claudio Loser); y a un exministro de Educación de Fernando De la Rua, economista neoliberal y colaborador del abyecto exministro Domingo Cavallo (Juan José Llach).

NO vamos a perder el tiempo considerando o analizando nada de lo que digan los representantes de la ortodoxia económica nacional e internacional, esto es, los agoreros que proponen ajustes y políticas neoliberales, subordinadas al Fondo Monetario Internacional (FMI), y los mercados finacieros que tantas penurias ocasionan a los pueblos del mundo: Estados Unidos, Grecia, España, Portugal, Italia, Chile, Gran Bretaña, Israel...

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NADA ES GRATIS,

OÍDOS SORDOS EN ISRAEL,

UNASUR Y LA CRISIS DEL CAPITALISMO

LEJOS DE LA TEMPESTAD



Ayer, el editorial del diario de la oligarquía alertaba sobre los nubarrones y tempestades que se avecinan si persisten las políticas K.


(...) La Argentina, a pesar de su aislamiento financiero, no está exenta de las consecuencias de esta crisis. Sin embargo, el grado en que pueda ser afectada dependerá de la profundidad de la crisis internacional y de las políticas que se apliquen localmente. Es claro que un fuerte proceso recesivo mundial nos afectará con una caída de nuestras ventas, producto de la contracción del comercio mundial.

Pero también podría obtener ciertas ventajas económicas. Debe recordarse que en el marco dramático de la Segunda Guerra Mundial, nuestro país aumentó sus reservas y creció económicamente. (¿Reivindicación del primer peronismo?)

Esta nueva crisis probablemente reducirá las oportunidades de inversión en los países centrales. Tanto por la previsible recesión en Europa y los Estados Unidos, como por el mantenimiento de muy bajas tasas de interés, los ahorristas y las empresas continuarán mirando oportunidades en las economías emergentes.


La Argentina podrá desperdiciar esta oportunidad como lo ha hecho en la última década, (¿está todo mal lo que hizo el kirchnerismo?) o bien podrá corregir los graves agravios institucionales y hacerse elegible para inversiones directas y financieras. Para ello deberán restablecerse las relaciones financieras con el mundo aceptando sus reglas (¿vaselina o condón lubricado?) y acordando con el Club de Paris para salir del default residual. Deberá acabarse con el falseamiento fraudulento de estadísticas, con la manipulación judicial y con la corrupción desembozada. Deberá revertirse el actual déficit fiscal para asegurar control monetario y solvencia de mediano y largo plazo. Exponer la inflación más alta del mundo no es un buen argumento para convocar inversiones. (¿quién genera los aumentos de precios: Cristina o los empresarios amigos de Bartolomé Mitre?)

Es probable que en un contexto de crisis internacional no se vean tan afectados los precios de las materias primas alimenticias. Allí estará la Argentina si no persiste en políticas como las que han perjudicado la producción de carne, trigo o leche, por dar algunos ejemplos. (¿quieren ganar más? ¿quieren quedarse con todo como en los 90?) La insistencia en utilizar el dólar como ancla antiinflacionaria pero sin atacar sus causas, está produciendo un creciente retraso cambiario que nos puede excluir de los mercados de exportación en los que tenemos ventajas.

El mantenimiento del denominado modelo K nos expone a sufrir las consecuencias de la crisis internacional cuando podríamos eludirlas y hasta aprovecharlas. (¿Hay que eliminar al Estado que se mete en los negocios de las grandes corporaciones?) La proximidad de las elecciones generales permite abrigar la esperanza de que haya cambios en las políticas, cualquiera sea el resultado.


Como siempre lo hacen, critican impunemente a la mano que les da de comer. Este modelo de crecimiento e inclusión les molesta. Son insaciables. Quieren más y más y más, quieren todo, libre mercado, ajuste, eliminación de las retenciones, más ganancias, ninguna restricción, entrada de capitales sin intervención del Estado que todo lo arruina (la fiesta neoliberal que tantas alegrías les dio). Ahora redoblan la apuesta, sienten que si Cristina es reelecta, se profundizarán las medidas que afecten sus aspiraciones de un país subordinado a las reglas de mercado.

De acá a octubre, seguirán atentando con sus bombas mediáticas para demoler las pocas resistencias de aquellas conciencias dormidas que sueñan las pesadillas editorializadas desde las usinas reaccionarias, a ver si pueden demorar la derrota.

Todavía no se dieron cuenta que esto no se detiene.

Hay crispación en los pasillos del establishment.




Daniel Mancuso

2 comentarios:

Daniel dijo...

Deuda a los privados; 16% del PBI y en descenso. Un numerito nomás.

Ikal Samoa dijo...

Deuda Argentina en 2003: 160% del PBI.
Deuda Argentina en 2011: 30% del PBI.
Algunos no saben con que más mentir.
Un saludo,
Ikal

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