El lunes 3 de mayo de 2010, la directora y accionista mayoritaria del grupo monopólico CLARIN se rajó en avión hacia Uruguay. Dos días después, el miércoles 5 de mayo, desde el aeropuerto de Carrasco, Montevideo, Ernestina Herrera de Noble emprendía la nueva fuga hacia los Estados Unidos de Norteamérica.
¿Ernestina Herrera de Noble pretende iniciar una campaña de victimización como una perseguida política de las autoridades argentinas por ser la imagen y la historia de la libertad de expresión en la Argentina?
Así se bajan los sumarios, los títulos y las orientaciones editoriales. Así arengan los directivos a los empleados del grupo. Así trabajan con algunos corresponsales extranjeros en la Argentina a los que pretenden separar de la asociación que los nuclea, incluso proponiéndoles que pongan su sede en el edificio de Adepa (Asociación de Empresarios Periodísticos de la Argentina) y operan para que los despachos periodísticos se sumen a la supuesta cruzada contra la libertad de expresión en Argentina.
La cruda realidad es que el viaje de Ernestina Herrera de Noble fue planeado como una jugada de ajedrez. La semana anterior, era inminente que el análisis de las muestras genéticas de Felipe y Marcela Noble Herrera, sus hijos adoptados irregularmente, avanzaba después de ocho años de frenos. Entonces, la directora de Clarín, el CEO del grupo, Héctor Magnetto, y sus abogados, convinieron en que ellos firmaran una solicitada y luego se presentaran en un video cuyos textos fueron escritos por un ejecutivo de la segunda línea del grupo y mejorados por la agencia publicitaria de Carlos Souto. Felipe y Marcela eran expuestos públicamente y su madre preparaba las valijas para un viaje que no tiene fecha cierta de regreso. Sencillamente porque los asesores letrados de la directora de Clarín advirtieron hace tiempo que, de comprobarse que Felipe o Marcela –alguno de los dos o ambos– resultaran hijos de desaparecidos, el procesamiento de Ernestina es irremediable.
Todas las causas tramitadas en los juzgados federales por apropiación ilegal de hijos de desaparecidos resultaron con la incriminación de los apropiadores y, en la mayoría de los casos, con condenas firmes...
Desconcierto. Ante los rumores de que quien dirige el diario desde hace 42 años se había ausentado de la Argentina, el hermetismo empresarial es completo. El desconcierto no se debe sólo a que hace 48 días que Ernestina Herrera de Noble no está en el país sino por los evidentes motivos de su viaje. Quienes escriben en Clarín, o tienen programas en Radio Mitre, Canal 13, TN o muchos otros medios del grupo, se plantean un gran dilema ético.
La tarea periodística consiste, básicamente, en proveerse de información para buscar y preservar la verdad para luego transmitirla de una manera clara y accesible para los lectores o audiencias. En su condición de trabajadores rentados por una empresa, los periodistas no tienen responsabilidad de los negocios de los empresarios. Hasta aquí las generales de la ley. Lo que sucede con el Grupo Clarín es diferente. Desde hace muchos años, sus trabajadores saben que la dueña adoptó irregularmente a sus dos hijos. También saben de los esfuerzos de sus ejecutivos por frenar la identificación biológica de ellos.
Y ahora saben, o al menos se enterarán por este artículo, que Ernestina Herrera de Noble, ante la inminencia de los resultados en el Banco Nacional de Datos Genéticos, eligió irse subrepticiamente de la Argentina...
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Daniel Mancuso
2 comentarios:
Buen post Mancuso. Un abrazo grande.
Cuando leí por primera vez que Ernestina se había fugado, pensé que era una versión y punto. Después de esta nota de Anguita veo que el Grupo está muy contra las sogas. Un abrazo.
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