Esa mañana estaba nervioso, movilizado por dentro y por fuera. Iba a hablar por primera vez en una Audiencia pública, nada menos que en la Cámara de Diputados, en defensa de la futura Ley de Medios. Pero sabía que no era eso, no me importaban los micrófonos, cámaras, asesores, legisladores, periodistas y asistentes, no, era otra cosa. Eran las voces que me acompañaban. Me latían susurros secuestrados detenidos desaparecidos. Me cantaban a coro un poema libertario. Me vibraban silencios de vigilias épicas. No era yo quien hablaría, serían las voces silenciadas en tantas masacres olvidadas. Y sin embargo, lo que fuera a decir no estuviera a la altura de los acontecimientos, fuera apenas una mediocre exposición militante, un suspiro. Tampoco importaba. Nadie podía desestimar ese momento único de la batalla cultural que estábamos remando.
Iba en el 151, con mi pequeño tesoro adentro de la mochila. Ese texto había sido corregido una y otra vez, queriendo expresar toda la emoción contenida, todas las imágenes que viajaban en el tiempo y se amontonaban en ese presente de lucha y esperanzas. Llegué temprano. Vi un hueco entre los asientos y me senté esperando mi turno. Al lado, una sonrisa cálida me recibió amistosamente, era el Turco Osvaldo Tangir, a quien no conocía todavía. Después, nos encontraríamos, junto a otros compañeros, en el MPB.
Y escribí, evocando ese momento: «Estuve en el Congreso, en las audiencias públicas sobre la Ley de Medios. Sentí una enorme emoción, sentí que hablaba en nombre de los compañeros, ni tibios ni contemplativos, sino resistentes, inclaudicables y combativos. Me estaban mirando desde algún lado, y me decían: fuerza, fuerza cumpa, la lucha es larga... Estaban los de antes y los de ahora, estábamos, estamos dando una batalla más...».
Iba en el 151, con mi pequeño tesoro adentro de la mochila. Ese texto había sido corregido una y otra vez, queriendo expresar toda la emoción contenida, todas las imágenes que viajaban en el tiempo y se amontonaban en ese presente de lucha y esperanzas. Llegué temprano. Vi un hueco entre los asientos y me senté esperando mi turno. Al lado, una sonrisa cálida me recibió amistosamente, era el Turco Osvaldo Tangir, a quien no conocía todavía. Después, nos encontraríamos, junto a otros compañeros, en el MPB.
Y escribí, evocando ese momento: «Estuve en el Congreso, en las audiencias públicas sobre la Ley de Medios. Sentí una enorme emoción, sentí que hablaba en nombre de los compañeros, ni tibios ni contemplativos, sino resistentes, inclaudicables y combativos. Me estaban mirando desde algún lado, y me decían: fuerza, fuerza cumpa, la lucha es larga... Estaban los de antes y los de ahora, estábamos, estamos dando una batalla más...».
Ahora, visto a la distancia, suena tan actual como entonces, tan necesario, tan urgente. Era verdad que nos enfrentábamos a un enemigo poderoso (la Dictadura mediática), pero también es verdad que la marcha popular sigue hacia adelante, sin prisa y sin pausa. Era, es, la batalla por la palabra, por el sentido, por la libertad, para recuperar nuestra propia voz, y dejar de ser pensados por canallas manipuladores. Las consignas siguen intactas, la voluntad también.
La alegría popular no se detiene...
mancuso Cámara de Diputados de la Nación por danimancux
- Señoras y señores tengas todos muy buenos días. Es un orgullo para mí poder expresarme aquí, en el Congreso de la Nación. Pero las palabras no me pertenecen, son un cúmulo de experiencias y lejanas vivencias que vienen desde el fondo de la historia. Pretendo ser un humilde interlocutor entre las voces olvidadas y silenciadas de muchos compatriotas y este Congreso de la Democracia que trabaja para mejorar la vida de todos.
- Estamos aquí donde la mayoría de los diputados discuten y esponen ideas y legislan. Aunque, lamentablemente, algunos pocos no quieren exponer o no pueden o no tienen ideas. Algunos diputados se sienten ilegítimos, bueno que renuncien. Algunos diputados pareciera que defienden a los monopolios más que a la población, deberían renunciar. Algunas diputadas entorpecen, buscan estatutos, traban, enmarañan, producen inextricables razonamientos falaces que coadyuvan a seguir confundiendo a la ciudadanía, y colaboran así con lo que ya hacen los medios de comunicación concentrados en pocas manos. Los hacedores de la realidad cotidiana. Los mercachifles de la noticia manipulada, sucia.
- Soy actor, director teatral, artista popular. El sindicato que nos agrupa, la Asociación Argentina de Actores, hace mucho que viene denunciando el maltrato que los trabajadores actores venimos sufriendo a manos de los medios de los Monopolios.
- Soy un sobreviviente los 70, de la generación de los 30.000, que querían, queremos, una Patria Justa, Libre y Soberana.
- Integro una institución, La Asociación Mutual Homero Manzi, que hace 20 años viene construyendo ciudadanía, viene peleando por el derecho a una comunicación plural, entre tantas batallas.
- Como bloguero, soy parte de la blogósfera nacional y popular, desde donde hace un tiempo, también venimos dando una dura pelea por el sentido, analizando y desenmascarando mentiras y malas intenciones por parte de los grandes medios. Somos una alternativa a la Cultura principal o mainstream, que son los pensamientos, gustos o preferencias aceptados mayoritariamente en una sociedad, impuestos sistemáticamente desde los medios de comunicación de masas. Pero sabemos que son piedras contra tanques de guerra.
- Los blogueros nacionales y populares, Hemos sufrido censura y persecución judicial, por quienes falsamente se autoproclaman, amordazados por la intolerancia y el autoritarismo. El caso más emblemático es el del blog ¿Qué te pasa Clarín?, cuyos hacedores, blogueros sin fines de lucro, sufrieron el apriete y sufren todavía la poderosa garra amenazante del multimedio.
- La democracia tiene muchas deudas pendientes con el pueblo argentino. Desde 1983 hasta nuestros días, algunas cosas no han funcionado, innumerables problemas siguen pendientes y esperando solución. Idas y vueltas. Frustraciones.
- Hoy nos convoca la nueva ley de Medios de Comunicación Audivisual. En Argentina, la comunicación y la información siguen regidas por una legislación escrita con manos manchadas de sangre. Y todo lo que se refiere a los medios, las noticias, la manipulación informativa y la presión corporativa sobre la sociedad y sobre nuestros representantes es un secreto a gritos que huele feo, que ensucia lo que toca, y nos retrotrae a la negrura de la censura y la mentira cotidianas. Toda dilación es una afrenta a la memoria y al presente.
- La dictadura nos quiso amordazar con torturas, balas y desapariciones. La tarea inconclusa la siguió la democracia neoliberal de los 90, cuando nos convencieron de que las noticias, la información, los medios, son mercancía al mejor postor.
- El Neoliberalismo sigue vivito y coleando, no tiene fronteras, las corporacions mediáticas transforman sus intereses en los intereses de todos. Es lo que quieren hacernos creer. Nos atraviesan cada mañana con sus mensajes audiovisuales, ideológicos, políticos para seducirnos, convencernos y violarnos las conciencias. Así se logra una "Opinión Pública" domesticada.
- Hoy, en manos de poderosos empresarios, corporaciones y grupos que moldean y configuran nuestras conciencias y nuestros corazones. ¿Y así tiene que ser?. Nos convencieron, nos acostumbraron. Nos formatearon el disco rígido en nuestras cabezas y permitimos que nos cobren por leer, escuchar y ver lo que ellos quieren que leamos, escuchemos y pensemos...
- Vaya paradoja, Un día el lobo entró al gallinero por la fuerza... con el paso del tiempo le abrimos la puerta nosotros, aceptamos que tiene el derecho de hacerlo, y se quedó entre las gallinas, quienes sumisas admitimos: "bueno, el lobo tiene que comer, no le vamos a prohibir que cace y se alimente de nosotras, así ha sido siempre y así será"... Ahora, cuando queremos revertir la humillante situación, y proponemos un cambio, el lobo grita desde las alturas de su madriguera: "no me dejan expresar, no hay libertad en este autoritario gallinero".
- Y así estamos. Los que gozamos con el futbol sabemos qué significa ver una tribuna imaginando los goles porque los goles no se podían ver hasta que pagáramos o llegara el domingo a la noche.
- Los que somos simples mortales sabemos qué sígnifica no aparecer en los medios porque nuestros problemas no son importantes para los que deciden la tapa de mañana. Nuestras cuitas No venden.
- Los que somos artistas sabemos qué significa no existir, no ser del jet set, del prime time, del show business, porque el arte popular, callejero, cooperativo, autoproducido, autogestionado, sin fin de lucro y sobreviviente del ninguneo de la gran prensa, no entra en el rating, no mide, no produce avisadores ni tiene sponsors, es... NADA.
- Los periodistas, escritores, investigadores y blogueros honestos intelectualmente saben que su voz disonante los condena a la desocupación, al cambio de profesión o a la prostitución ideológica. En un mercado concentrado y manejado por tres o cuatro, el que piensa distinto no labura.
- Estamos cansados de no existir, de hacer esfuerzos para sobresalir y rezar para que algún mediocre jefe de redacción nos elija para ser parte del mundo. Levantamos la mano y gritamos revoleando la campera desaforados en una isla desierta que se llama Argentina para que una cámara nos saque 20 segundos por la tele y nos rescate de la soledad y el silencio, de la condena de no tener voz, para poder expresar nuestros problemas, nuestras ideas, nuestros conflictos, nuestras propuestas, nuestro arte, nuestra vida.
- NO queremos ser rehenes de los monopolios. NO quiero que me pongan (si me ponen) en la página 47 de la vida como hacen los multimedios con los temas importantes y ponen en primera plana las malas noticias repetidas hasta el hartazgo para hipnotizarnos y hacernos creer que todo es una mierda, que la politica no sirve y nos perjudica, y que el Estado es el cuco que se come a los chicos crudos. Así, nuestros hijos tendrán derecho de acusarnos por el país que tenemos. Dejemos de aplaudir y vivar a los monopolios que nos domestican y deciden cómo educarnos, informarnos y expresarnos. Ellos eligen el cómo, el cuándo y el dónde, ¿Sólo nos queda obedecer?
- Libertad de expresión es pluralidad de emisores, desconcentración, cambio de paradigma. Todos es más que unos pocos. Diversidad es más que pensamiento único.
- NO deseo vivir en un país que construye su historia sobre las falacias y las mentiras de los pensadores y escribas a sueldo de los impolutos falsificadores del stablishment.
- NO queremos postergar las decisiones. No debemos hacerlo. El tiempo es hoy, ni mañana ni el año que viene. Los opinadores y dirigentes de la mala política, infectada de opiniones compradas por el dinero sucio del privilegio, proclaman que no es el momento, hablan de legitimidad, aducen intencionalidades espurias... basta de escuchar a los victimarios (poniendo cara de inocentes) acusando de violentas a sus víctimas pisoteadas que desde el suelo balbucean... ¡AY!
- Recuperemos el campo, ese que pide atención y protagonismo, sembremos micrófonos, lápices, tizas, computadoras, radios y cámaras digitales. Llenemos la patria de colores y sonidos olvidados de la gente de la tierra profunda para que brillen y suenen llenando el aire de alegrías y propuestas. La educación, la información, la investigación y la imaginación necesitan canales de riego, tierra fértil donde hospedarse y crezcan los retoños de la democracia nueva.
- Hace mucho tiempo, muchas voces, muchas marchas, muchas quejas, muchas ñatas contra el vidrio, muchos foros y 26 años de paciencia. Basta de excusas señores legisladores, queremos nuestra ley de Medios, YA.
- Independientemente de las diferencias en algún tema particular que pueda tener un diputado con esta ley, independiemente de alguna diferencia, hay un tema que tendría que ser unánime: no se puede dejar de aprobar esta ley discutida en todo el país por todos los que quisieron discutirla, elaborada por gente que sabe de lo que habla, una ley que contiene entre otras cosas los 21 puntos de la Coalición, y sobre todas las cosas y más allá de las diferencias que se puede tener con el gobierno de turno, es una ley hecha por y para la democracia y no tiene ningún rasgo ni mancha de DICTADURA, CENSURA NI MONOPOLIO. Siempre ha sonado importante e ineludible el eco sagrado del juramento que reza: “… si así no lo hiciere, que dios y la patria me lo demanden”.
- Háganlo señores diputados, HÁGANLO, discutan y voten, estamos demandándolo. Queremos la ley de la democracia. Muchas Gracias.
5 comentarios:
Qué emoción poder manifestar tus ideas hablando por millones de ciudadanos. Una preciosa colaboración para un increíble cambio que, a pesar de haber transcurrido casi 30 años de gobiernos elegidos democráticamente, no se había concretado.
Hacía falta VOLUNTAD POLITICA. Y ninguno de las gestiones anteriores la tuvo.
Faltan 57 días para el 7D, a pesar de Clarín.
Saludos
Tilo, 71 años
Estamos más cerca, Tilo, no pasarán...
Bien Mancu, tal cual si hubiera hablado yo...como militante popular!!! Gracias!!! Roberto de Rio Negro..
Qué orgullo verte ahí! Genial Dani, no lo podrías haber dicho más alto y claro. Tu voz efectivamente es esa suma de voces de las que hablabas. Un abrazo.
Excelente Mancu!!!!
Por ser una de las representadas con tus palabras... Representada que se siente orgullosa de su representante, te digo Gracias.
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