Estamos enfermos en va a estar bueno Buenos Aires, todos. Tenemos una alteración grave de la salud social y política aunque algunos no se hayan dado cuenta todavía. Es verdad aunque usted no lo crea señora vecina, señor vecino.
Es preocupante la situación de la CABA en muchos aspectos. Quizás, la distensión del verano, las vacaciones, el calor, no nos hagan pensar en temas profundos; pero en octubre habrá elecciones, y todos los políticos no son iguales. La política es la herramienta más eficaz para cambiarnos la vida: para solucionar los problemas sociales o para padecer penurias y sinsabores colectivos.
Desde la asunción de Mauricio Macri al frente del Ejecutivo porteño, todo fue para atrás; y es paradojal: Se arreglan las calles y las veredas de los barrios turísticos (Palermo, Belgrano, barrio Norte...) y hay total abandono en el sur de la ciudad. Los hospitales no cuentan con el presupuesto necesario y las escuelas tampoco. El boom inmobiliario no resuelve el déficit habitacional (que en Argentina es de 3.000.000 de viviendas, desde hace años), pero Mauricio no hizo nada por ordenar el caos y ahora quiere ser candidato a Presidente de la Nación.
Macri exhibe una rotunda falta de planificación: la ausencia total de una planificación en materia educativa nos ha enfrentado en la ciudad con escuelas en absoluto deterioro, prácticamente inhabitables; con hospitales destruídos, con edificios públicos que se vienen abajo (causando hasta muertes) y con una Policía Metropolitana con delincuentes en sus filas.
- Hay miles de ejemplos de la ineficiencia macrista. En el blog Roca genocida leemos el increible Relato de lo sucedido en la frustrada entrega del Normal 7 del día 31 de enero de 2011, y nos llenamos de indignación.
Pronto, el cáncer macrista podría metastasearse con Gabriela Michetti o con Rodríguez Larreta si los ciudadanos los vuelven a votar, si la mentira de la gestión neoliberal del PRO puede seguir ocultándose con la complicidad de los medios hegemónicos, y la tilinguería porteña se desparrama sobre algunas cabecitas confundidas, más de la cuenta...
Son tantas las cosas que pasaron que uno las olvida para no sufrir. Los argentinos hemos tenido una historia difícil en los últimos 40 años (por tomar un pedacito, nada más): de dictaduras sangrienta a democracia falaz, del que se vayan todos a los festejos del Bicentenario. Cuántas cosas pasaron hasta que pudimos sacar afuera la alegría compartida, la esperanza guardada. El cerebro recorta sabiamente lo malo para preservarnos del sufrimiento y conservarnos en calma. Una maravilla de la naturaleza. Pero nosotros, en un hecho voluntario y consciente, debemos sacar a la superficie los hechos traumáticos y desentrañar los entripados pendientes.
Dejemos de lado (por un rato) el tema ideológico, corrámonos del aspecto partidario, hagamos un esfuerzo intelectual de mirar el panorama porteño sinceramente y observemos la gestión de Mauricio Macri: todo funciona para la mierda y nos vamos a llenar de mierda literalmente, mire....
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Daniel Mancuso
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