Desde hace un tiempo, las cosas están un poco confusas. La Argentina recuperada de la mayor crisis de su historia, que había implosionado en 2001 y nos dejó 5 Presidentes inútiles en una semana, es atacada desde adentro por poderosos sectores integrantes de la sociedad.
Quienes más se han beneficiado con las políticas proactivas que ha ejecutado el gobierno nacional son quienes más lo combaten. Temen que más temprano que tarde se les acabe la jarana y se tengan que poner a trabajar, obedecer las leyes que se aplican a todos los mortales, pagar los impuestos correspondientes y convivir en una sociedad democrática con derechos y obligaciones, sin impunidad ni prebendas...
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Quienes tienen que protegernos, los policías, nos matan. Desobedecen instrucciones impartidas desde el poder político, reprimen manifestaciones populares que reclaman los derechos arrancados por las políticas neoliberales, insisten en torturar detenidos, se les escapa alguna bala por "gatillo fácil". Son, en definitiva, una estructura autoritaria de una fuerza que va a contramano de la política nacional de seguridad y ponen en peligro la democracia. Durante años, esos grupos armados contaron con la complicidad de los medios hegemónicos que ocultaron sus crímenes y cantaban loas a la "seguridad" y el "orden".
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Quienes deben informar los hechos que suceden en la sociedad aportando al intercambio de ideas, los medios de comunicación, manipulan las noticias, recortan la información y la ofrecen sesgada sin aviso, inventan noticias e invisibilizan lo que los perjudica en sus negocios empresariales, y se presentan ante la ciudadanía como los defensores de la "libertad de expresión". Los medios pretenden autonomía y objetividad, con lo que empiezan mintiendo al tratar de imponer una falacia conceptual: el Periodismo Independiente.
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Quienes deben representar a la ciudadanía, los políticos, se arrodillan y besan los zapatos de los gerentes de los multimedios para lograr un minuto más de reportaje en un canal, o una nota más en un diario. A cambio de un poco de exposición, defienden los intereses corporativos, ora agrogarcas, ora contra el Estado, siempre en favor de los empresarios voraces, que la década infame de los 90 nos dejó.
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Quienes son responsables de impartir justicia, los jueces, fallan a favor de los delincuentes, los empresarios fuera de la ley, los negocios turbios que durante décadas empobrecieron a los trabajadores, el establishment y sus secuaces. Una de las rémoras mas podridas que la dictadura y el neoliberalismo nos dejó, es el entramado reaccionario y psicópata de los Tribunales.
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Debemos estar atentos. Se escuchan afirmaciones contrarias al sentido común, los relatos de los acontecimientos son perversamente opuestos a la verdad. Los hacedores de noticias manosean los hechos y se refieren a ellos de un modo escandalosamente engañoso.
Todos los susodichos partícipes de la realidad cotidiana mienten y ocultan sus verdaderas intenciones: prolongar sus negociados, incrementar sus ganancias, imponer sus proyectos, proteger su impunidad.
- No puede ser que Clarín no nos deje ver Paka Paka, ni Telesur, ni Inca TV.
- No puede ser que durante 10 años se nos impidió conocer la verdadera identidad de Felipe y Marcela.
- No puede ser que los trabajadores del grupo Clarín no tengan libertad sindical y sufran una dictadura (como en 1976) adentro de las plantas de la empresa.
- No puede ser que FIBERTEL siga funcionando fuera de ley, sin licencia y desobedeciendo las normativas vigentes.
- No puede ser que No devuelvan las acciones que se apropiaron de la empresa PAPEL PRENSA y sigan teniendo papel barato para ellos, pero presionando a los medios chicos, negándolo y vendiéndolo más caro.
¿Hasta cuando vamos a tener una democracia a medias donde algunos pocos tengan privilegios por sobre el resto de la sociedad?
Dicen que detrás de un gran hijo de puta como Héctor Magneto, siempre hay una gran mujer hija de puta como ERNESTINA...
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La profundización del proyecto nacional y popular, la reelección de Cristina en octubre 2011, la participación de los mejores hijos de nuestra patria en cada lugar de trabajo, en cada escuela, en cada barrio, son el mejor antídoto contra todos los males de este Mundo Magnetto.
Daniel Mancuso
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