miércoles, 7 de octubre de 2020

NO LLORES POR MÍ, VENEZUELA



«La coherencia es una herramienta política muy poderosa»
Alicia Castro.

Lamentablemente, el gobierno de Alberto Fernández vuelve a faltar a su compromiso con sus votantes. Hay una ruptura paulatina del contrato electoral. ¿Cada vez se parece más al gobierno de Macri?, o en todo caso, se gestiona la crisis en una democracia chueca que hace lo que puede dentro de un capitalismo prolijo que aprieta las clavijas a un gobierno que retrocede. La derecha no afloja. La oligarquía es voraz...
 
Las señales que da el gobierno nacional no son auspiciosas para el pueblo trabajador. Sus retrocesos en la intervención de la empresa Vicentín, los parches en la economía frente al apriete permanente de la corporación financiera y agroexportadora, las idas y venidas con el Poder Judicial, la persistencia de Presxs Políticxs víctimas de la guerra judicial (Lawfare), la inacción frente a los desmontes, la contaminación con glifosato de millones de hectáreas de campo y poblaciones, los incendios forestales intencionales que arrasan varias provincias... 
 
Hay que torcer el rumbo que viene chueco, hacer que las cosas funcionen en beneficio de todes, corrigiendo los errores y tomando las decisiones políticas a favor de los que siempre perdemos, pero sin movilización popular será difícil, será sólo una entelequia.

Ayer, el gobierno argentino respaldó el informe de Michelle Bachelet que condena "los atropellos a los derechos humanos en la dictadura de Nicolás Maduro", en Venezuela.  
 
Es la misma Michelle Bachelet que no dijo nada de los cientos de ojos arrancados a los manifestantes por los Carabineros de Piñera en Chile. 
 
Es la misma Michelle Bachelet  que nada dijo sobre las muertes a manos de la policía y parapoliciales en Colombia.

Alicia Castro renunció a la embajada en Rusia en medio de una fuerte polémica interna en el Frente de Todos por la postura adoptada por la Cancillería en la ONU. Si al menos Argentina hubiera votado la Abstención, hubiese ganado esa postura y no la condena a Vnezuela. 

 
Por 22 votos a favor, 22 abstenciones y 3 votos en contra se impuso la posición de la mayoría de los países reunidos en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y quedó aprobada la resolución que insta a Venezuela a "atender las denuncias sobre las violaciones de derechos humanos" que se equiparan a delitos de lesa humanidad.


la carta completa de Alicia Castro:

Quiero agradecer al gobierno nacional, en especial a nuestra vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, por haberme honrado con la designación como embajadora en la Federación Rusa. Tenía planificado mi traslado para el mes de abril, pero en marzo, con el Placet concedido por Rusia, inicié el periodo de aislamiento preventivo y obligatorio y formulé mi solicitud formal al Senado de la Nación para que se postergara el tratamiento de mi Pliego en razón de la explosión de la pandemia, que materialmente impide los vuelos a Rusia y a los cinco países en donde tendría concurrencia.

Rusia es un país estratégico en la construcción de un mundo multipolar, y creo que podría servir con lealtad, eficiencia y patriotismo, hasta obtener logros concretos y reconocimiento para nuestro país, como los registrados durante mis diez años como embajadora en la República Bolivariana de Venezuela y ante el Reino Unido. Mi mayor ambición es que Argentina se integre a los BRICS y dar con ello un salto cualitativo, tanto geopolítico como económico y comercial.

Hoy quiero presentar mi renuncia como embajadora, porque no estoy de acuerdo con la actual política de Relaciones Exteriores.

El 6 de octubre, en el 45° período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, el voto de Argentina acompañando la Resolución del Grupo de Lima constituye un dramático giro en nuestra política exterior y no difiere en absoluto de lo que hubiera votado el gobierno de Macri. De hecho, el Grupo de Lima fue creado durante la restauración neoliberal por un grupo de gobiernos de extrema derecha, alentados y financiados por los Estados Unidos con dos objetivos explícitos: Promover un “Cambio de Régimen” en Venezuela -con idéntica matriz de los operados por EE. UU. en Oriente Medio- y desarticular el bloque regional.

En la década pasada tuve el honor de participar - como diputada y como embajadora- del maravilloso proceso de forja de la unidad regional junto a Néstor Kirchner y a Cristina Fernandez de Kirchner y los líderes progresistas de la Región, Hugo Chávez, Lula da Silva, Fidel Castro, Pepe Mujica, Rafael Correa, Evo Morales, Daniel Ortega, unidos en la diversidad. Comprendemos claramente, siguiendo el legado de nuestros libertadores San Martín, Bolívar, Artigas, que la unión de Sudamérica es la clave de nuestra soberanía política e independencia económica. En la UNASUR logramos una institucionalidad supranacional densa y eficaz que logró evitar dos golpes de estado en la Región y luego conformamos la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC).

Todo se derrumbó con la llegada de Temer, Macri, Bolsonaro, Lenin Moreno, los golpes en Brasil y Bolivia con la manipulación del Lawfare y las operaciones mediáticas. Nadie ha estado más expuesto al linchamiento mediático que el gobierno de Venezuela. 

Es bien conocido cómo orquestan las Agencias Gubernamentales de los Estados Unidos sus planes de Regime Change -con mentiras han justificado sus invasiones militares en Iraq, la destrucción de Libia- y sus pretensiones de injerencia directa en la política latinoamericana. Cabe preguntar por qué al gobierno de los EE. UU. y al Grupo de Lima no les preocupan las flagrantes violaciones de los Derechos Humanos en Chile, en Bolivia, en Brasil, en en Honduras, o en Colombia- donde se han asesinado a 250 líderes sociales firmantes de los Acuerdos de Paz- Acuerdos que también - recuerdo con orgullo- fueron promovidos por Néstor Kirchner, Hugo Chavez y Fidel Castro. Nadie puede ignorar hoy que Venezuela está bajo asedio, sometido a un bloqueo criminal que priva al pueblo de medicinas, alimentos, insumos esenciales. Aportar a intensificar ese asedio es, por lo menos, irresponsable.

Desde el golpe de estado perpetrado contra Hugo Chavez en abril 2002, no han cesado los intentos de golpe, magnicidio, sabotaje, desabastecimiento, acciones organizadas de violencia para promover el caos.

La mayoría de los partidos de la oposición no presentan candidatos a elecciones para no convalidar el triunfo del voto popular, como explicó con pruebas el ex presidente Rodriguez Zapatero desde Caracas cuando fue reelecto Nicolás Maduro en 2018. Como no lograron derrotar a Nicolás Maduro, los EE.UU. fungieron a un presidente “autoproclamado”, Juan Guaidó, quien tiene también el apoyo de varias naciones europeas.

Tenemos en consideración que, en un Frente, no todos pensamos igual. Sabemos que hay entre nosotros dirigentes que siempre estuvieron opuestos al socialismo venezolano -sin haber pisado nunca Venezuela- y hasta alguno que celebró la proclamación de Guaidó.

Pero confiamos en que, independientemente de las preferencias, el gobierno del Frente de Todos iba respetar los principios rectores de No Intervención en los asuntos internos de otros estados, Resolución Pacífica de las Controversias, y el principio consagrado de Igualdad Jurídica de los Estados. La Argentina ha hecho doctrina con estos principios fundantes del Derecho Internacional, la Docrina Drago, la Doctrina Calvo.

Los países de la Unión Europea tienen tanto derecho a inmiscuirse en las elecciones en Venezuela, como a Venezuela le cabe dictaminar en las elecciones francesas.

El anticolonialismo es también, un imperativo ético.

El 6 de octubre en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas se votaron dos Resoluciones. La Res. L.55. que subraya la importancia de mantener el diálogo constructivo y la cooperación con Venezuela a fin de “reforzar su capacidad de cumplir las obligaciones que le incumben en materia de derechos humanos”; “expresa preocupación por las noticias relativas a presuntas restricciones al espacio cívico y democrático, incluidas las denuncias de supuestos casos de detención arbitraria, intimidación y difamación de manifestantes, periodistas y defensores de los derechos humanos”; celebra la visita de la Alta Comisionada a la República Bolivariana de Venezuela, que tuvo lugar del 19 al 21 de junio de 2019, y los compromisos acordados con el Gobierno para mejorar la situación de los derechos humanos en el país; exhorta al Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela a que aplique las recomendaciones recogidas en los informes de la Alta Comisionada presentados al Consejo de Derechos Humanos en sus períodos de sesiones 41º y 44° y pide a la Alta Comisionada que siga colaborando con la República Bolivariana de Venezuela para hacer frente a la situación de los derechos humanos en el país y prestar apoyo sustantivo en forma de asistencia técnica y fomento de la capacidad."

Esta Resolución que promueve y alienta la participación democrática fue votado por varios países, entre otros, México.

Más tarde se puso en consideración la votación de la Res. L.43 promovida por el Grupo Lima.

Esta Resolución, además de condenar enérgicamente a Venezuela, en consonancia con las expresiones de la oposición, promueve la franca injerencia en los asuntos internos. Decide prorrogar por dos años el mandato de una “Misión Internacional Independiente” que fue constituida por tres personas sin representación alguna, designadas por el Grupo de Lima, que se limitó a recibir desde Panamá informes por mail de la oposición venezolana, que nunca fueron constatados. Además, sugiere la consideración de nuevas medidas.

Para mayor muestra de cinismo, expresa preocupación por el tratamiento de la pandemia Covid-19 en Venezuela que, con 30 millones de habitantes, tiene -según datos de la OMS- 80.000 contagiados de Covid-19 y en total 653 muertos, lo que, claramente, muestra un mejor desempeño, seguimiento y cuidado de la salud pública que los países que apoyan la Resolución 43, incluido el nuestro.

Esto demuestra, palmariamente, la falta de rigor de los argumentos expuestos en esta Resolución, que apuntan a demonizar a la República Bolivariana de Venezuela, sus autoridades legítimas y su pueblo, que resisten heroicamente el asedio de los Estados Unidos de América y sus aliados.

Argentina podría haber optado por abstenerse, en todo caso, si no quería comprometerse con ninguna de las dos resoluciones.

Pero en cambio, votó con los países europeos que reconocen al autoproclamado Guaidó como presidente sin un voto, modalidad que pone en riesgo a las democracias de America Latina. Votó junto al Reino Unido, cuando Venezuela ha sido aliada constante y ejemplar de la República Argentina en nuestra lucha por la soberanía en Malvinas. Votó junto al grupo de países latinoamericanos que han seguido a pie juntillas las instrucciones de los Estados Unidos de demoler a Venezuela. Argentina votó con Bolsonaro, con Piñera, con la golpista Añez, con Lenin Moreno y los habilitó como voceros de los Derechos Humanos.

Por lo expuesto, presento mi renuncia como embajadora plenipotenciaria en la Federación Rusa, declino el alto honor y los privilegios que deparan tan alto e importante cargo.

No me voy del Frente de Todos y Todas, al que el Kirchnerismo aportó tanta energía, tantos esfuerzos y la mayoría de los votos. ¡Y construyó con tantos sueños! Recuerdo ahora vívidamente a las masas de jóvenes y viejos militantes felices y conscientes en la histórica Cumbre de Mar del Plata, donde celebramos el rechazo del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el rotundo éxito protagonizado por los “tres mosqueteros”, como llamó Hugo Chávez a su alianza indestructible con Néstor Kirchner y Lula da Silva.

No podría seguir instrucciones de Cancillería que no comparto y que considero reñidas con el interés de la Nación. Quiero actuar con responsabilidad y transparencia; que nadie se preocupe o perjudique por mis declaraciones, ni conocer preocupaciones en off por los medios de prensa comerciales.

Mi posición y mi ideal de construcción de la Patria Grande es hoy, como fue durante los dos gobiernos Kirchner, y seguirá siendo, firme e inclaudicable. Siempre.

ALICIA CASTRO

 

 



 
 



→ EL LAMENTABLE EDITORIAL DE EDUARDO ALIBERTI SABADO 10-10-2020





Respuesta al editorial del sábado de Eduardo Aliverti 
Por Horacio González
 

El amor por los lugares comunes, en política, puede ser una pasión persistente. Pero suele ser dañosa y contradictoria, además de oportunista. Si tuviéramos una Escuela de Periodismo Radial y necesitáramos dar una clase tanto sobre el uso del clisé desafortunado como sobre el calculado desprecio de los pensamientos que se ofrecen para la discusión, ya sabríamos qué recomendarle a los alumnos. Elegiríamos el editorial del sábado pasado de Eduardo Aliverti, donde condena con sus modulaciones graves y silencios cavernosos, un conjunto de opiniones sobre el voto argentino con relación a los derechos humanos en Venezuela. El conjunto de frases despreciativas y contrahechas que usó revela que escuchó lecciones, revisó manuales, investigó rápidamente a quien quería lisonjear y a quienes deseaba atacar por ser más frágiles, y luego de sentirse protegido, se palpó las municiones que pensaba usar esa mañana radiante de gran editorialista, espíritu fustigante a los imberbes que escapan del redil de sus mayores y “le hacen el juego a la derecha”. Ya comenzó con novedosos conceptos.

Es la tonta frase mil veces empleada por los aprendices de la política que creen estar ya en la superestructura de los genios, pero muestran con insistencia que siguen tan indigentes como el primer día en que pensaron en las consecuencias de toda acción humana. Si fuera por esta opinión perezosa, no diríamos nada. Sería una vez más la aplicación de un esquema de pensamiento mil veces desgastado que alguien puede creer que les gusta a los oyentes por su grado de ostentosa de simplificación. Y más si lo dice con tono solemne alguien que está notablemente enamorado de su voz. Pero tenemos la obligación de no pasar por alto las demás cosas que se dijeron, que entrañan una gravedad inusual en este momento del país, donde nadie puede atribuirse el saber superior de decidir “qué le interesa a la gente”. Esto sí que es asombroso porque el amigo Aliverti se dispuso a dar lecciones de comportamiento político sobre un tema que advirtió que “no le interesaba a nadie”. Lógico, con los problemas que hay, establezcamos prioridades, y como hombre sensato que desea primero asegurar la estabilidad material de la existencia… “doppo filosofare”… ¿por qué va a interesarse entonces en los problemas de Venezuela? Sin embargo, él nos va a hacer el favor de dedicarle unos minutitos preciosos de aire, a este tema tan ínfimo, para brindar sus enseñanzas a unos personajes “flotantes” que de espaldas a la realidad, se entretienen divagando por senderos que la audiencia no desea transitar. Ya sabemos que el conductor radial cuida la salud de la audiencia y sabe siempre lo que ella reclama.

(...) 

 
 


 
 
 
 
 
 
 

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