ABRIR LA CABEZA

Un neologismo es una palabra nueva que aparece por la necesidad de una nueva significación; la antipolítica argentina inventa alguno, cada tanto.

La vieja y nunca bien ponderada palabra colectiva: "rejunte", ahora cambió de traje y se puso a la moda con diseño revival: la nueva propuesta fashion es el "Gran Acuerdo Nacional".

Estas 3 palabras rimbombantes son la síntesis histórica actual, que abarca el período que va DESDE LA UNIÓN DEMOCRÁTICA AL GRUPO A.

Recordemos que el origen y el sentido profundo de los movimientos opositores reaccionarios, en la Argentina, tienen su inicio explícito en la dicotomía BRADEN O PERÓN, en 1945.



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El flamante candidato a gobernador de Córdoba por el radicalismo, Oscar Aguad, exhortó hoy a los máximos responsables de la UCR a "abrir la cabeza y evitar los límites ideológicos" para acelerar la conformación de una alianza electoral con miras a los comicios de octubre.

"Yo no tengo problemas personales ni ideológicos. Tanto Macri como Duhalde representan a una enorme cantidad de argentinos y yo aspiro a representarlos a todos", expresó Aguad.



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"Hay que abrir la cabeza, abrir el partido y tratar de representar a la mayor cantidad de ciudadanos".

"Para transformar este país, hace falta un gran acuerdo nacional que incluya un programa de gobierno detrás del cual se pueda alinear la mayor cantidad posible de argentinos".

"Si hay alguien que cree que el problema de Argentina se soluciona ideológicamente, está totalmente equivocado porque no se trata de un problema de centroizquierda o de centroderecha, ya que hay un problema de fondo que es su matriz productiva".

"Argentina es un país primario, de producción agropecuaria, y para salir de la crisis debe industrializar su producción, generar trabajo. Ese es el cambio: no discutir si es un cambio de centroizquierda o centroderecha".



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No es casual que Oscar Aguad traiga la idea del GRAN ACUERDO NACIONAL (GAN) para ganarle al peronismo y desplazarlo del fervor popular. Aguad simpatiza con las ideas de los militares genocidas. Y los históricos dirigentes radicales muchas veces acordaron con las políticas diseñadas por los generales.

En junio de 1970 el general Levingston se convertía en el segundo de los presidentes de la dictadura cívico militar autodenominada Revolución Argentina, pero no iba a permanecer mucho tiempo en el poder. Luego del Viborazo, el general Alejando Agustín Lanusse lo reemplazaría por disposición de la Junta Militar.

Antes de convertirse en Presidente, Lanusse convocó en un discurso a un Gran Acuerdo Nacional (GAN) con el fin de superar –dijo- prejuicios y antinomias pertenecientes al pasado.

En declaraciones a un periodista de la revista Panorama, Ricardo Balbín dijo: “los radicales estamos en el gran acuerdo”.

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El jefe de Gobierno porteño, el ineficiente Mauricio Macri, también DESENPOLVA EL GAN. Cuando anunció las fechas de las elecciones en la CABA, Mauricio sacó de la galera la propuesta del consenso democrático, una especie de Unión Democrática modelo 2011, anticipando los temores opositores que confirman la única manera de vencer a Cristina en octubre: Todos contra ella. Por supuesto que se presenta como "el candidato" aglutinador. ¡Síganme, no los voy a defraudar!, ¿se acuerdan?


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¿Que hacía Oscar Aguad compartiendo un acto con el asesino Luciano Benjamín Menéndez y haciéndole sanguchito con Ramón Bautista Mestre?

¿Es factible que dirigentes radicales, amigos de la democracia y las instituciones, departan en reuniones cívicas con golpistas y torturadores?

No sólo eso. Los radicales han sido funcionarios de todas las dictaduras. Arturo Mor Roig fue Diputado nacional por el Radicalismo y luego ministro de la dictadura de Lanusse. Hay muchos más...

Daniel Mancuso