Empieza la semana más caliente de la campaña anti K. La Nación y Clarín siguen aplicando la vieja máxima: "Todos los que sean enemigos de mi enemigo son mis amigos". Todo lo que se enfrente al gobierno nacional tiene un lugar en nuestras páginas. No importa el origen político sino el aporte a la contundencia de la derrota oficial. En el juego de la democracia mediatizada, los opinadores hacen trampa, juegan con los dados cargados.
Para los grupos de poder concentrados, el triunfo del día 29 será la derrota del bloque del Frente para la Victoria (FPV) si no logra retener en las elecciones del domingo las bancas que pone en juego, y aunque cuente con el apoyo de sus aliados no pueda alcanzar el quórum propio en la Cámara de Diputados.
La utilización de las encuestas para torcer las intenciones de voto, condicionar conciencias desprevenidas y arrastrar hacia el "voto útil" a los indecisos es la madre de todas las batallas en estos últimos días. Todos los canales insisten con entrevistas a viejos conocidos opositores que repiten sentencias críticas y ninguna propuesta superadora. La banalización de la política, el auge de Gran Cuñado como territorio de preocupación política, y las tapas de los diarios abiertamente participando en la campaña antigubernamental son el escenario donde se presenta la parodia de país que proponen los nostálgicos del neoliberalismo.
Estiman que el bloque del FPV perderá entre 15 y 18 bancas en diferentes provincias. De confirmarse ese pronóstico en las elecciones del domingo, el oficialismo orillaría el centenar de miembros. La sangría se produciría en Buenos Aires, Capital, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y La Pampa:
"Según la encuesta de Poliarquía Consultores para LA NACION, publicada ayer, la lista de Unión Pro obtendría 32,5% frente al 30% de la encabezada por Néstor Kirchner. De mantenerse ese guarismo en las elecciones, el kirchnerismo obtendría entre 13 y 14 bancas. Es decir, entre 6 y 7 menos de las que pondrá en juego. En Córdoba el kirchnerismo figura cuarto en las encuestas, al igual que en Capital. En Santa Fe, el FPV pone en juego 3 bancas, pero quizá logre renovar una, mientras que los diputados peronistas que ingresen por La Pampa y Entre Ríos ya anticiparon que no se sumarán al bloque oficialista".
La oposición incrementaría su presencia en la Cámara baja: de121 miembros actuales podría pasar a unos 147, según los opinólogos del stablishment. Ya anticipan que impulsarán una agenda parlamentaria común, que incluirá reformas institucionales clave (superpoderes, Consejo de la Magistratura) y también medidas favorables a los empresarios del campo.
La teoría de conjuntos opositora pone en el conjunto A a los votos del FPV, y en el conjunto B a la oposición variopinta, donde encontramos el duhaldismo, el Pro, la UCR, la Coalición Cívica, el Partido Socialista, Pino Solanas, Anibal Ibarra, Sabatella, Reutemann, Juez... Todo suma en la bolsa de gatos que será mostrada el 29 para representar la derrota oficial.
Los medios de confusión especulan con la derrota K: ¿Qué sucedería si Kirchner perdiera en Buenos Aires y Reutemann resultara triunfante? es una pregunta que los obsesiona. Según los medios, ni siquiera los aliados del Gobierno serían de mucha ayuda: con su aporte, el oficialismo alcanzaría las 110 o 112 bancas, un número lejano del quórum requerido para iniciar una sesión (129 legisladores).
La UCR, la Coalición Cívica y el cobismo conformarán el segundo interbloque en la Cámara baja, ya que podrían superar las 60 bancas. Si a ellos se suman los socialistas y quienes provengan de Córdoba de la mano de Luis Juez, alcanzarían las 70 bancas.
En tercer lugar, con casi 30 legisladores, se ubicaría Unión Pro, que resulta de la alianza entre la fuerza que lidera Mauricio Macri, el bloque de Francisco de Narváez y los peronistas disidentes que encabeza Felipe Solá. De todas maneras, estos últimos podrían mirar hacia Santa Fe si Reutemann gana en Santa Fe.
Todas las cuentas apuntan a alcanzar un número que dificulte la tarea de los legisladores oficiales, para que no salgan las leyes que molestan a los poderosos y evitar la profundización del modelo de redistribución. Entre las leyes más temidas por los empresarios mediáticos y políticos mediocres como Lilita Carrió y Gerardo Morales (que juraron defender a los empresarios a capa y espada) se encuentra la Ley de Medios Audiovisuales que les quita el sueño a los multimedios y las corporaciones empresarias.
La otra gran batalla de la oposición es evitar la llegada del 2011 con las políticas K en auge, siguiendo con el camino emprendido en 2003 y construyendo una nación diferente a la de los años 90.
Una pregunta ingenua que se me ocurre, para hacerle a un amigo opositor es la siguiente: Si es tan fácil destruír algo y tan difícil reconstruírlo, si en un minuto se puede derribar lo que costó años de sacrificio concretarlo, ¿Por qué no se entiende que lo que falta por hacer, a pesar de todo lo reconquistado por este gobierno, se debe a los años de rapiña neoliberal y políticas antipatrióticas que padecimos, por lo menos desde 1976?
Sí, ya sé, es una pregunta retórica.
Daniel Mancuso
1 comentario:
excelente!!!!!!!!!dani.
un abrazo compañero.
Publicar un comentario