La crisis alimentaria mundial responde al impacto de las políticas neoliberales que se vienen aplicando desde hace treinta años a escala global. La liberalización comercial a ultranza a través de las negociaciones en la Organización Mundial del Comercio y en los acuerdos de libre comercio y las políticas de ajuste estructural, el pago de la deuda externa, la privatización de los servicios y bienes públicos son sólo algunas de las medidas que se han venido imponiendo por parte del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional en las últimas décadas en los países del Sur.
En Argentina, la crisis de la soja, el paro de los productores de granos y sus acciones destituyentes, en 2008, fue una escaramuza más en la batalla por los alimentos: de un lado los empresarios, las rentas millonarias, los capitales especulativos, el desprecio por el sufrimiento ajeno (leche derramada mediante); del otro lado los pueblos del mundo que buscan torcer la balanza y luchan por sobrevivir...
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