Fue una hermosa tarde de primavera. Una brisa suave me despeinaba mientras caminaba tranquilo, en zig zag por las calles de nuñez rumbo al bajo. Poco a poco los oigo. Llego a las vías del tren, cruzo y enfilo hacia libertador. Ahora sí, el clamor de los bombos me vibra por dentro. Estaba el aire pintado de parches sonando. Bombos alegría, bombos festejo, bombos presencia. Eran los bombos compañeros exorcizando las paredes húmedas de la ESMA. Desalojando demonios del olvido impune. Eran los gemidos de las noches secuestradas, gritando broncas y festejo, redoblando el ritmo.
Entro por el costado, toda la avenida repleta de micros y gente. Cruzo la reja y miro alrededor. Árboles y edificios viejos, una calle angosta repleta de pibes y una corriente humana que me empuja hacia adentro. Meandros de cabezas transpiradas, cuerpos sudados, olores pobres y acres. Me dejo llevar por la procesión y llegamos al patio central, grande, multitudinario. Evita me mira sinuosa desde una bandera y se ríe. Yo le guiño un ojo y le cuento telepáticamente: volvimos negra, no nos ganaron. Derrotamos el miedo y la angustia. Hoy los compañeros retoñaron en cada pibe que pisaba la ESMA, con pasos de libertad inexorable. Ellos saben, desde algún lugar del universo, que nunca nos vencieron. Solo nos machucaron un poco.
Pero llegué tarde, ya todo acababa. Sin apuro, al terminar, me quedo en el centro mirando todo. Testigo ingenuo de una historia que se mueve, avanza por la ruta grande. El gentío inmenso fluye en contramano. Pero Nestor seguía saludando, apretando manos, abrazando llantos. La presidenta, banderita en mano, saludaba celulares que le hacían clic, presurosos. Hoy lloré mientras el sol declinante me mojaba la cara. Y pensé en ellos. Y pensé en nosotros. Iba y venía mil veces desde el pasado hasta acá. ¡Qué país nos robaron! Tenemos que seguir ¡Cuántas almas mutilaron! El temporal pasó. Y estamos de pie. Heridos pero con el rumbo intacto, convergiendo al futuro que ellos, los cumpas, querían construír y nosotros también. Quizas sea solo una flaca esperanza, pero es necesaria para seguir.
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