¿Dónde está la violencia? ¿cómo nace? ¿desde dónde? ¿hacia quiénes? ¿de quién es? ¿cómo se produce? ¿de cuántas formas se la ejerce? ¿quién la padece silenciosamente todos los días? ¿cómo se evita o se desarticula?
¿El pibe pobre con las patas en el barro infecto que no vemos cuando vamos rápido por la autopista, sufre violencia?
¿El cartonero que no consigue trabajo, el albañil villero que echaste de tu empresa, la sierva que alimenta a tus hijos y tenés en negro... sufren violencia? ¿qué siente el que no puede comprar la leche el queso el yogur mientras vos te llenas de guita con las exportaciones que cobrás en dólares?
¿Y vos hablás de "justicia x mano propia"? No existe, es un oxímoron. Los "linchamientos" a un ratero perejil son asesinatos de un grupo de cobardes exaltados.
Poesía. En poco más de 3 minutos, Agarrate Catalina hace una síntesis perfecta de una tragedia social que se repite por doquier. El mundo del consumo nos quema la cabeza, nos vuelve insensibles, los vuelve invisibles, y los condena a la inequidad.
El capitalismo hace trampas. Con las cartas marcadas, donde haya gente con mucha guita, hay otra que sufre interminablemente. Las leyes de mercado no perdonan. Y la violencia vuelve como un bumeran para decirle a los señores y las señoras que se hagan cargo de los monstruos que engendran, que así no se puede seguir...
¿El pibe pobre con las patas en el barro infecto que no vemos cuando vamos rápido por la autopista, sufre violencia?
¿El cartonero que no consigue trabajo, el albañil villero que echaste de tu empresa, la sierva que alimenta a tus hijos y tenés en negro... sufren violencia? ¿qué siente el que no puede comprar la leche el queso el yogur mientras vos te llenas de guita con las exportaciones que cobrás en dólares?
¿Y vos hablás de "justicia x mano propia"? No existe, es un oxímoron. Los "linchamientos" a un ratero perejil son asesinatos de un grupo de cobardes exaltados.
Poesía. En poco más de 3 minutos, Agarrate Catalina hace una síntesis perfecta de una tragedia social que se repite por doquier. El mundo del consumo nos quema la cabeza, nos vuelve insensibles, los vuelve invisibles, y los condena a la inequidad.
El capitalismo hace trampas. Con las cartas marcadas, donde haya gente con mucha guita, hay otra que sufre interminablemente. Las leyes de mercado no perdonan. Y la violencia vuelve como un bumeran para decirle a los señores y las señoras que se hagan cargo de los monstruos que engendran, que así no se puede seguir...
Agarrate Catalina en Rosario...
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