Los lectores de Clarín están de parabienes, Beatriz Sarlo les cuenta la verdadera historia de los 70, bien fácil para que la entiendan todos, para que dejen de creer en la visión romántica de los tiempos en que todos éramos violentos y estábamos equivocados...
¿De qué habla Beatriz? ¿De qué país? ¿De qué militancia? ¿De qué ideas?
¿Dónde estaba Beatriz cuando la dictadura de Onganía, Levingston, Lanusse? ¿Dónde estaba Beatriz cuando el Cordobazo?
¿Quiénes eran violentos? ¿Dónde empieza la violencia?
¿Qué pasó en 1955, desde septiembre 1955?
¿Se podía pensar paz en 1976, 1977, 1978 (¡6,7,8, Beatriz!)?
¿Por qué analiza la historia sin contar a los militares golpistas desde 1930, los policías torturadores, los grupos de tareas, los empresarios vendepatria, los civiles socios del genocidio, las clases dominantes colonizadas, la iglesia cómplice de la tragedia?
¿Por qué mira la historia desde el ojo de la cerradura de la puerta que da a la ventana que abre hacia el pulmón de manzana de su departamento en Barrio Norte?
Beatriz lee documentos, lee y lee profusamente, pero se olvida de los protagonista. Se olvidó de los Bombardeados de 1955, se olvidó de los fusilados de 1956, se olvidó de los encarcelados y torturados durante 18 años, de los 30.000, de los que resistieron heróicamente el genocidio, de los masacrados, de los pibes de Malvinas...
La violencia institucional, la de arriba, la de los poderes fácticos, los borró, de la tierra y de los libros...
No están, al igual que muchos otros compatriotas, porque algunos diseñaron un país para pocos durante todo el siglo XX, pero ella no se dio cuenta, estaba ocupada leyendo "los textos partidarios duros".
¡Qué fácil se hace la plata vendiendo libros para bobalicones!
- “Me llamaba la atención de que la mayoría de los libros sobre los setenta no mencionara los textos partidarios duros. No se mencionaba lo duro de la política, se daba una imagen romántica del militante”, dice ahora Sarlo, que había empezado a cansarse de leer la versión romántica de la militancia. Y lo dice sin vueltas, como acostumbra: “Una versión romántica de la militancia, es una versión bobalicona de la militancia”, dispara. Para ella hay que discutir sobre la coyuntura ideológica. “Ahí estábamos equivocados, en las ideas, no en el voluntarismo de querer una sociedad mejor”. Habla sobre Tiempo pasado, un tiempo en el que “todos éramos violentos, pero alguno partidos, como el que yo militaba, esperaba la insurrección popular”.
¿De qué habla Beatriz? ¿De qué país? ¿De qué militancia? ¿De qué ideas?
¿Dónde estaba Beatriz cuando la dictadura de Onganía, Levingston, Lanusse? ¿Dónde estaba Beatriz cuando el Cordobazo?
¿Quiénes eran violentos? ¿Dónde empieza la violencia?
¿Qué pasó en 1955, desde septiembre 1955?
¿Se podía pensar paz en 1976, 1977, 1978 (¡6,7,8, Beatriz!)?
¿Por qué analiza la historia sin contar a los militares golpistas desde 1930, los policías torturadores, los grupos de tareas, los empresarios vendepatria, los civiles socios del genocidio, las clases dominantes colonizadas, la iglesia cómplice de la tragedia?
¿Por qué mira la historia desde el ojo de la cerradura de la puerta que da a la ventana que abre hacia el pulmón de manzana de su departamento en Barrio Norte?
Beatriz lee documentos, lee y lee profusamente, pero se olvida de los protagonista. Se olvidó de los Bombardeados de 1955, se olvidó de los fusilados de 1956, se olvidó de los encarcelados y torturados durante 18 años, de los 30.000, de los que resistieron heróicamente el genocidio, de los masacrados, de los pibes de Malvinas...
La violencia institucional, la de arriba, la de los poderes fácticos, los borró, de la tierra y de los libros...
No están, al igual que muchos otros compatriotas, porque algunos diseñaron un país para pocos durante todo el siglo XX, pero ella no se dio cuenta, estaba ocupada leyendo "los textos partidarios duros".
¡Qué fácil se hace la plata vendiendo libros para bobalicones!
2 comentarios:
Pensar la política desde el '55 en adelante, y mucho más en los '60 y '70, únicamente desde el punto de vista de la política partidaria y sus militantes es no reconocer que el Poder, Beatriz (remember Forster), estaba muy en otra parte. Y que eso, el Poder que estaba en mano de militares y la oligarquía civil es el condicionante principal para estudiar la acción política desplegada en la época.
Buena respuesta, pero no creo que Sarlo siga interesada en ningún tipo de debate como en 2010 y 2011.
Abrazo.
Sarlo, al igual que TN baum, son funcionales a la teoría de los 2 demonios que intenta reinstalar Magnetto
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