Hagamos análisis de texto, intentemos develar qué quisieron decir con lo que publicaron en la nota editorial: Glifosato, otro vil embate.
Usan frases rebuscadas, extensos circunloquios, sujetos tácitos, mucha pompa sarmientina, gloria y loor con olor a podrido, pero a pesar de todo adivinamos la intención. Quieren decir, más o menos, que «el populismo estatizante viene por todo, y se llevará puestos a la tradición, la familia y la propiedad, y para colmo de males el campo está en peligro». ¿Se entiende?
Un editorial tan conmovedor en defensa de un poderoso agrotóxico, como es el Glifosato, deja al descubierto que los intereses del diario La Nación y el Grupo Clarín no son pequeños, por el contrario, tienen en EXPOAGRO (entre otros negocios) la tranquera de ingreso al inmenso latifundio de la corporación agrogarca, llena de pesticidas, soja y billetes.
Leemos en la tribuna de doctrina sin firma...
- «Una corriente de acción y pensamiento, validada por las condiciones de oportunidad política de los últimos años, se ha hecho presente con más fuerza que en el pasado para cuestionar todo lo establecido en la sociedad: usos y costumbres, tradiciones, instituciones culturales, familiares, religiosas, sociales, militares, de seguridad. La contraposición es rotunda: más vaga es la voluntad en cuanto a producir un cambio real determinado.
»Lo menos claro de esa corriente es el destino final que persigue. Más que por la malicia de escamotear lo que tal vez se proponga, debería conjeturarse que se limita, ante las propias incertidumbres, a poner a prueba sucesivas hipótesis de reemplazo de lo existente...»
Lo maravilloso de la derecha editorial argentina es que son capaces de utilizar cualquier argumento a los fines de defender sus intereses económicos, como hacer uso de citas y referencias ajenas a su pensamiento, con tal de que les sirva a sus propios fines. Es sólo por un rato, lo que dure la lectura, nada más. En la nota de marras aluden a un ministro kirchnerista, el mismísimo ministro de Ciencia y Técnica, Lino Barañao, para defender el veneno de sus desvelos.
- «Sabemos que sin la batería de agroquímicos legitimados por las autoridades se esfumarían los márgenes extraordinarios de productividad alcanzados en la última década por el campo, no sólo con la soja, sino con otros cultivos también. ¿Es, acaso, esto lo que incomoda a un renovado nihilismo: escándalo por generar más alimentos y ahora, además, los combustibles que se logran con el biodiésel y el etanol? ¿O es que habrá llegado el momento de preguntar por el número de fuerzas movilizadas a raíz de la eficacia de los agroquímicos en combatir, en países próximos al nuestro, los cultivares de coca que exceden en mucho al mercado de su consumo legal e integran la cadena de narcotráfico que hoy se enseñorea en la Argentina en su paso hacia Europa?»
¿Cómo? ¿La batalla contra el campo es una avanzada del narcotráfico con complicidad gubernamental? Esto es muy grave, «¡Peligra la república y sus instituciones!»
- «Por su capacidad de resistencia natural a la excentricidad de experimentaciones realizadas a veces por los Estados y preparadas siempre de antemano por teóricos y actores prácticos de la política, el campo argentino ha sido un blanco preferido en la voluntad sistémica de arrasar con valores establecidos. Ejemplo palmario de todo esto ha sido la vastedad de los ataques al campo a raíz del uso de glifosato, un agroquímico concebido para combatir malezas que compiten con los cultivos por la humedad y los nutrientes de la tierra, y por la luz que convierte la energía en alimentos...»
¿Cómo dice? ¿La batalla contra el campo (es decir «la patria») es una avanzada del relato kirchnerista? ¿El mundo según Monsanto es otro producto tendencioso tipo 678?
Lo cierto es que La Nación, y su socio el Grupo Clarín, no están interesados en las cuentas fiscales, ni en el medio ambiente, no se plantean diversificar la matriz productiva agropecuaria ni promover las agriculturas familiares. Sólo vibran el precio de la soja en la Bolsa de Chicago. Hay una defensa corporativa de los agronegocios millonarios de la Sociedad Rural Argentina y compañia, nada más. ¿Y la salud de nuestra gente? Bien, gracias...
Si estos señores y señoras oligarcas defienden al Glifosato, algo huele mal en la Argentina.
1 comentario:
el tema de los agrotoxicos y el elogio implicito y descarado de los sectores corporativos se nota que no preocupan mucho a esos activistas de cartón porque solo van donde están las cámaras. Las consecuencias en la salú son tan graves que el gobierno también tendría que tomar medidas claras al respecto. ABrazo!
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