SOY MARITA VERÓN

Marita Verón un día salió de su casa para una consulta ginecológica y nunca más regresó. Se la tragó la tierra. Una madre tucumana de 23 años con una hermosa sonrisa se perdió en los laberintos de la impunidad medieval que subsiste en los sótanos de la hipocresía argentina.

Un miércoles trágico, 3 de abril de 2002. Desde entonces, durante 10 años, otras Marita, Lucía, Guadalupe, Claudia, Sofía, Emilse, Lorena, o quién sabe quién, superan en horror la increíble y triste historia de la Candida Eréndida...

Había conocido a David Catalán ─con quien convivía y tenían una hija, Micaela─ en la Facultad. Juntos habían instalado un negocio que comenzó como despensa y fue ampliando hasta un mercadito, con amplia gama de productos. Era un barrio nuevo (Gráfico II), hacia el norte de la ciudad de Tucumán, en Villa Mariano Moreno.




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Sus padres comenzaron una búsqueda empecinada y sin descanso pero hasta hoy sin resultado positivo. Los miles de usurios de próstibulos y servicios sexuales variopintos saben, pero no quieren ver, dónde están las Marita Verón secuestradas para sus complacencias clandestinas, y no hablarán. Todos son cómplices de delitos aberrantes, son usuarios de mujeres machucadas por la impunidad del poder y el dinero de jueces, intendentes, comisarios, empresarios y obispos.

Esa búsqueda, entre otras cosas, ha revelado lo que todos sabemos: la existencia de una red de secuestro de chicas y su posterior sometimiento a la explotación sexual.


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El juicio por el caso Marita Verón comenzó el 08 de febrero de 2012, en San Miguel de Tucumán. El Tribunal de la Cámara Penal II, está integrado por los jueces Alberto Cesar Piedra Buena (presidente), Emilio Andrés Herrera Molina y Eduardo Antonio Romero Lascano.

En el banquillo de los acusados no estarán todos los que deberían. Sólo declararán 13 personas: 7 hombres y 6 mujeres vinculados al secuestro y la promoción de la prostitución.

Habrá más de 150 testigos durante los 3 meses por los que se extenderá el juicio.

El 16 de febrero en el sexto día de juicio y segundo de declaración de Susana Trimarco (Madre de Marita Veron) contó parte de los 10 años de búsqueda de Marita. Cargó contra imputados, políticos y policías La madre de Marita relató cómo descubrió el negocio de la trata de personas, y afirmó que lo único que busca es que le devuelvan a su hija.

«A raíz de la investigación se han rescatado en La Rioja 19 jovencitas que eran mantenidas prisioneras y se las obligaba a postituirse en las eufemísticamente llamadas “whiskerías” y que no son otra cosa que prostíbulos.

»No obstante ser todo esto de conocimiento público, ningún fiscal ha promovido investigación alguna y se guarda riguroso silencio oficial sobre el tema. Es más, cuando un funcionario puso crudamente el tema a la consideración pública, fue echado del Gobierno mientras los regentes de los lupanares eran recibidos en los despachos oficiales para buscar una solución al “grave problema social” que implicaba la clausura de los prostíbulos, por dejar a mucha gente sin su fuente de trabajo».



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La hora de la verdad

«Los números también relatan la historia. El juicio durará más de tres meses, escucharemos el relato de 155 testigos sobre los hechos y pruebas recogidos en estos 10 años, en 50 cuerpos judiciales, unas 10.000 páginas sobre esta historia judicial, que también es la historia de una sociedad que no está más dispuesta a convivir con las mafias.

»Esta historia describe sistemas: la justicia, las mafias, la trata, la prostitución, la esclavitud, la política, los medios, la cultura. La historia que la sociedad conocerá con este juicio también es la historia de un sistema de burocracias, odio, maltrato, esclavitud, violencia, y desprecio por el ser humano.

»Es, al mismo tiempo, la historia de una lucha, la de los que luchamos por los derechos humanos, la de los que buscamos justicia a pesar de las complicidades, los silencios y las miserias humanas de un comercio brutal del que participan muchos y sólo es invisible para el que no quiere ver.

»Pero más allá de todo, se trata de la vida de Marita Verón y su familia. Parecen sólo números pero no lo son. Somos nosotros».



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Tema difícil, complejo, casi inextricable. Quizás, algún perejil vaya a la cárcel, guardándose miles de secretos, pero la verdad, aún, no verá la luz. Habrá marchas y programas de televisión ad hoc (yo mismo participé como actor en unos capítulos de Vidas Robadas, emitido por Telefé), pero la sensación de angustia e impotencia seguira largo tiempo ahogándonos.

Hay muchas complicidades que vienen desde el fondo de la historia, en esas sociedades subordinadas al poder feudal de las provincias empobrecidas económica y socialmente. Miedo. Silencios ateridos.

Connivencia política, policial y judicial; clientes ávidos de carne fresca; ceguera social y desidia. Un cóctel venenoso que convive entre nosotros. Si no hubiera clientes se acabaría el negocio, pero no es sencillo desarmar los usos y costumbres de una sociedad podrida.

Sólo la perseverancia y la lucha popular vencerán al monstruo. Si lo estamos haciendo con los muertos vivos de la dictadura cívico militar, tenemos que hacerlo con estos sátrapas hediondos, de moral cristiana y cara de piedra.

Ésta también es una dolorosa ESCARAMUSA de la gran batalla cultural que estamos librando.

Daniel
Mancuso