OID CONTRERAS

En tiempos del salvaje anarcocapitalismo financiero total, donde los gobiernos, las economías, y los millones de asalariados de un montón de países, son simples fichas que se comen los banqueros jugando a las damas en una oficina lujosa, mientras en Europa y Estados Unidos, los indignados y plebeyos rezongan contra los bastones policiales y los gases tóxicos neoliberales, en esta parte del mundo, en latinoamérica y el caribe, estamos pensando otros caminos, más fértiles y solidarios, y en Argentina volvimos al cuerpo a cuerpo, al sudor cálido y salado de las marchas multitudinarias donde las calles se visten de fiesta popular y las banderas soplan vientos de alegrías compartidas, enormes gentíos fatigando veredas y calles de un feriado largo y vacacional, que no le teme a los calores y las caminatas, que corea himnos resemantizados, frescos, manoseados por todos y cada uno de los usuarios, saboreados, olidos, escuchados, vistos, en sus vidas cotidianas. Así el presente se da la mano con los deseos y se pueden soñar imposibles, y se puede cantar con el corazón a 180 latidos por minuto o más, porque es verdad que estamos juntos, que podemos, que seremos mejores, que será justicia, que nunca menos, que no debe haber un solo chico con hambre en nuesta patria grande, que lloramos de contentos y valientes, que memoramos, hacemos y proyectamos.

Nos movilizamos junto a una Presidenta odiada, machucada, denostada, vapuleada como nunca antes los fueron rematadores y genocidas.

Ella aguantó cada golpe, cada insulto, cada traición, a puro coraje, vehementemente táctica, impetuosamente estratégica, toda hembra, madre, viuda, militante, cuadro, jefa, mujer bonita, lágrima dulce, corazón alerta, mente insolente, acción sorprendente, esperanza latente, amor millonario que se reproduce y avanza.

Hoy nos representa, nos conduce, nos emociona.

Somos ella, somo él, somos nosotros.

Daniel Mancuso