LAR nos habla de "La democracia peronista", con una sencillez que abruma, como si hablara de las características de la mazamorra en el período colonial. Así, bien clarito, para que entienda el broker, el economista extranjero, el egresado de Cardenal Newman, o el nuncio apostólico de turno, bien democrático.
Pero LAR se queda corto, sus buenas intenciones se dan de bruces con uno de los más acalorados y beligerantes períodos de la historia argentina, los últimos 66 años que llevan impregnada la sangre de miles de compatriotas que lucharon por la justicia social, contra las dictaduras y los gobiernos vendepatria.
En 13 párrafos, 96 líneas, 8.732 caracteres con espacios, LAR intenta explicarnos el peronismo sin tener en cuenta a la "Unión Democrática", la Intelligentzia, el Bombardeo a Plaza de Mayo, la Revolución Fusiladora, el FMI, la SIP, la Escuela de las Américas, la relación entre Iglesia y dictadura, la globalización, las diversas Dictaduras y tantos otros temas que tanto influyeron en el devenir de nuestra sociedad.
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Flaco favor le hace a la historia el "historiador profesional" en cuotas que nos regala La Nación, en esas notas tan escuetas, sesgadas, falaces, irrespetuosas.
Pero vamos a la nota de Luis Alberto Romero para entender qué nos quiere decir. Empieza tranquilo, con una frase de antología:
- «Nadie puede negar que el peronismo es un movimiento profundamente democrático...»
Algunas líneas después, devela sus intenciones:
- «El problema es determinar a qué tipo de democracia corresponde exactamente el peronismo...»
LAR nos cuenta cómo era ese primer peronismo, que fue el causante de la prolongación de "la marca" a través del tiempo, el Leitmotiv que alimentó el mito durante más de medio siglo...
- «el peronismo se propuso organizar la sociedad, regular sus conflictos y a la vez construir en ella una segunda base de sustento político. Desde el Estado, promovió la constitución de diversas confederaciones que, al modo de la sindical, integraran los distintos intereses sectoriales. Cada individuo debía incorporarse, voluntariamente o no, a una corporación: trabajadores, empresarios, estudiantes, profesionales. El Estado pudo administrar sus conflictos en el marco de la llamada "comunidad organizada", fundada en una doctrina compartida y en un liderazgo político. Resultó así un tipo singular de democracia, en parte corporativa y en parte plebiscitaria, fuertemente autoritaria y hasta dictatorial, pero que corresponde -es bueno recordarlo- a una de las variantes conocidas de la familia democrática...»
Y dice que hoy, el peronismo en el poder, es decir, el kirchnerismo, es decir el gobierno encabezado por CFK, es igual a aquella «democracia, en parte corporativa y en parte plebiscitaria, fuertemente autoritaria y hasta dictatorial»...
- «La democracia peronista tiene desde su origen algunos rasgos constantes. El movimiento se presenta como la expresión única de un pueblo homogéneo en intereses y doctrina e identificado con la nación. Es un movimiento de jefatura, investida por el pueblo de una autoridad tal que la coloca por encima de las normativas institucionales. Pocas veces el peronismo se apartó de esta versión, que suele denominarse democracia plebiscitaria o de líder. Pero su singularidad reside en su capacidad para adaptarse a realidades tan diferentes como la Argentina de 1945 y el país de 2011».
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Para no aburrirlos, vamos al final: la última parte del informe del "historiador profesional" es un Bocatto di Cardinale para los amantes de la independencia de criterios, la honestidad intelectual y la buena leche...
«La Argentina de 1983 ya era muy distinta de la vieja Argentina potente y vital en la que el peronismo había nacido y crecido. Poseía un extenso e irreductible mundo de la pobreza, que explotó en 1989 y se instaló en el espacio público en 2001. Qué hacer con los pobres y cómo reducir la pobreza es uno de los grandes temas del debate actual. El peronismo aportó sus propias soluciones, que combinaron los tradicionales criterios de la justicia social con los más modernos de un Estado que abandona su pretensión universal y actúa en lugares y circunstancias específicas.
»Para el peronismo significó una complicada adecuación. Pudo hacerla porque, simultáneamente, encontró la forma eficaz de adecuar su estructura política al mundo de la pobreza y convertirlo en un ámbito privilegiado para la producción del sufragio. En esto, los peronistas demostraron más talento, flexibilidad y creatividad que cualquier otra fuerza política. Sobre todo, supieron combinar y entrelazar las redes sociales surgidas en el mundo de la pobreza con las redes políticas territoriales del movimiento y hacer circular por ambas los recursos provenientes del Estado. Requiere una cuidadosa artesanía, que articule relaciones personales y simbólicas, y lo hacen muy bien. La respuesta peronista al problema de la pobreza fue, a la vez, su respuesta al problema del sufragio. Como otras veces antes, sin perder sus caracteres básicos, los peronistas han encontrado la clave de la política democrática de la hora».
Con una pluma magistral, Luis Alberto Romero da un montón de volteretas, usa dos párrafos, y nos entretiene a todos con bellas palabras, para decir que todo Peronismo es un constante fluir de talento, flexibilidad y creatividad para generar «clientelismo»
¡Maestro! Nadie lo haría mejor.
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Lea tambien otra deconstrucción de los escritos del "historiador profesional" en...
2 comentarios:
O sea, que eso de que el pueblo se identifica con las políticas que logran interpretar sus intereses y darle respuesta a sus necesidades es puro mito, no?
Menos mal que lo leen los de La Nación, con este tipo de interpretaciones estamos seguros que jamás van a ganar una elección.
Mirá de lo que me vengo a enterar. Si atendés a los pobres, te votan. Toda una rareza, che.
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