Cómo hacer un acto político cerca de la gente, con obreros, jóvenes, jubiladas, científicos, deportistas, amas de casa, arriba del escenario. Cómo hablarle a los corazones de un pueblo que construye su presente virtuoso. Cómo no sentir el llanto que emerge de la profunda emoción de ser parte de una epopeya histórica, desde las cenizas neoliberales al orgullo nacional. Cómo no darse cuenta cuál es el camino, el único, que nos lleva al futuro venturoso.
No importan los números de la Economía, ni las medidas contracíclicas, ni los millones de dólares de reserva en el BCRA, ahora; eso anda bien. No importan los discursos, ni el reconocimiento de las medidas inclusivas, los jubilados, las netbooks, la asignación universal por hijo, las rutas y las cloacas, el matrimonio igualitario o el fortalecimiento de la Unasur.
Jamás hubo tanta emoción, tanta empatía entre un lider y su pueblo, dice una piba llorando de alegría. Sí, hubo, pero fue hace mucho tiempo, cuando Peron y Evita inauguraban el período más feliz que tuvo la clase trabajadora y los desposeídos, contesta el abuelo. Pasaron muchos años de dolores, muerte y frustraciones, pasó la implosión y el derrumbe de 2001, hasta hoy, dice el papá. Llegó la esperanza y los hechos concretos que no imáginábamos que serían posibles, dice la madre, ahora vamos por más, aunque algunos idiotas tiren piedras desde la banquina.
No importan los números de la Economía, ni las medidas contracíclicas, ni los millones de dólares de reserva en el BCRA, ahora; eso anda bien. No importan los discursos, ni el reconocimiento de las medidas inclusivas, los jubilados, las netbooks, la asignación universal por hijo, las rutas y las cloacas, el matrimonio igualitario o el fortalecimiento de la Unasur.
Jamás hubo tanta emoción, tanta empatía entre un lider y su pueblo, dice una piba llorando de alegría. Sí, hubo, pero fue hace mucho tiempo, cuando Peron y Evita inauguraban el período más feliz que tuvo la clase trabajadora y los desposeídos, contesta el abuelo. Pasaron muchos años de dolores, muerte y frustraciones, pasó la implosión y el derrumbe de 2001, hasta hoy, dice el papá. Llegó la esperanza y los hechos concretos que no imáginábamos que serían posibles, dice la madre, ahora vamos por más, aunque algunos idiotas tiren piedras desde la banquina.
Cómo no imaginar dichas y proyectos, logros imposibles, utopías, si está claro que se puede, si nuestros hijos empujan y nuestras ganas arrecian la desidia, el escepticismo, el odio opositor, si muchos de nosotros nunca estuvimos tan cerca de sentirnos felices por el éxito, no de los bienes materiales individuales, sino de las conquistas sociales, la reparación de heridas, la concreción de anhelos, la recuperación de la patria y la lágrima fácil que fluye porque se siente la certeza de arrivar al paraíso terrenal.
Somos muchos millones de argentinos que no miramos el dedo, miramos la luna que alumbra nuestros sueños.
5 comentarios:
Vi el cierre de campaña por TV (Canal 7, por supuesto). También me emocionó. Pero más que la exposición de la Presidenta me pusieron maripositas en el corazón y en los ojos el enorme amor que Cristina puede "palpar" procedente de SU PUEBLO, especialmente del heterogéneo grupo que estaba a su espalda, muchos de cuyos integrantes han participado de los cortos filmados para el FPV. En sus rostros había orgullo, emoción, confianza y afecto para con esa hermosa morocha que hace rato nos está haciendo volar en brazos de una preciosa ilusión, más atrayente aún si comprobamos que día a día se convierte en maravillosa realidad.
Me está convenciendo. Creo que la voy a votar.
DE NUEVO.
Saludos
Tilo, 70 años
Es al pedo, seré que soy un llorón irremediable, pero ayer no paraba de lagrimear, y leo tu post y el de otros kumpas y se me humedecen los ojos de nuevo ¿como no salir a dar la vida por una mina como está? abrazo Nac&Pop y nos vemos el 10 de diciembre en plaza de Mayo.
K-beza
La utopía sirve para caminar decía Birri, y nuestra conductora se ha encargado de señalarnos claramente el rumbo...
Cristina es un poema,
estéticamente insuperable, un faro que nos indica como interpretar la realidad,
transmite esperanzas, sueños, proyecta un futuro inclusivo, es muy emocionante todo.
Nací en 1947, el peronismo mas allá de la infancia que me permitió vivir (fui uno de esos niños "únicos privilegiados") a lo largo de mi vida se transformo en: una esperanza, una promesa, casi una quimera, una lucha constante con la que unas pocas veces llegamos al gobierno pero que indefectiblemente terminaban en incapacidad, impotencia o directamente traición de quienes "nos representaban". Estos últimos 8 años me permiten mirarme al espejo y sentirme reivindicado, pero no desde el falso orgullo de de sentirse dueño de una verdad, sino como una recompensa a haber mantenido esas convicciones, en ver transformadas esas esperanzas en realizaciones, algunas alcanzadas otras a alcanzar. Pero por sobre todo en ver renacer la mística en los jóvenes. En este acto llore mucho, solo que en lugar de hacerlo por compañeros y broncas, como durante muchos años, lo hice de alegría.
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