Veníamos caminando desde Tecnópolis ─estaba cerrado por reparaciones debido al temporal de anoche─, atravesando el Parque General Paz, bordeando el Museo Saavedra, cuidando que no nos pise un colectivo al cruzar la avenida Constituyentes. Ante nosotros un barrio hermoso, lleno de arboles y sol jugando entre las ramas, y pajaritos furtivos cantando a pesar de las bocinas. Los edificios grises, tranquilos, parecen ignorar el tráfico incansable de la General Paz. Nos metimos por un caminito para alejarnos del ruido automotor.
Una figura pequeña custodiaba uno de los enormes edificios.
─ Buenas tardes, maestro, ¿cómo se llama el barrio? Está muy bueno, se ve que tiene muchos años pero está impecable.
─ ¿El barrio? Se llama Barrio General San Martín. Sí, se mantiene perfectamente. Se construía bien, antes.
El hombre estaba tomando sombra, bastón en mano, de pie, contra la medianera oriental de uno de los monobloc. Parecía una estatua.
─ ¿Estos edificios son de la época de Perón, no?
─ Si, si, de los años 60... no, del 50 y pico, claro.
El hombre no recordaba con precisión. Se llamó Barrio 17 de Octubre. También le decían barrio Grafa, por la fábrica enorme, que llenaba de obreros el paisaje, hasta que el neoliberalismo nos robó el trabajo nacional y nos plantó el hipermercado Wal-Mart.
En 1950, fue inaugurado durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón. Había sido proyectado por el arquitecto Carlos Coire. Era parte de un plan de viviendas comenzado en 1948, junto con los barrio Juan Perón (hoy Barrio Parque Saavedra), 1º de noviembre de 1948 (hoy Barrio Presidente Roque Sáenz Peña), Los Perales (hoy Barrio Manuel Dorrego) y Presidente Mitre. El nombre 17 de Octubre lo cambió la Revolución Fusiladora, en 1955, por General San Martín.
─ ¡Qué lindo es! Se parece al barrio Los Perales, de Mataderos, es casi casi igual.
─ ¿Ah, si? No lo conozco a ese. ¿Sabe?, el otro día me dijeron que desde arriba, desde un avión se veía una V, y una P, ¿se imagina? Yo lo busqué en google pero no lo encontré.
─ Qué bárbaro, ¿Y sabe que Ciudad Evita, en La Matanza, desde arriba tenía la cara de Eva Perón? Se veía el perfil de ella, después creció y se desdibujó el diseño original.
─ ¿Ah, si? No sabía eso.
La flaca escuchaba en silencio a mi lado. Nos miramos y entendí que debíamos retomar la marcha.
─ Bueno, seguimos el paseo, lo saludo maestro... y el domingo no se olvide, vote a Filmus.
─ Espere, espere, no se vaya. El voto es secreto, pero le digo algo... tengo 67 años, ¿sabe una cosa? en toda mi vida he visto lo mismo y la conclusión es que los políticos son todos iguales.
─ Sí, algunos sí, pero podemos cambiar las cosas. Macri no hizo nada en 4 años, los hospitales estan abandonados, las escuelas no tienen gas. Los adoquines de las calles los vendían a los countries...
─ Pero algo hizo Macri.
─ No hizo nada... o sí hizo, hizo grandes negocios con las computadoras para los pibes, por ejemplo. Millones y millones para el grupo Clarín.
─ Lo sé, lo sé. Mire, acá hicieron todas las veredas, con baldozones, pero casi no les ponían cal ni cemento. Yo lo vi. ¿Sabe qué pasó?, se levantaron todas las veredas, en poco tiempo.
─ Bueno, entonces me da la razón.
─ Mire, yo soy amigo del Horacio, lo conozco de chiquito a Rodriguez Larreta. La otra vez, había un árbol podrido por allá. Le mandé un mail y me contestó enseguida. Mira Ronaldo, me dijo, ya está iniciado el trámite, con número y todo, así que, llamá por teléfono para ver como sigue la cosa, y listo.
─ ¿Y? ¿vinieron a sacar el árbol?
─ No, no vinieron, por eso, son todos iguales...
─ Escucheme, maestro, por eso le digo, vote a Filmus, el hombre puede cambiar las cosas, hacer una ciudad mejor. En la escuela de mi hija, no hay gas desde el inicio de las clases, los chicos se mueren de frío.
─ Lo sé, lo sé. Mire, lo voy a pensar.
─ Piénselo, maestro, nos estamos jugando el futuro.
─ A lo mejor tiene razón...
El hombre se quedó en la sombra, mientras el sol caía del otro lado de la General Paz, bastón en mano, de pie, contra la medianera oriental de uno de los monobloc. Parecía una estatua.
─ Nos vemos, maestro.
─ Buena suerte el domingo.
Nos fuimos alejando, con las sombras delante, largas, comentando la charla previa. La flaca me hizo una observación lúcida: tenés que aprender a escuchar ─me dijo─, hubiera sido interesante saber qué pensaba Ronaldo cuando dijo: algo hizo, Macri.
Seguramente, no hubiese tenido nada para decir.
Daniel Mancuso
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