LA CAÍDA

Sobre llovido, mojado.

Luego del escándalo de Schocklender, se agarraron a las piñas en el INADI, y llegó la policía. Claudio Morgado y María Rachid, hasta ayer sus máximas autoridades, están ahora fuera de sus cargos.

Ya dijimos que los grandes medios opositores ─y los ladinos opositores─ no vienen por Schocklender sino por Hebe, por las Madres, por los derechos humanos, por el gobierno, por Cristina.

¿Y? ¿Ahora qué hacemos? Ya sabemos que los enemigos de la democracia, los amigos de lo ajeno, los apropiadores de Papel Prensa y de los 2 hermanitos que no sabemos quiénes son, los que no cumplen con la Ley de Medios, y no respetan la libertad sindical y embarran cada mañana los aires ciudadanos, aprovechan las debilidades y tropiezos de algunos para enchastrar al conjunto.

Ya sabemos que estamos en un año electoral y que faltan pocos meses para decidir si seguimos para adelante o volvemos para atrás. Y muchos poderosos hijos de puta quieren volver para atrás.

Entonces, deberíamos reflexionar acerca de la conveniencia de este tipo de sucesos en la vida pública argentina.

Hubo soberbias, descuídos, disputas personales, errores graves, egos enormes en ebullición. Es comprensible, donde hay personas hay virtudes y miserias; pero con eso no alcanza. Si decimos "Nunca menos", decimos siempre más, no hay lugar para debilidades, ni mediocres conciencias en la cresta de la ola, ni funcionarios idiotas al volante de nada, conduciendo a confusiones varias y distrayéndonos de lo principal. Del piripipí a la acción hay un largo trecho. Todos conocemos a alguien que habla bonito desde la tribuna, y hasta tiene un par de seguidores que lo vivan y lo aplauden. Todo bien con eso. Pero en la cancha es otra cosa, ahí se debe jugar en serio, no siempre sirven las improvisaciones. Además, enfrente hay profesionales que no perdonan tus falencias y te pasan a degüello.

Estoy pensando en quienes leen los titulares canallas, de reojo, en el puesto de diarios, cuando van al laburo o la facultad. Me preocupan los que se intoxican con la tele o la radio, los que no entienden bien qué pasa y están confundidos. Es nuestra tarea evitar que eso suceda. Dar el ejemplo. No andar regalando escándalos gratuítos a los buitres mediáticos. Limpiarnos el neoliberalismo resaca que nos quedó adentro.

«La clase media suele consumir discursos simplones y efectistas elaborados por intelectuales acostumbrados a ser reverenciados por los títulos de nobleza más que por la profundidad y certeza de sus argumentaciones.

»La política se hace con recursos, no se hace con palabrerías de hojarasca. Y el poder siempre corrompe. El discurso del “corruptismo” es una elaboración abstracta que sirve para el púlpito y la galería, pero no para analizar la política o la historia.

»La política incluye actos de corrupción en todos los rincones del mundo, en todas las geografías y en todas las épocas. ...», dice con precisión Hernán Brienza, en Tiempo Argentino.

No debemos darnos el lujo de darle pasto a las fieras. El nosotros crece en la consideración popular; eso molesta a los poderosos intereses conservadores y reaccionarios. Por eso, es imperioso el compromiso revolucionario. Si alguien maneja 3 botones y se le sube el humo a la cabeza, o se encontrara ante la tentación, debería apelar a su mínima honestidad, en algún recoveco de la conciencia, respirar hondo y recitar el "memento mori". Esta es una importante pelea dentro de la en marcha.

Daniel Mancuso

Post scriptum:

Zito Lema sobre Schocklender