Hoy es sábado, repasemos la prensa canalla del día de la fecha.
¿A ver qué dice La Nación, el diario de la oligarquía, a través de sus editorialistas estrellas de la Intelligentzia vernácula?
A ver... a ver... acá hay algo bueno... un tal Carlos M. Reymundo Roberts escribe una nota de análisis político titulada: "La conmovedora semblanza de Néstor"...
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Comienza diciendo:
Entrañable y conmovedora: así fue la semblanza que Alberto Fernández trazó esta semana en La Nacion sobre Néstor Kirchner, al cumplirse ocho años de su llegada al poder...
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Y finaliza así:
... Como vimos, AF destacó en su cálido homenaje que en 2007 Néstor, pudiendo ser reelegido, declinó el privilegio para evitar "una disputa por su sucesión" y dejarle el lugar a su esposa. Todo indica que en las elecciones de octubre el candidato iba a ser él, en detrimento de un segundo mandato de Cristina. Pero no hay que juzgar este hecho en forma ligera: seguramente la veía muy cansada, o quizá consideraba que la etapa de consolidación institucional que ella empezó ahora iba a requerir de otro pulso, de nuevos bríos. Y en cuatro años podía volver Cristina, para aliviar el cansancio de él. Y al final del ciclo, con las reservas (físicas) ya agotadas, se podía intentar con Máximo o con Florencia, o con los dos, en un alegre comenzar y recomenzar.
¿Los opositores? Tranquilos: no hay monarquía que dure cien Kirchner.
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Pero esto no es nada, es sólo una muestra de conceptos repetidos constantemente para instalarlos en las cabecitas de sus lectores ─con el formato del "SENTIDO COMÚN"─ subordinados a la ideología colonizada dominante que difunde La Nación desde su fundación, a cargo del general genocida Bartolomé Mitre. Hay en el centro de la nota un corazón en pleno paroxismo militante, que explota de ignorancia...
- ... Como toda semblanza, la de AF es necesariamente incompleta. Kirchner hizo todo lo que él le atribuye, pero hizo mucho más. La Argentina, efectivamente, estaba dada vuelta, y Néstor nos enseñó que la primera receta es la caja. Con la caja se convence de un rumbo y de un modelo a intendentes, gobernadores, legisladores, jueces, empresarios, periodistas, medios enteros, consultores, diplomáticos, opositores, encuestadores.
La cajita feliz del kirchnerismo es mágica: de allí salen subsidios para todo lo que uno pueda imaginar, de allí surgen súbitas e insospechadas conversiones ideológicas, de allí surgen adhesiones y combatientes, de allí nacen miles de blogueros, de allí brotan multitudes para los actos...
Pobre Carlitos, no puede entender que un bloguero como yo ─como tantos─, que escribe hace 4 años todos los días, una, dos, hasta 3 notas por día, no recibe un mango, ni tiene subsidio de ningún tipo, y se la rebusca como puede para vivir, como cualquier hijo de vecino, sin concesiones ni prebendas, sólo motivado por el amor a su pueblo y la firme convicción de participar en la construcción de un destino común de justicia y libertad. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
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Antes de tildar de gorila con justa razón a Carlos M. Reymundo Roberts, es lógico y necesario contraponer a su libelo una nota maravillosa de Horacio González, donde dice...
Es momento de preguntarnos por la vieja encrucijada de la historia argentina. ¿Qué son los gorilas? ¿Es posible definirlos? ¿Se puede seguir usando ese concepto en la política nacional?
Decir gorilas y gorilismo era una crítica dirigida a quienes renunciaban a la reflexión aun pensando. Lo hacían en nombre de una obstinación oscura, de un arranque de furia que les impedía comprender. Paradójicamente, la acusación de gorilas era un llamado a la razón. Sólo que quien reclamaba comprensión pedía también que se plegara a múltiples exigencias que los perezosos o los egoístas no estaban en condiciones de practicar.
Palabra compleja de la teoría política del denuesto, gorila es un vocablo altamente especializado, de gran jerarquía epistemológica pero con fuerte capacidad de entrevero. Era una acusación surgida de los débiles, que reclamaban esfuerzos especiales para que se entienda qué hacían ellos en la historia y qué deseaban decir.
Si los débiles y desaventajados subían por una vez a un carro brioso de la historia, podía suponerse que lo hacían en medio del apresuramiento, la vehemencia y las dignas equivocaciones. Las críticas que recibían debían considerarse entonces como desmesuras ociosas de los que descartaban un orden conceptual más depurado para interpretar los defectos o desvíos creativos de la historia. Podían ser intelectuales o sutiles caballeros munidos de literaturas y ensalmos, pero al no saber ubicarse frente al “aluvión”, también debían ser objeto de un llamado de alerta. Eran gorilas a pesar de sus sapiencias, o quizá gravemente por ellas, en el caso en que no llevaran a echar luz sobre la imperfecta pero batalladora vida, popular...
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Carlos M. Reymundo Roberts con su prosa no inventa nada nuevo, es un escriba subsidiario y básico de la gran corriente reaccionaria que se anquilosó en los medios de comunicación a mediados del siglo pasado, que sostuvo Golpes de Estado, que tapó crímenes de Lesa humanidad, y fue cómplice y partícipe necesario del más escandaloso remate de la riqueza nacional de que se tenga memoria...
Daniel Mancuso
1 comentario:
No se pierdan
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=E76JajYGsG8
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