Fuimos con la nena al Cervantes. A las 5 de la tarde menos 15 minutos, subimos las escaleras del hermoso teatro y llegamos a la sala para ver:
« MANIFONÍAS, tocata y fuga para títeres » .
Es un espectáculo sin palabras, bellísimo, con un afamado concertista que habla una lengua extraña, ininteligible. Sólo la música, la guitarra y el humor. Pero unos extraños seres comienzan a perturbar su concierto, los títeres, que también hablan graciosamente un idioma dulce y extraterrestre. Los conflictos entre el músico y los visitantes coloridos fueron in crescendo... hasta que se escucho: "¡Matalo!"... "¡Matalo!"... "¡Matalo!¡Matalo!¡Matalo!".
Eran unas voces finitas, de cuatro, cinco años... un pibe, una piba, unos nenes, cuatro, cinco, seis, siete chicos, estaban desparramados por toda la sala... Me di vuelta en la oscuridad tratando de ver a los asesinos y a sus padres, y descubrí que los mayores no les daban bola, no les molestaban los gritos de su progenie ni los intentos de eliminar a los inocentes y molestos (aunque simpáticos) títeres. Pasó un rato y de nuevo: "¡Matalo!"... "¡Matalo!"...
NO hubo un solo: "No digas eso mi amor", "¿Cómo ¡Matalo!?, No, ¡Son buenos los títeres!", "No grites Jaimito, los otros nenes no pueden escuchar la música"...
Contrariamente, mi hija me miraba con sus ojos brillantes de ternura, en la penumbra, y me decía: "Qué dulce el patito"... "¿Viste papi?, le pide al señor que toque la guitarra, chingui chingui..."
¿Qué será de esos pibes cuando sean grandes? ¿Por qué hay padres y madres tan alienados por ahí? Cuánta anestesia moral infecta nuestra sociedad...
Daniel Mancuso
1 comentario:
tal vez habría que matarlo nomás...
No... es broma... tenés razón... No quieras saber las cosas que se escuchan en el colectivo en ese tono... y a veces, una maestra es objeto del encono, a veces la presidenta, a veces la empleada que limpia...
Te mando un abrazo!
Publicar un comentario