sábado, 2 de agosto de 2008

PARAGUAY camina



El ex obispo Fernando Lugo, quien dedicó casi 30 años de su vida a ser sacerdote, juró como nuevo presidente de Paraguay y asumió formalmente el cargo, que ocupará hasta el 2013, en un acto que pone fin a seis décadas de administración del Partido Colorado en ese país.

Lugo recibió los atributos de mando en un escenario montado frente al Senado de la Nación, de manos del titular del Congreso, Enrique González Quintana, frente a una decena de mandatarios de la región.

El presidente electo de Paraguay, Fernando Lugo dijo en declaraciones formuladas ayer que donará su sueldo y que el 15 de agosto de 2008 comienza una nueva historia, porque "no queremos ser conocidos sólo por la corrupción, la ilegalidad y el narcotráfico", dijo en un acto organizado por agrupaciones sociales.

"Este infortunio que se enamoró de nuestro país no queremos repetirlo. No venimos para repetir la historia, porque no queremos ser conocidos sólo por la corrupción, la ilegalidad y el narcotráfico", afirmó Lugo al cerrar un emotivo acto de jura popular de su cargo en el que hubo danzas y ofrendas de pueblos originarios, murgas y un conjunto musical venezolano.

La concentración, organizada por la Coordinadora del Frente Social y Popular y partidos de izquierda de la futura coalición de gobierno, estaba inicialmente previsto con la presencia de mandatarios latinoamericanos como el venezolano Hugo Chávez y el boliviano Evo Morales, pero finalmente sólo estuvo y habló el vicepresidente de Cuba, José Ramón Machado Ventura.

Lugo afirmó, al recibir al ex ministro de Ganadería uruguayo y dirigente Tupamaro, José Pepe Mujica, que "tendremos un Mercosur sin Paraguay y Uruguay". Pero a continuación aclaró que buscará un bloque regional "en el que todos los países estemos de igual a igual".

"Tiemblen los que han robado el dinero y las ilusiones de este pueblo", enfatizó tras decir que donará su sueldo cuando asuma el cargo.

Aseguró el ex obispo que con su gobierno se iniciará "un proceso irreversible" en el que "resucitarán los próceres de la independencia y Paraguay soberano e independiente no volverá a ser esclavo de ningún país".

También agradeció al pueblo argentino donde "tantos paraguayos encontraron su segunda casa" y aseguró que gobernará por eso para todo su pueblo, para los que están en su país y los que marcharon a la Argentina, España o Estados Unidos.




El Papa Ratzinger lo suspendió a divinis. Ahora es presidente de Paraguay. Sandalias de sacerdote y barba gris, Fernando Lugo, 57 años, es la última sorpresa política latinoamericana. Viene de la teología de la liberación. Es un ex obispo. Ha dejado la misión religiosa para dirigir los destinos de su pueblo.

Propone una reforma agraria, habla de justicia social, piensa una nueva política energética, pero lo hace sin prometer la revolución.

Es un enorme desafío el traer el cambio a Paraguay. El ex obispo que desbancó al Partido Colorado después de 61 años, a la cabeza de una variopinta alianza que aglutina sectores de izquierda, centro y centroderecha, sabe que no tiene una tarea sencilla por delante, y es consciente del riesgo de decepcionar a los millones de paraguayos que confían en que el nuevo gobierno traerá aires renovados. Su vicepresidente, Federico Franco, fue presidente del partido Liberal Radical Auténtico.

Fernando Lugo no está asustado, ocupará por unos años la residencia presidencial de Mburuvichá Roga ("casa del jefe" en guaraní) y dice:

"Uno de los ejes importantes es la recuperación de la institucionalidad. Vamos a tomar unas instituciones estatales identificadas con el partido hegemónico. Queremos que estas instituciones estén al servicio de toda la ciudadanía sin distinción ideológica.

"Nosotros dijimos desde la campaña que no era fácil ganarle al Partido Colorado, pero tampoco era imposible, y ocurrió. El primer paso está hecho. Creo que no va a ser fácil cumplir con todas las expectativas en el campo social, económico, en el campo de las oportunidades. Pero tampoco va a ser imposible en tanto y en cuanto tengamos la paciencia histórica de que todo forma parte importante de un proceso de decisiones. Un proceso de reactivación económica, de dar oportunidades a todos los paraguayos por igual, un proceso que queremos iniciar con la reforma agraria, una administración más transparente y equitativa de todos los recursos del país.

"Dependemos de importaciones casi en el 100 por ciento, como el petróleo. Y la institución Petropar (Petróleo del Paraguay) mostró un desabastecimiento en las últimas semanas. Eso es como una bomba de tiempo para un gobierno que se inicia. Consideramos eso como una gran conspiración, que lo han hecho a propósito los del gobierno que se va: hay hechos en los cuales hay sobradas razones para desconfiar que no se han hecho con buena voluntad".




Un poco de historia paraguaya


Asociación Nacional Republicana mejor conocido como Partido Colorado, es un partido político paraguayo de tendencia conservadora y nacionalista fundado el 11 de septiembre de 1887 con el nombre inicial de Partido Nacional Republicano, los fundadores entre otros estaba el que fuera presidente paraguayo Bernardino Caballero, poco tiempo después de los seis años de gobierno anteriores suyos (1880-1886), sin embargo Caballero era en realidad el máximo dirigente del país usando el control del partido para designar a candidatos a la presidencia afines, hasta la insurrección del partido liberal en 1904.

Salvo por la primera parte del siglo XX (1904 a 1946), desde su fundación ha sido el partido de gobierno en Paraguay. Entre 1947 y 1963 fue el único partido legal y por tanto única organización que podía presentar candidatos en cualquier proceso electoral.

Aun cuando se hayan realizado elecciones verificadas por organismos internacionales, hasta ahora ha resultado vencedor el Partido Colorado en todas las elecciones generales desde 1947.

Luego de la larga dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989), donde dicho dictador controló el partido y desde la elección del primer presidente civil Juan Carlos Wasmosy en 1993, la organización ha visto importantes pérdidas en el porcentaje de votos en cada período. En las elecciones de 2003, el candidato colorado Nicanor Duarte Frutos obtuvo menos de 40% del voto popular, en las elecciones generales de 2008 postula a Blanca Ovelar quien finalmente es derrotada por el candidato Fernando Lugo quien terminó con 6 décadas de hegemonía colorada.

Entre las corrientes internas de la ANR - PC están: el Tradicionalismo Renovador encabezado por Ángel Roberto Seifart, Movimiento de Reconciliación Colorada, liderado por Luis María Argaña, de ideología ultraconservadora estatista y que apoyaba al gobierno del dictador Stroessner; Acción Democrática Republicana capitaneada por Juan Carlos Wasmosy, cuya ideología sería liberal-conservador, y principal facción pro-civil del partido; Movimiento Unidad de Reencuentro Colorado liderada por Bader Rachid Lichi y que apoyó al que fuera presidente Luis González Macchi; Movimiento de Reconstrucción Nacional Republicano, otra corriente pro-Stroessner encabezada por el nieto de éste, Alfredo Stroessner Domínguez; Vanguardia Colorada, encabezada por Luis Alberto Castiglioni;Unión Nacional de Colorados Éticos, la fracción militarista anti-Stroessner manejada por el general Lino César Oviedo y que después se escindió del Partido Colorado en una nueva organización denominada Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (UNACE).

Nicanor Duarte Frutos, que accedió a la presidencia de Paraguay en 2003 encabeza un gobierno que mantiene buenas relaciones con los gobiernos de izquierda en Latinoamerica, y volviendo al estatista en lo económico, al contrario de los gobiernos colorados predecesores después de la caida de Stroessner caracterizados por ser marcadamente neoliberales.

Las internas coloradas para elegir al candidato para presidente de la ANR-PC eran disputadas por Blanca Duarte de Ovelar, apoyada por el presidente Nicanor Duarte Frutos y el resto de la cúpula oficialista colorada, y el otro candidato, Luis Alberto Castiglioni, líder del movimiento opositor Vanguaria Colorada. Las internas terminaron en un dudoso empate técnico que al final se resolvió por la victoria de Blanca Duarte. La elección tuvo fuertes y claras acusaciones de fraude, pero no se pudo llegar a cambiar el resultado. La elección de Blanca Ovelar dejó a la ANR-PC con una marcada división debido al claro fraude, por lo que Luis Castiglioni dejó a sus seguidores votar por el candidato que quieran para las elecciones generales. La candidata oficialista y el presidente de la república empezaron una campaña marcada por el insulto a la prensa, a los empresarios y un fuerte temor hacía los funcionarios públicos, que eran arreados como ganado hacia los eventos del partido. Este descontento dentro del propio partido, así como el surgimiento de la figura opositora de Fernando Lugo, que logró unir a casi toda la oposición en una Alianza, derivó en una derrota de la candidata colorada frente a Lugo, que logró el 40% de los votos contra 30% que obtuvo la ANR-PC.

Así, la Asociación Nacional Republicana-Partido Colorado dejará el poder por su propia ineficacia y corrupción desde hace 61 años.


Así como el imperialismo de los Estados Unidos de Norte América fue el impulsor de los golpes de Estado y las dictaduras del siglo XX, el imperio Britanico tuvo una injerencia decisiva en el comercio, los gobiernos y guerras entre hermanos sudamericanos durante el siglo XIX.



La Guerra de la Triple Alianza

BARTOLOME MITRE

La guerra que enfrentó a la Argentina, Brasil y Uruguay contra Paraguay, entre 1865 y 1870, respondió más a los intereses británicos y de acabar con un modelo autónomo de desarrollo como el paraguayo, que podía devenir en un "mal ejemplo" para el resto de América latina, que a los objetivos de unificación nacional y defensa del territorio proclamados por sus promotores.

El conflicto que terminó por enfrentar al Paraguay con la Triple Alianza formada por Argentina, Brasil y Uruguay tuvo su orígen en 1863, cuando el Uruguay, fue invadido por un grupo de liberales uruguayos comandados por el General Venancio Flores y derrocaron al gobierno blanco, de tendencia federal y único aliado del Paraguay en la región.

La invasión había sido preparada en Buenos Aires con el visto bueno del presidente Bartolomé Mitre y el apoyo de la armada brasileña. El Paraguay intervino en defensa del gobierno depuesto y le declaró la guerra al Brasil.

El gobierno de Mitre se había declarado neutral pero no permitió el paso por Corrientes de las tropas comandadas por el gobernante paraguayo Francisco Solano López. Esto llevó a López a declarar la guerra también a la Argentina.

Brasil, la Argentina y el nuevo gobierno uruguayo firmaron en mayo de 1865 el Tratado de la Triple Alianza en el que se fijaban los objetivos de la guerra y las condiciones de rendición que se le impondrían al Paraguay.

Hasta 1865 el gobierno paraguayo, bajo Carlos Antonio López y su hijo Francisco Solano López, construyó astilleros, fábricas metalúrgicas, ferrocarriles y líneas telegráficas. La mayor parte de las tierras pertenecía al estado que ejercía además una especie de monopolio de la comercialización en el exterior de sus dos principales productos: la yerba y el tabaco. El Paraguay era la única nación de América Latina que no tenía deuda externa porque le bastaban sus recursos.

Decía J. B. Alberdi:

"Si es verdad que la civilización de este siglo tiene por emblemas las líneas de navegación por vapor, los telégrafos eléctricos, las fundiciones de metales, los astilleros y arsenales, los ferrocarriles, etc., los nuevos misioneros de civilización salidos de Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, San Juan, etc., etc., no sólo no tienen en su hogar esas piezas de civilización para llevar al Paraguay, sino que irían a conocerlas de vista por la primera vez en su vida en el "país salvaje" de su cruzada civilizadora"

La impopularidad de la Guerra de la Triple alianza sumada a los tradicionales conflictos generados por la hegemonía porteña, provocaron levantamientos en Mendoza, San Juan, La Rioja y San Luis.

El caudillo catamarqueño Felipe Varela lanzó una proclama llamando a la rebelión y a no participar en una guerra fratricida diciendo: "Ser porteño es ser ciudadano exclusivista y ser provinciano es ser mendigo sin patria, sin libertad, sin derechos. Esta es la política del gobierno de Mitre. Soldados Federales, nuestro programa es la práctica estricta de la Constitución jurada, el orden común, la amistad con el Paraguay, y la unión con las demás repúblicas americanas."
A pesar de contar con un importante apoyo popular, Felipe Varela es derrotado por las fuerzas nacionales en 1867. Como decía la zamba de Vargas nada podían hacer las lanzas contra los modernos fusiles de Buenos Aires.

La participación argentina en la guerra respondía también al interés del gobierno en imposibilitar una posible alianza entre las provincias litorales y el Paraguay

La guerra era para los paraguayos una causa nacional. Todo el pueblo participaba activamente de una guerra defensiva. Los soldados de la Triple Alianza peleaban por plata o por obligación. Esto llevó a los paraguayos a concretar verdaderas hazañas militares, como el triunfo de Curupaytí, donde contando con un armamento claramente inferior, tuvieron sólo 50 muertos frente a los 9.000 de los aliados, entre ellos Dominguito, el hijo de Domingo Faustino Sarmiento.

Decía La Nación, el diario de Mitre:

"Algunos miopes creen que el fanatismo de los paraguayos es el temor que tienen al déspota (Solano López) y explican su servilismo por el sistema rígido con que son tratados. Soy de diferente opinión: ¿cómo me explica usted que esos prisioneros de Yatay, bien tratados por los nuestros y abundando en todo, se nos huyan tan pronto se les presenta la ocasión para ir masivamente a engrosar las filas de su antiguo verdugo?"

Mitre trataba de explicar las dificultades de la guerra echándole la culpa a la creciente oposición interna.

"¿Quién no sabe que los traidores alentaron al Paraguay a declararnos la guerra? Si la mitad de la prensa no hubiera traicionado la causa nacional armándose a favor del enemigo, si Entre Ríos no se hubiese sublevado dos veces, si casi todos los contingentes de las provincias no se hubieran sublevado al venir a cumplir con su deber, si una opinión simpática al enemigo extraño no hubiese alentado a la traición ¿quién duda que la guerra estaría terminada ya?"

En nuestro país, la oposición a la guerra se manifestaba de las maneras más diversas, entre ellas, la actitud de los trabajadores correntinos que se negaron a construir embarcaciones para las tropas aliadas y en la prédica de pensadores que como Juan Bautista Alberdi y José Hernández, el autor del Martín Fierro apoyaban al Paraguay.

En 1870, durante la presidencia de Domingo Sarmiento las tropas aliadas lograron tomar Asunción poniendo fin a la guerra. El Paraguay había quedado destrozado, diezmada su población y arrasado su territorio.

Mitre había hecho un pronóstico demasiado optimista sobre la guerra:

"En 24 horas en los cuarteles, en 15 días en campaña, en 3 meses en la Asunción"

Pero lo cierto es que la guerra duró casi 5 años, le costó al país más de 500 millones de pesos y 50.000 muertos. Sin embrago benefició a comerciantes y ganaderos porteños y entrerrianos cercanos al poder que hicieron grandes negocios abasteciendo a las tropas aliadas.

El general Mitre declaró:

"En la guerra del Paraguay ha triunfado no sólo la República Argentina sino también los grandes principios del libre cambio (...) Cuando nuestros guerreros vuelvan de su campaña, podrá el comercio ver inscripto en sus banderas victoriosas los grandes principios que los apóstoles del libre cambio han proclamado".


Por el tratado de la Triple Alianza, se establecía que los aliados respetarían la integridad territorial del Paraguay. Terminada la guerra, los ministros diplomáticos de los tres países se reunieron en Buenos Aires. El ministro de Relaciones Exteriores de Sarmiento, Mariano Varela expresó:

"La victoria no da a las naciones aliadas derecho para que declaren, entre sí, como límites suyos los que el tratado determina. Esos límites deben ser discutidos con el gobierno que exista en el Paraguay y su fijación será hecha en los tratados que se celebren, después de exhibidos, por las partes contratantes, los títulos en que cada una apoya sus derechos."

El embajador del Brasil en Argentina, Barón de Cotepige, negoció separadamente con el Paraguay tratados de límites, de paz, de comercio y navegación. Esto provocó el enojo argentino que decidió enviar a Río una misión diplomática encabezada por Mitre. Al ser recibido por el ministro brasileño dijo el delegado:

"Me es grato hacer los más sinceros votos por la prosperidad y el engrandecimiento de la Gran Nación Brasileña, unida a la Argentina, sin olvidar la República Oriental del Uruguay, y por la gloria y sacrificios comunes de dos décadas memorables de lucha contra dos bárbaras tiranías que eran el oprobio de la humanidad y un peligro para la paz y la libertad de estas naciones."
Lo cierto es que Brasil si pensaba que la victoria daba derechos: saqueó Asunción, instaló un gobierno adicto y se quedó con importantes porciones del territorio paraguayo.

El regreso de las tropas trajo a Buenos Aires, en 1871, una terrible epidemia de fiebre amarilla contraída por los soldados en la guerra. La peste dejó un saldo de 13 mil muertos, e hizo emigrar a las familias oligárquicas hacia el Norte de la ciudad abandonando sus amplias casonas de la zona Sur. Sus casas desocupadas fueron transformadas en conventillos.

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