El hijo de José González Castillo nació el 6 de Agosto de 1906 en Buenos Aires. Lo llamaron Ovidio Cátulo González Castillo.
De Niño, su familia se radica en la ciudad de Valparaíso, en Chile, por la situación política, hasta que Hipólito Yrigoyen sube como presidente y deciden regresar.
A los 8 años ya distribuía su tiempo entre los estudios y su pasión por la música, aprendiendo solfeo, teoría y violín.
Años más tarde, comenzó a estudiar piano y composición. Su primer tango fue premiado en el concurso de "Disco Doble Nacional" organizado por Max Glucksman, éste se titulaba "Organito de la tarde" al que posteriormente su padre le escribió la letra.
Viaja a España, junto con una orquesta integrada por: Ricardo Malerba y Miguel Caló en bandoneones, Alfredo Malerba en piano, Carlos Malerba y Estanislao Savarese en violines, Roberto Maida en voz y él como pianista y director. Entre su repertorio estaban: "Caminito del taller", "Acuarelita de arrabal", "Silbando", "El Aguacero" e "Invocación al tango". La gira, debido al gran éxito que tuvieron, se prolongó por mas de dos años, y su regreso fue con todos los honores.
En 1930, de vuelta en Buenos Aires, fue nombrado profesor de solfeo y teoría, en el Conservatorio Municipal de Música. En 1931, viaja nuevamente a Europa con la compañia del "Teatro Sarmiento". En 1935 decide volcarse a su creación poética optando por la colaboración con músicos que tuviesen orquesta para la composición de la música.
Fue muy importante la obra en colaboración con Anibal Troilo: "María", "La última curda", "La cantina", "A Homero", "Y a mi qué", "Una canción" y Desencuentro".
Entre los tangos de su creación: "Dinero, Dinero" (en conjunto con Enrique Delfino), "Te llaman violín" (junto a Elvino Vardano), "La Madrugada" (en colaboración con Angel Maffia), "Un hombre silba" (con música de Sebastian Piana), "Para qué te quiero tanto" (en compañia de Juan Lorenza), "Papel Picado" y "Tango sin letra" entre otros. Como periodista trabajó en diarios como "El Líder", "El Nacional" y "Última Hora".
Fue presidente de SADAIC y de la Comisión Nacional de Cultura, hasta que nuevamente por aspectos políticos en 1955 fue despojado de sus cargos hasta el año 1958 cuando Arturo Frondizi asume el gobierno. Continuó trabajando en SADAIC y a los 69 años, el 19 de Octubre de 1975 fallece en su casa de un síncope cardíaco.
La última curda
(Tango - Música: Aníbal Troilo; Letra: Cátulo Castillo)
(Tango - Música: Aníbal Troilo; Letra: Cátulo Castillo)
Lastima, bandoneón,
mi corazon
tu ronca maldición maleva...
Tu lágrima de ron
me lleva
hasta el hondo bajo fondo
donde el barro se subleva.
¡Ya sé, no me digás! ¡Tenés razón!
La vida es una herida absurda,
y es todo tan fugaz
que es una curda, ¡nada más!
mi confesión.
Contame tu condena,
decime tu fracaso,
¿no ves la pena
que me ha herido?
Y hablame simplemente
de aquel amor ausente
tras un retazo del olvido.
¡Ya sé que te lastimo!
¡Ya se que te hago daño
llorando mi sermón de vino!
Pero es el viejo amor
que tiembla, bandoneón,
y busca en el licor que aturde,
la curda que al final
termine la función
corriéndole un telón al corazón.
Un poco de recuerdo y sinsabor
gotea tu rezongo lerdo.
Marea tu licor y arrea
la tropilla de la zurda
al volcar la última curda.
Cerrame el ventanal
que quema el sol
su lento caracol de sueño,
¿no ves que vengo de un país
que está de olvido, siempre gris,
tras el alcohol?...
Caserón de tejas
(Vals 1941 - Música: Sebastián Piana; Letra: Cátulo Castillo)
(Vals 1941 - Música: Sebastián Piana; Letra: Cátulo Castillo)
¡Barrio de Belgrano!
¡Caserón de tejas!
¿Te acordás, hermana,
de las tibias noches
sobre la vereda?
¿Cuando un tren cercano
nos dejaba viejas,
raras añoranzas
bajo la templanza
suave del rosal?
¡Todo fue tan simple!
¡Claro como el cielo!
¡Bueno como el cuento
que en las dulces siestas
nos contó el abuelo!
Cuando en el pianito
de la sala oscura
sangraba la pura
ternura de un vals.
¡Revivió! ¡Revivió!
En las voces dormidas del piano,
y al conjuro sutil de tu mano
el faldón del abuelo vendrá...
¡Llamalo! ¡Llamalo!
Viviremos el cuento lejano
que en aquel caserón de Belgrano
venciendo al arcano nos llama mamá...
¡Barrio de Belgrano!
¡Caserón de tejas!
¿Dónde está el aljibe,
dónde están tus patios,
dónde están tus rejas?
Volverás al piano,
mi hermanita vieja,
y en las melodías
vivirán los días
claros del hogar.
Tu sonrisa, hermana,
cobijó mi duelo,
y como en el cuento
que en las dulces siestas
nos contó el abuelo,
tornará el pianito
de la sala oscura
a sangrar la pura
ternura del vals...
Desencuentro
(Tango Música: Aníbal Troilo; Letra: Cátulo Castillo)
Estás desorientado y no sabés
qué "trole" hay que tomar para seguir.
Y en este desencuentro con la fe
querés cruzar el mar y no podés.
La araña que salvaste te picó
-¡qué vas a hacer!-
y el hombre que ayudaste te hizo mal
-¡dale nomás!-
Y todo el carnaval
gritando pisoteó
la mano fraternal
que Dios te dio.
¡Qué desencuentro!
¡Si hasta Dios está lejano!
Llorás por dentro,
todo es cuento, todo es vil.
En el corso a contramano
un grupí trampeó a Jesús...
No te fíes ni de tu hermano,
se te cuelgan de la cruz...
Quisiste con ternura, y el amor
te devoró de atrás hasta el riñón.
Se rieron de tu abrazo y ahí nomás
te hundieron con rencor todo el arpón
Amargo desencuentro, porque ves
que es al revés...
Creiste en la honradez
y en la moral...
¡qué estupidez!
Por eso en tu total
fracaso de vivir,
ni el tiro del final
te va a salir.
Tinta roja
(Tango 1941 - Música: Sebastián Piana; Letra: Cátulo Castillo)
(Tango 1941 - Música: Sebastián Piana; Letra: Cátulo Castillo)
Paredón,
tinta roja en el gris
del ayer...
Tu emoción
de ladrillo feliz
sobre mi callejón
con un borrón
pintó la esquina...
Y al botón
que en el ancho de la noche
puso el filo de la ronda
como un broche...
Y aquel buzón carmín,
y aquel fondín
donde lloraba el tano
su rubio amor lejano
que mojaba con bon vin.
¿Dónde estará mi arrabal?
¿Quién se robó mi niñez?
¿En qué rincón, luna mía,
volcás como entonces
tu clara alegría?
Veredas que yo pisé,
malevos que ya no son,
bajo tu cielo de raso
trasnocha un pedazo
de mi corazón.
Paredón
tinta roja en el gris
del ayer...
Borbotón
de mi sangre infeliz
que vertí en el malvón
de aquel balcón
que la escondía...
Yo no sé
si fue negro de mis penas
o fue rojo de tus venas
mi sangría...
Por qué llegó y se fue
tras del carmín
y el gris,
fondín lejano
donde lloraba un tano
sus nostalgias de bon vin.
El tango "El Aguacero" (según José Gobello en Tangos, letras y letristas) se escribió en el barco que traía de Europa al poeta José González Castillo, en 1930, junto a su hijo Cátulo, y estrenado poco después por Abelardo Farías en la revista De la tapera al rascacielos, presentada en el "Teatro Cómico". Cátulo Ovidio González Castillo -era el nombre de familia- se hizo conocer con su primer nombre, Cátulo, y no usó el apellido del padre. Tenía 24 años.
Como si fuera renegado del destino
de trenzar leguas y leguas sobre la triste extensión,
va la carreta rechinando en el camino
que parece abrirse al paso de su blanco cascarón...
Cuando chilla la osamenta,
señal que viene tormenta...
Un soplo fresco va rizando los potreros
y hacen bulla los horneros
anunciando el chaparrón...
Y la pampa es un verde pañuelo
colgado del cielo,
tendido en el sol...
Como a veces se muestra la vida,
sin sombra, ni herida,
sin pena... ni amor...
El viento de la cañada
trae gusto a tierra mojada...
Y en el canto del viejo boyero
parece el pampero
soplar su dolor...
Se ha desatado de repente la tormenta
y es la lluvia una cortina
tendida en la inmensidad...
mientras los bueyes en la senda polvorienta
dan soplidos de contento, como con ganas de andar...
Bien haiga el canto del tero
que saluda al aguacero...
Ya no es tan triste la tristeza del camino,
y en el pértigo el boyero
tiene ganas de cantar...
¡Langalay!... Viejo buey
lomo overo,
callado aparcero de un mismo penar...
Igual yugo nos ata al camino,
pesado destino de andar y de andar...
Adónde irás, buey overo,
que no te siga el boyero...
Y la pampa es un verde pañuelo
colgado del cielo
que quiere llorar.
6 comentarios:
Segun tengo entendido en Argentina solo se usa el apellido paterno.Como entonces es que Catulo Castillo tenia apellido paterno Gonzalez y materno Castillo?? O es que la ley cambio despues de su nacimiento?
hay algunas pocas excepciones, una de ellas es la del poeta (pero en general se usa sólo un apellido)
saludos.
Gracias por respuesta sobre lo del apellido materno.Lo que aun no queda claro es en que se basan esas "pocas excepciones".No es la Ley igual para todos?Bastante confuso el sistema.
En aquella época, dependía del empleado del registro civil que tocara en suerte. Hoy día, está todo más organizado...
Gracias por aclarar mi curiosidad.Hay que admitir que en eso Argentina establece un record mundial.Total falta de legislacion sobre un importante aspecto de la vida ciudadana,y luego todo en manos de un funcionario del Civil.De Ripley.
Las letras de Cátulo, cómo las canta la tana Rinaldi, ya está.
Saludos
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