Se fue desparramando como un tumor maligno, lento, indefectible. El gobierno del virrey ingeniero y sus burócratas satélites, con prisa y sin pausa, se dedicaron a desarmar la verdad.
Estamos desolados, rumiando Cambalache: qué falta de respeto... qué atropello a la razón...
¿Existe la verdad? ¿Hay una adecuación entre una proposición emitida por el mandatario y el estado de cosas que expresa? Cuando dice: Pobreza Cero, es verdad si la Pobreza tiende a cero, no si aumenta cada día. Los diarios no hablan de nuestros dolores, la tele nos distrae con estupideces, la radio propaga falacias, una farsa maquiavélica se esparce por doquier, se instala en las conciencias incautas, se repite automáticamente... se establece como verdad irrefutable.
¿Existe la justicia? El señor juez indulta a los mafiosos millonarios y encarcela a las pobres víctimas. Las denuncias se encanutan, las investigaciones se dilatan, los crímenes enormes, multitudinarios, indescriptibles, los estragos sociales económicos y financieros se desvanecen en los cajones sin fondo de los tribunales y el olvido. ¿Existe dios?
Una negra coya vive encarcelada sin condena, un periodista emprendedor nos convence de su culpabilidad... un pibe artesano está desaparecido, una ministra defiende a los secuestradores... un genocida condenado por delitos de lesa humanidad se muda a su country de arresto domiciliario VIP... un presidente, una gobernadora, un jefe de Gobierno, actúan en puestas en escena de actos de gobierno ficticios, actores sin talento, pero los extras aplauden para la foto en el matutino de gran tirada.
Veníamos de los tiempos de la dictadura genocida, sobrevivimos la década infame menemista, sufrimos la alianza, el corralito y la implosión, no habíamos imaginado las sorpresas que traía el siglo de la anestesia tecnológica. Tuvimos una primavera larga, creímos que el capitalismo nos daba la oportunidad de ser felices a muchos, en democracia, pero poco a poco, la mentira de diseño prefiguró el invierno neoliberal de la posverdad.
Cada mañana, despertamos en la pesadilla variopinta de los despidos masivos, tarifazos en cuotas, promezas incumplidas, pesadas herencias interminables, olvido de Malvinas, privatización de la Patagonia, Represión a toda protesta social, política, sindical o estudiantil que no puedan silenciar... Presente agobiante, futuro inestable con probabilidad de chaparrones y tormentas fuertes con caída de granizo.
Un montón de compatriotas creen que creen lo contrario. Unos cuantos darían la vida en una guerra fratricida para exterminar a la lacra. La lacra somos todos los que no pensamos como ellos. Vaya paradoja. La violenta clasemedia no quiere perder sus privilegios, y ataca a los de abajo en lugar de enfrentar a los perversos operadores del caos, los de arriba, los de siempre.
Qué dirán los libros de historia es un misterio. ¿Harán referencia a un empresario jefe de Estado, verdugo de sus votantes y opositores, corrupto y cínico, hijo de un empresario, que se hizo millonario paulatinamente a costa del Estado nacional, con todos los gobiernos, civiles y militares? ¿Hablarán de contrabandos, licitaciones manipuladas, fuga de capitales, cuentas off shore, paraísos fiscales, escuchas ilegales, negacionismo, connivencia judicial, impunidad vitalicia? ¿Descubrirán que del virrey ingeniero para abajo, todos eran empleados de los poderes fácticos del coloniaje?
Así como hubo una Generación del 80, cómo llamarán a la generación de mediocres y brutos insensibles que nos robó la sonrisa junto a sus amigos gerentes y chicos ricos del club de la alegría de ellos...
Estamos desolados, rumiando Cambalache: qué falta de respeto... qué atropello a la razón...
¿Existe la verdad? ¿Hay una adecuación entre una proposición emitida por el mandatario y el estado de cosas que expresa? Cuando dice: Pobreza Cero, es verdad si la Pobreza tiende a cero, no si aumenta cada día. Los diarios no hablan de nuestros dolores, la tele nos distrae con estupideces, la radio propaga falacias, una farsa maquiavélica se esparce por doquier, se instala en las conciencias incautas, se repite automáticamente... se establece como verdad irrefutable.
¿Existe la justicia? El señor juez indulta a los mafiosos millonarios y encarcela a las pobres víctimas. Las denuncias se encanutan, las investigaciones se dilatan, los crímenes enormes, multitudinarios, indescriptibles, los estragos sociales económicos y financieros se desvanecen en los cajones sin fondo de los tribunales y el olvido. ¿Existe dios?
Una negra coya vive encarcelada sin condena, un periodista emprendedor nos convence de su culpabilidad... un pibe artesano está desaparecido, una ministra defiende a los secuestradores... un genocida condenado por delitos de lesa humanidad se muda a su country de arresto domiciliario VIP... un presidente, una gobernadora, un jefe de Gobierno, actúan en puestas en escena de actos de gobierno ficticios, actores sin talento, pero los extras aplauden para la foto en el matutino de gran tirada.
Veníamos de los tiempos de la dictadura genocida, sobrevivimos la década infame menemista, sufrimos la alianza, el corralito y la implosión, no habíamos imaginado las sorpresas que traía el siglo de la anestesia tecnológica. Tuvimos una primavera larga, creímos que el capitalismo nos daba la oportunidad de ser felices a muchos, en democracia, pero poco a poco, la mentira de diseño prefiguró el invierno neoliberal de la posverdad.
Cada mañana, despertamos en la pesadilla variopinta de los despidos masivos, tarifazos en cuotas, promezas incumplidas, pesadas herencias interminables, olvido de Malvinas, privatización de la Patagonia, Represión a toda protesta social, política, sindical o estudiantil que no puedan silenciar... Presente agobiante, futuro inestable con probabilidad de chaparrones y tormentas fuertes con caída de granizo.
Un montón de compatriotas creen que creen lo contrario. Unos cuantos darían la vida en una guerra fratricida para exterminar a la lacra. La lacra somos todos los que no pensamos como ellos. Vaya paradoja. La violenta clasemedia no quiere perder sus privilegios, y ataca a los de abajo en lugar de enfrentar a los perversos operadores del caos, los de arriba, los de siempre.
Qué dirán los libros de historia es un misterio. ¿Harán referencia a un empresario jefe de Estado, verdugo de sus votantes y opositores, corrupto y cínico, hijo de un empresario, que se hizo millonario paulatinamente a costa del Estado nacional, con todos los gobiernos, civiles y militares? ¿Hablarán de contrabandos, licitaciones manipuladas, fuga de capitales, cuentas off shore, paraísos fiscales, escuchas ilegales, negacionismo, connivencia judicial, impunidad vitalicia? ¿Descubrirán que del virrey ingeniero para abajo, todos eran empleados de los poderes fácticos del coloniaje?
Así como hubo una Generación del 80, cómo llamarán a la generación de mediocres y brutos insensibles que nos robó la sonrisa junto a sus amigos gerentes y chicos ricos del club de la alegría de ellos...
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