Las dolorosas frustraciones de millones de exiliados de los fondos del planeta queriendo entrar a las puertas del cielo capitalista nos interpelan. Primero: la desestabilización, la guerra en territorios ajenos, las invasiones, las matanzas, la destrucción, el saqueo, el hambre... luego el exilio, los desplazamientos, el hambre, las invasiones bárbaras... Europa devela la horrenda cara del anarco capitalismo depredador...
►2.
El problema de los refugiados, por Osvaldo Bayer
En Alemania, el problema de los refugiados es muy grave. Ya se han producido reacciones de la extrema derecha germana que, al grito de “extranjeros afuera”, han quemado y destruido construcciones a las que van llegando. La primera ministra Merkel ha saludado la llegada de los cientos de miles de refugiados, señalando que Alemania necesita más trabajadores para crecer más. Argumento discutible porque Alemania, oficialmente, tiene en la actualidad dos millones de desocupados.
Es decir, el único argumento válido es el que esgrime razones humanitarias. Se trata de perseguidos a los cuales hay que tenderles la mano.
El problema es monumental, sin ninguna duda. La violencia crece en el tercer mundo mientras el primer mundo no para de crecer. Uno se pregunta: ¿Para qué existe la Organización de Naciones Unidas si no ha sido capaz de crear un sistema económico aceptado por todos sobre la base de la Igualdad y la Justicia? ¿Hasta dónde va a seguir creciendo esta crisis con una inmigración en aumento del tercer al primer mundo?
Está muy bien que se acepten nuevos perseguidos pero, en vez de adaptarlos a la sociedad rica, ¿por qué no se inaugura un espacio neutral en los continentes nuevos donde se invierta para lograr trabajo para todos y no que la solución sea marchemos todos a Europa, donde se supone que se vive bien? Europa también cae en tiempos de crisis. Crear una especie de Plan Marshall pero que derrame trabajo. Crear trabajo, realizar inversiones y así mejorar notablemente las condiciones de vida de los habitantes. Lo pueden hacer los países de Europa, en vez de considerarse ellos mismos las únicas fuentes de trabajo. Ello serviría para dejar atrás esta realidad: La gente masivamente abandona sus países, deja sus viviendas, sus escuelas, sus organizaciones gremiales, para ir a para a otros países de distinto idioma y costumbres diferentes. Es muy injusto lo que se está haciendo.
La mayor parte de los fugitivos actuales no son perseguidos políticos, pero sí viven en condiciones económicas muy difíciles. De los actuales exiliados hay muchos que llegan por tercera y cuarta vez a Alemania, que se quedan sin trabajo después de haber regresado a sus países. Por eso se está prefiriendo dar asilo a los fugitivos de la guerra civil de Siria.
Para terminar con la afluencia de extranjeros, algunos sociólogos pidieron la reducción del dinero de bolsillo que se otorga a los inmigrantes desocupados: 143 euros. Esto incita a venir a Alemania porque muchos ganan menos que ese dinero trabajando en sus países.
Todo esto origina también ataques de la derecha alemana contra la política de inmigración del gobierno. Lo que termina incentivando los ataques contra los refugios. Este año se han efectuado 200 ataques contra los lugares de protección de inmigrantes. Esto hace recordar a los tiempos del nazismo, cuando eran incendiadas las sinagogas.
Poco a poco, el problema que genera la llegada de cientos de miles de pobladores extranjeros plantea discusiones del tipo de “¿Alemania se está convirtiendo en un sucedáneo de los Estados Unidos de Norteamérica?” y su inmediata continuación: “¿Cómo hacer para que Alemania permanezca germana?”.
La socióloga Sonja Zerki ha escrito un ensayo titulado “Tiempo para hablar”, donde se pregunta si “¿Alemania es un país descontento?”. En él se interroga acerca de “¿Cómo debemos comportarnos con los fugitivos que vienen huyendo de sus países?”. También se pregunta sobre las contradicciones que los cambios generan en la sociedad. ¿Alemania debería ser abierta hacia los extranjeros, fomentando la integración de las minorías con experimentos culturales? ¿Debería seguir protegiendo lo que ya tiene en vez de promover más derechos para las mujeres o las minorías sexuales o religiosas? Disyuntivas como esas no se producen siempre sin fricciones. La problemática de la inversión destinada a los trabajadores extranjeros y el tratamiento que se les da obliga a un debate, ya que los instrumentos y la retórica políticas habituales ya no dan respuesta a los nuevos interrogantes planteados. En una palabra, Alemania debe cambiar el conservadurismo en sus costumbres y tradiciones frente a la cada vez mayor influencia cultural que implica la incrementada presencia de extranjeros. El conservadurismo alemán lo va a pagar caro, ya que no se pueden construir barreras en los barrios extranjeros ni ponerles uniformes.
El progreso se paga caro en cuanto al conservadurismo de las costumbres.◄
►1.
Bitácora de la Desesperación (II), por Guadi Calvo
Miles de personas se siguen agolpando a las puertas del mundo “libre” pugnan por ser parte del “estado de bienestar” de la que Europa se jactó durante décadas y hoy como una vieja dama sin belleza y sin fortuna, vive de apariencias y viejas glorias.
Sirios, afganos, iraquíes, eritreos, etíopes, somalíes claman por un papel, un sello, una firma que le de status de ser humano.
Desde hace semanas las paradisiacas islas griegas tienen un nuevo condimento los inmigrantes que llegan desde Turquía después de haber atravesado miles de kilómetros encendidos por un tipo de guerra desconocida en tiempos modernos, donde la irracionalidad ha llegado a extremos de la práctica del canibalismo o la destrucción de yacimientos arqueológicos anteriores a las religiones del Libro.
Miles de inmigrantes se agolpan en fronteras tan desconocidas como insignificantes hasta hoy, como la de Grecia con Macedonia. Pequeños pueblos como Idomeni la última escala en Grecia antes de pasar a Gevgelija, un pueblo macedonio de apenas 15000 habitantes se han convertido en foco de la atención mundial.
Allí es donde comienza el verdadero periplo europeo de miles de ciudadanos sin patria, que tal como sucedió en las islas griegas del archipiélago de Dodecaneso el desorden, la precariedad y el abuso de las autoridades les están dando la bienvenida.
El mundo ha visto combatir aguerridamente al ejército y la policía macedonia, con mujeres y hombres que solo portaban alguna pobre pertenecía o un hijo todavía de meses. En los prados de Macedonia han debido huir de los gases lacrimógenos, las balas de goma y los garrotes policiales peligrosas ancianas que intentaban cubrir de los golpes a sus nietos. Hombres con niños de brazos, mujeres acarreando sus últimas posesiones han sido brutalmente reprimidas y claro, con razón, Macedonia pugna, tal cuál los inmigrantes entrar a Europa, ser admitidos en el exclusivo club de la Comunidad Europea y para ello tiene que mostrar decisión y coraje para enfrentar los grandes momento de la historia y entonces qué mejor que partirle la cabeza a un anciano que quizás ha dejado a toda su familia muerta en una calle de Alepo, Mosul o Jalalabad.
Las autoridades de Skopie, una vez demostrada su buena voluntad europeísta, han decidido ahora abrir sus fronteras para permitir que los desesperados del mundo alcancen los cochambroso trenes que los lleven hasta Serbia.
Es bueno señalar acá que Macedonia tiene una muy antigua deuda con las comunidades de la minoría ashkali, musulmanes egipcios que se instalaron allí en tiempos del Imperio Otomano y el pueblo gitano al que nunca le han reconocido sus derechos, difícil es entonces que escuche los reclamos de los nuevos recién llegados.
En las localidades serbias de Presevo y Miratovac, se han preparado campos de acogida donde se esperan unos 10.000 emigrantes que llegaban en los trenes desde Macedonia luego que les abriera sus fronteras.
Las autoridades serbias han anunciado que durante las próximas semanas se esperan nuevas olas de inmigrantes, que seguirán también camino a Hungría. Donde los espera no solo una alambrada de púas, sino también un gobierno de ultra derecha, dispuesto a tratar como solo ellos saben tratar a los migrantes.
Hungría viene viviendo también una grave crisis migratoria. Según sus autoridades, 57.000 indocumentados han entrado al país en lo que va del año, un número mucho más elevado de los 43.000 que lo hicieron en todo el año pasado e infinitamente mayor a los 2.000 de 2012.
Las metodología de los emigrantes sigue siendo la misma, nadie quiere quedarse en países como Grecia, Macedonia, Serbia o Hungría, todos aspiran a continuar viaje rumbo a la verdadera Europa, la Europa blanca: Alemania, Reino Unido o Suecia, preferentemente.
A las puertas del túnel.
Miles de inmigrantes políticos y económicos aspiran a poder cruzar el Eurotúnel que conecta la ciudad francesa de Calais con la británica Folkestone.
Paradójicamente los inmigrantes ven luz al final de ese túnel, a pesar de que el Primer Ministro británico David Cameron los ha definido como “una plaga de gente”. Cameron se ha atrevido a definirlos como “swarm of people” nada menos que en una gira por Vietnam, la tierra de Ho-chi-Minh, generando sin duda un doble insulto. Hasta el propio líder del ultra derechista Partido de la Independencia del Reino Unido (Ukip) Nigel Farage, crítico las declaraciones de Cameron.
A las afueras de la ciudad de Calais, se repiten las mismas escenas de la isla griega de Kos, de la estación macedónica de Gevgelija. En las últimas semanas aproximadamente 40.000 inmigrantes se han amontonado en las inmediaciones del túnel, donde se ha abierto un campamento que alberga subsaharianos, afganos, pakistaníes, sirios, yemeníes, eritreos y etíopes.
Desde hace años, miles de migrantes se hacinaban en las proximidades de la ciudad portuaria de Calais, pero las últimas oleadas han terminado por desbordar todas las previsiones.
Ya en marzo, se abrió un espacio llamado por sus habitantes “La Jungla”, para albergar a quien ya han desbordado instalaciones locales de acogida. En ese mismo mes un informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) denunciaba las condiciones de vida de estos albergues a los que calificaba de “desconocidas en Europa” solo cuentan con 30 surtidores de agua potable para cerca de 3.000 personas, 60 duchas, 20 sanitarios, escasa alimentación y prácticamente nula asistencia médica.
La pésima condiciones, sin dudas son una estrategia del Eliseo para lograr que los migrantes sigan su camino a como dé lugar, hace que unos 3.000 de ellos intenten cada día cruzar clandestinamente el Canal de la Mancha. Según el Ministerio de Interior británico, un inmigrante es sorprendido cada tres minutos intentando cruzar el túnel. Polizones en trenes y camiones, o disimulados en las sombras, cualquier intento es válido. Claro nunca se sabrá cuántos finalmente lo han logrado.
En lo que va del año la empresa que administra el Eurotúnel asegura que han interceptado más de 37.000, solo 11.500 desde julio, también ha reportado una pérdida superior a los 9 millones de Euros que ahora están exigiendo tanto a Londres como a París. Los inmigrantes suelen pagar de 2.000 a 6.000 euros a las mafias que controlan el paso desde Calais, con contactos del otro lado del Canal de la Mancha.
Europa, la Infame
La crisis inmigratoria en Europa, tiende a convertirse en la situación más crítica que ha vivido el continente desde la II Guerra Mundial, incluyendo la Guerra de los Balcanes. Con dirigentes que no dan la talla, sin coraje, sin más ideología que las del mercado, se abroquelan detrás de sus fronteras, y observan con atención a su electorado y solo escuchan a sus asesores. Son los mismo dirigentes, Merkel, Cameron y Hollande sucesores de Blair, Sarkozy y Merkel (la misma, claro), que han optado por convertirse en meros gerenciadores de las decisiones de la Troika, esa especie de Gestapo económica conformada por la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), y que se han hecho cargo ya no solo de los destinos de la economía sino también de la política del continente.
Los dirigentes y partidos políticos han seguido con sumisión exasperante todas las decisiones impuestas por la Troika con el beneplácito de Washington, a quién han seguido en todas sus campañas bélicas: Afganistán, Irak, Libia, Siria. Acciones que han provocado la expansión de la más atrabiliaria forma del islamismo como al-Qaeda y Estado Islámico.
Todos los países que padecen el salafismo son casualmente musulmanes, casualmente ricos en hidrocarburos y donde la injerencia de Occidente ha dejado cicatrices indelebles para el resto de los tiempos. Saqueados y asesinados, (¿alguna vez se sabrá que se ha hecho de los miles de millones de dólares que Libia tenía depositados en bancos norteamericanos e ingleses?) los pueblos árabes y africanos no han encontrado otra forma de sobrevivencia que escapar de sus países. Las políticas de la OTAN, han provocado que más allá de países directamente invadidos otros donde las bandas salafistas se han introducido como Yemen, Túnez, Egipto, Argelia, Nigeria y la ancha faja del Sahel desde Somalia a Ghana, una docena de países que se debaten entre la violencia religiosa, la corrupción alentadas por las viejas metrópolis, Londres y Paris y la falta de oportunidades para sus habitantes. Hoy en el Sahel hay 15 millones de personas que carecen literalmente de todo, y solo se pueden alimentar de los aportes diarios de las ONGs.
Pero no solo llegan inmigrantes de África o Medio Oriente, muchos europeos, abandonan sus países intentando llegar también a la Europa blanca, a la Europa Aria. Según los últimos datos de la FRONTEX (Agencia Europea para la gestión de la cooperación operativa en las fronteras exteriores) unos 30.000 kosovares, 900.000 ucranianos, junto a miles de serbios y macedonios busca refugio en los países centrales del continente.
La misma Europa comunitaria, que no dudó en darle todo su apoyo al golpe fascista, que alentó, en Ucrania, tampoco dudó en adoptar las sanciones económicas que Estados Unidos ordenó aplicar a Rusia, lo que terminó perjudicándo a sus propios productores. Miles de pequeños agricultores franceses, italianos, holandeses o españoles se han quedado sin mercados cuándo Moscú replicó el gesto y cerró para ellos su fabuloso mercado.
Europa ha decidido acompañar a Troika en su embestida contra Grecia, sin impórtales un momento la decisión y la voluntad del pueblo griego. Apretaron hasta el punto de poner en fuga al gobierno de Alexis Tsipras y detonar la coalición de izquierda Syriza, como un mensaje bien claro a países como Irlanda, Portugal, España y hasta la propia Italia, que soñaron por un momento con un Tsipras propio, aplicándoles la ley de la ormetá la Troika calladamente les mostró su destino.
El poder económico instauró en Grecia como un führer de cabotaje a Ángela Merkel, virreina de Atenas, que tendrá a cargo controlar la liquidación de los pocos activos de la nación helena. Es justamente un holding alemán con sede en Luxemburgo, que ya realiza las ventas de los puertos, los aeropuertos, hoteles estatales, distribuidoras de gas y alguna otra empresa. Las primeras adjudicaciones las han obtenido casualmente empresas alemanes.
Como un monstruoso déjà vu, destartalados trenes vuelven a correr por Europa cargados con miles de desesperados, de desangelados, que como los que iban a los campos de exterminios nazis, tampoco saben hacia donde van. Para todos los migrantes alejarse de la guerra, del Daesh, del hambre, representa un buen negocio aunque la cuestión sea no saber realmente que sucederá con ellos cuándo lleguen a donde sea que lleguen.
Europa es un continente atravesado por una crisis económica monumental que está provocando como primera reacción el resurgimiento de la ultra derecha en todas las naciones. Los neonazis hoy no solo tienen presencia en las calles sino también en los parlamentos de casi todos sus países, el huevo de la serpiente parece cada día estar más próximo a abrirse por eso decíamos en la nota anterior que Europa juega a la ruleta rusa con todas las balas en el tambor y en estos días solo parece haber tensado un poco más su dedo índice.◄
►0.
En un camión, murieron asfixiados 71 refugiados
El hallazgo de 71 cadáveres en el interior de un camión abandonado en una autopista del este de Austria, entre ellos 8 mujeres y 4 niños, confronta a Europa con una nueva y dramática realidad, un nuevo capitulo en la grave crisis migratoria que sacude al Viejo Continente. Por primera vez, la legión de refugiados que huyen de las tragedias en sus respectivos países, a veces con consecuencias trágicas, como ha ocurrido cuando han tratado de huir a través del Mediterráneo, saben ahora que enfrentan un peligro similar cuando alcanzan Europa por tierra. Quienes ayer provocaron las causas para el éxodo de millones de desesperados, hoy les cierran las puertas en la cara...
►2.
El problema de los refugiados, por Osvaldo Bayer
En Alemania, el problema de los refugiados es muy grave. Ya se han producido reacciones de la extrema derecha germana que, al grito de “extranjeros afuera”, han quemado y destruido construcciones a las que van llegando. La primera ministra Merkel ha saludado la llegada de los cientos de miles de refugiados, señalando que Alemania necesita más trabajadores para crecer más. Argumento discutible porque Alemania, oficialmente, tiene en la actualidad dos millones de desocupados.
Es decir, el único argumento válido es el que esgrime razones humanitarias. Se trata de perseguidos a los cuales hay que tenderles la mano.
El problema es monumental, sin ninguna duda. La violencia crece en el tercer mundo mientras el primer mundo no para de crecer. Uno se pregunta: ¿Para qué existe la Organización de Naciones Unidas si no ha sido capaz de crear un sistema económico aceptado por todos sobre la base de la Igualdad y la Justicia? ¿Hasta dónde va a seguir creciendo esta crisis con una inmigración en aumento del tercer al primer mundo?
Está muy bien que se acepten nuevos perseguidos pero, en vez de adaptarlos a la sociedad rica, ¿por qué no se inaugura un espacio neutral en los continentes nuevos donde se invierta para lograr trabajo para todos y no que la solución sea marchemos todos a Europa, donde se supone que se vive bien? Europa también cae en tiempos de crisis. Crear una especie de Plan Marshall pero que derrame trabajo. Crear trabajo, realizar inversiones y así mejorar notablemente las condiciones de vida de los habitantes. Lo pueden hacer los países de Europa, en vez de considerarse ellos mismos las únicas fuentes de trabajo. Ello serviría para dejar atrás esta realidad: La gente masivamente abandona sus países, deja sus viviendas, sus escuelas, sus organizaciones gremiales, para ir a para a otros países de distinto idioma y costumbres diferentes. Es muy injusto lo que se está haciendo.
La mayor parte de los fugitivos actuales no son perseguidos políticos, pero sí viven en condiciones económicas muy difíciles. De los actuales exiliados hay muchos que llegan por tercera y cuarta vez a Alemania, que se quedan sin trabajo después de haber regresado a sus países. Por eso se está prefiriendo dar asilo a los fugitivos de la guerra civil de Siria.
Para terminar con la afluencia de extranjeros, algunos sociólogos pidieron la reducción del dinero de bolsillo que se otorga a los inmigrantes desocupados: 143 euros. Esto incita a venir a Alemania porque muchos ganan menos que ese dinero trabajando en sus países.
Todo esto origina también ataques de la derecha alemana contra la política de inmigración del gobierno. Lo que termina incentivando los ataques contra los refugios. Este año se han efectuado 200 ataques contra los lugares de protección de inmigrantes. Esto hace recordar a los tiempos del nazismo, cuando eran incendiadas las sinagogas.
Poco a poco, el problema que genera la llegada de cientos de miles de pobladores extranjeros plantea discusiones del tipo de “¿Alemania se está convirtiendo en un sucedáneo de los Estados Unidos de Norteamérica?” y su inmediata continuación: “¿Cómo hacer para que Alemania permanezca germana?”.
La socióloga Sonja Zerki ha escrito un ensayo titulado “Tiempo para hablar”, donde se pregunta si “¿Alemania es un país descontento?”. En él se interroga acerca de “¿Cómo debemos comportarnos con los fugitivos que vienen huyendo de sus países?”. También se pregunta sobre las contradicciones que los cambios generan en la sociedad. ¿Alemania debería ser abierta hacia los extranjeros, fomentando la integración de las minorías con experimentos culturales? ¿Debería seguir protegiendo lo que ya tiene en vez de promover más derechos para las mujeres o las minorías sexuales o religiosas? Disyuntivas como esas no se producen siempre sin fricciones. La problemática de la inversión destinada a los trabajadores extranjeros y el tratamiento que se les da obliga a un debate, ya que los instrumentos y la retórica políticas habituales ya no dan respuesta a los nuevos interrogantes planteados. En una palabra, Alemania debe cambiar el conservadurismo en sus costumbres y tradiciones frente a la cada vez mayor influencia cultural que implica la incrementada presencia de extranjeros. El conservadurismo alemán lo va a pagar caro, ya que no se pueden construir barreras en los barrios extranjeros ni ponerles uniformes.
El progreso se paga caro en cuanto al conservadurismo de las costumbres.◄
►1.
Bitácora de la Desesperación (II), por Guadi Calvo
Miles de personas se siguen agolpando a las puertas del mundo “libre” pugnan por ser parte del “estado de bienestar” de la que Europa se jactó durante décadas y hoy como una vieja dama sin belleza y sin fortuna, vive de apariencias y viejas glorias.
Sirios, afganos, iraquíes, eritreos, etíopes, somalíes claman por un papel, un sello, una firma que le de status de ser humano.
Desde hace semanas las paradisiacas islas griegas tienen un nuevo condimento los inmigrantes que llegan desde Turquía después de haber atravesado miles de kilómetros encendidos por un tipo de guerra desconocida en tiempos modernos, donde la irracionalidad ha llegado a extremos de la práctica del canibalismo o la destrucción de yacimientos arqueológicos anteriores a las religiones del Libro.
Miles de inmigrantes se agolpan en fronteras tan desconocidas como insignificantes hasta hoy, como la de Grecia con Macedonia. Pequeños pueblos como Idomeni la última escala en Grecia antes de pasar a Gevgelija, un pueblo macedonio de apenas 15000 habitantes se han convertido en foco de la atención mundial.
Allí es donde comienza el verdadero periplo europeo de miles de ciudadanos sin patria, que tal como sucedió en las islas griegas del archipiélago de Dodecaneso el desorden, la precariedad y el abuso de las autoridades les están dando la bienvenida.
El mundo ha visto combatir aguerridamente al ejército y la policía macedonia, con mujeres y hombres que solo portaban alguna pobre pertenecía o un hijo todavía de meses. En los prados de Macedonia han debido huir de los gases lacrimógenos, las balas de goma y los garrotes policiales peligrosas ancianas que intentaban cubrir de los golpes a sus nietos. Hombres con niños de brazos, mujeres acarreando sus últimas posesiones han sido brutalmente reprimidas y claro, con razón, Macedonia pugna, tal cuál los inmigrantes entrar a Europa, ser admitidos en el exclusivo club de la Comunidad Europea y para ello tiene que mostrar decisión y coraje para enfrentar los grandes momento de la historia y entonces qué mejor que partirle la cabeza a un anciano que quizás ha dejado a toda su familia muerta en una calle de Alepo, Mosul o Jalalabad.
Las autoridades de Skopie, una vez demostrada su buena voluntad europeísta, han decidido ahora abrir sus fronteras para permitir que los desesperados del mundo alcancen los cochambroso trenes que los lleven hasta Serbia.
Es bueno señalar acá que Macedonia tiene una muy antigua deuda con las comunidades de la minoría ashkali, musulmanes egipcios que se instalaron allí en tiempos del Imperio Otomano y el pueblo gitano al que nunca le han reconocido sus derechos, difícil es entonces que escuche los reclamos de los nuevos recién llegados.
En las localidades serbias de Presevo y Miratovac, se han preparado campos de acogida donde se esperan unos 10.000 emigrantes que llegaban en los trenes desde Macedonia luego que les abriera sus fronteras.
Las autoridades serbias han anunciado que durante las próximas semanas se esperan nuevas olas de inmigrantes, que seguirán también camino a Hungría. Donde los espera no solo una alambrada de púas, sino también un gobierno de ultra derecha, dispuesto a tratar como solo ellos saben tratar a los migrantes.
Hungría viene viviendo también una grave crisis migratoria. Según sus autoridades, 57.000 indocumentados han entrado al país en lo que va del año, un número mucho más elevado de los 43.000 que lo hicieron en todo el año pasado e infinitamente mayor a los 2.000 de 2012.
Las metodología de los emigrantes sigue siendo la misma, nadie quiere quedarse en países como Grecia, Macedonia, Serbia o Hungría, todos aspiran a continuar viaje rumbo a la verdadera Europa, la Europa blanca: Alemania, Reino Unido o Suecia, preferentemente.
A las puertas del túnel.
Miles de inmigrantes políticos y económicos aspiran a poder cruzar el Eurotúnel que conecta la ciudad francesa de Calais con la británica Folkestone.
Paradójicamente los inmigrantes ven luz al final de ese túnel, a pesar de que el Primer Ministro británico David Cameron los ha definido como “una plaga de gente”. Cameron se ha atrevido a definirlos como “swarm of people” nada menos que en una gira por Vietnam, la tierra de Ho-chi-Minh, generando sin duda un doble insulto. Hasta el propio líder del ultra derechista Partido de la Independencia del Reino Unido (Ukip) Nigel Farage, crítico las declaraciones de Cameron.
A las afueras de la ciudad de Calais, se repiten las mismas escenas de la isla griega de Kos, de la estación macedónica de Gevgelija. En las últimas semanas aproximadamente 40.000 inmigrantes se han amontonado en las inmediaciones del túnel, donde se ha abierto un campamento que alberga subsaharianos, afganos, pakistaníes, sirios, yemeníes, eritreos y etíopes.
Desde hace años, miles de migrantes se hacinaban en las proximidades de la ciudad portuaria de Calais, pero las últimas oleadas han terminado por desbordar todas las previsiones.
Ya en marzo, se abrió un espacio llamado por sus habitantes “La Jungla”, para albergar a quien ya han desbordado instalaciones locales de acogida. En ese mismo mes un informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) denunciaba las condiciones de vida de estos albergues a los que calificaba de “desconocidas en Europa” solo cuentan con 30 surtidores de agua potable para cerca de 3.000 personas, 60 duchas, 20 sanitarios, escasa alimentación y prácticamente nula asistencia médica.
La pésima condiciones, sin dudas son una estrategia del Eliseo para lograr que los migrantes sigan su camino a como dé lugar, hace que unos 3.000 de ellos intenten cada día cruzar clandestinamente el Canal de la Mancha. Según el Ministerio de Interior británico, un inmigrante es sorprendido cada tres minutos intentando cruzar el túnel. Polizones en trenes y camiones, o disimulados en las sombras, cualquier intento es válido. Claro nunca se sabrá cuántos finalmente lo han logrado.
En lo que va del año la empresa que administra el Eurotúnel asegura que han interceptado más de 37.000, solo 11.500 desde julio, también ha reportado una pérdida superior a los 9 millones de Euros que ahora están exigiendo tanto a Londres como a París. Los inmigrantes suelen pagar de 2.000 a 6.000 euros a las mafias que controlan el paso desde Calais, con contactos del otro lado del Canal de la Mancha.
Europa, la Infame
La crisis inmigratoria en Europa, tiende a convertirse en la situación más crítica que ha vivido el continente desde la II Guerra Mundial, incluyendo la Guerra de los Balcanes. Con dirigentes que no dan la talla, sin coraje, sin más ideología que las del mercado, se abroquelan detrás de sus fronteras, y observan con atención a su electorado y solo escuchan a sus asesores. Son los mismo dirigentes, Merkel, Cameron y Hollande sucesores de Blair, Sarkozy y Merkel (la misma, claro), que han optado por convertirse en meros gerenciadores de las decisiones de la Troika, esa especie de Gestapo económica conformada por la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), y que se han hecho cargo ya no solo de los destinos de la economía sino también de la política del continente.
Los dirigentes y partidos políticos han seguido con sumisión exasperante todas las decisiones impuestas por la Troika con el beneplácito de Washington, a quién han seguido en todas sus campañas bélicas: Afganistán, Irak, Libia, Siria. Acciones que han provocado la expansión de la más atrabiliaria forma del islamismo como al-Qaeda y Estado Islámico.
Todos los países que padecen el salafismo son casualmente musulmanes, casualmente ricos en hidrocarburos y donde la injerencia de Occidente ha dejado cicatrices indelebles para el resto de los tiempos. Saqueados y asesinados, (¿alguna vez se sabrá que se ha hecho de los miles de millones de dólares que Libia tenía depositados en bancos norteamericanos e ingleses?) los pueblos árabes y africanos no han encontrado otra forma de sobrevivencia que escapar de sus países. Las políticas de la OTAN, han provocado que más allá de países directamente invadidos otros donde las bandas salafistas se han introducido como Yemen, Túnez, Egipto, Argelia, Nigeria y la ancha faja del Sahel desde Somalia a Ghana, una docena de países que se debaten entre la violencia religiosa, la corrupción alentadas por las viejas metrópolis, Londres y Paris y la falta de oportunidades para sus habitantes. Hoy en el Sahel hay 15 millones de personas que carecen literalmente de todo, y solo se pueden alimentar de los aportes diarios de las ONGs.
Pero no solo llegan inmigrantes de África o Medio Oriente, muchos europeos, abandonan sus países intentando llegar también a la Europa blanca, a la Europa Aria. Según los últimos datos de la FRONTEX (Agencia Europea para la gestión de la cooperación operativa en las fronteras exteriores) unos 30.000 kosovares, 900.000 ucranianos, junto a miles de serbios y macedonios busca refugio en los países centrales del continente.
La misma Europa comunitaria, que no dudó en darle todo su apoyo al golpe fascista, que alentó, en Ucrania, tampoco dudó en adoptar las sanciones económicas que Estados Unidos ordenó aplicar a Rusia, lo que terminó perjudicándo a sus propios productores. Miles de pequeños agricultores franceses, italianos, holandeses o españoles se han quedado sin mercados cuándo Moscú replicó el gesto y cerró para ellos su fabuloso mercado.
Europa ha decidido acompañar a Troika en su embestida contra Grecia, sin impórtales un momento la decisión y la voluntad del pueblo griego. Apretaron hasta el punto de poner en fuga al gobierno de Alexis Tsipras y detonar la coalición de izquierda Syriza, como un mensaje bien claro a países como Irlanda, Portugal, España y hasta la propia Italia, que soñaron por un momento con un Tsipras propio, aplicándoles la ley de la ormetá la Troika calladamente les mostró su destino.
El poder económico instauró en Grecia como un führer de cabotaje a Ángela Merkel, virreina de Atenas, que tendrá a cargo controlar la liquidación de los pocos activos de la nación helena. Es justamente un holding alemán con sede en Luxemburgo, que ya realiza las ventas de los puertos, los aeropuertos, hoteles estatales, distribuidoras de gas y alguna otra empresa. Las primeras adjudicaciones las han obtenido casualmente empresas alemanes.
Como un monstruoso déjà vu, destartalados trenes vuelven a correr por Europa cargados con miles de desesperados, de desangelados, que como los que iban a los campos de exterminios nazis, tampoco saben hacia donde van. Para todos los migrantes alejarse de la guerra, del Daesh, del hambre, representa un buen negocio aunque la cuestión sea no saber realmente que sucederá con ellos cuándo lleguen a donde sea que lleguen.
Europa es un continente atravesado por una crisis económica monumental que está provocando como primera reacción el resurgimiento de la ultra derecha en todas las naciones. Los neonazis hoy no solo tienen presencia en las calles sino también en los parlamentos de casi todos sus países, el huevo de la serpiente parece cada día estar más próximo a abrirse por eso decíamos en la nota anterior que Europa juega a la ruleta rusa con todas las balas en el tambor y en estos días solo parece haber tensado un poco más su dedo índice.◄
►0.
En un camión, murieron asfixiados 71 refugiados
El hallazgo de 71 cadáveres en el interior de un camión abandonado en una autopista del este de Austria, entre ellos 8 mujeres y 4 niños, confronta a Europa con una nueva y dramática realidad, un nuevo capitulo en la grave crisis migratoria que sacude al Viejo Continente. Por primera vez, la legión de refugiados que huyen de las tragedias en sus respectivos países, a veces con consecuencias trágicas, como ha ocurrido cuando han tratado de huir a través del Mediterráneo, saben ahora que enfrentan un peligro similar cuando alcanzan Europa por tierra. Quienes ayer provocaron las causas para el éxodo de millones de desesperados, hoy les cierran las puertas en la cara...
1 comentario:
Muy bueno, hermano compañero, especialmente lo de Calvo. lo enlacé en mi blog.
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