Donde te descuidás te la mandan a guardar. Nos mienten, siempre nos mienten. Y así nos confunden, nos manipulan, nos sicopatean. Y como la gota china, tu cabeza recibe golpe tras golpe hasta que se agujerea la mollera y la mierda se cuela entre las neuronas. Por eso es peligroso manipular material contaminante. El diario de Bartolomé Mitre exuda veneno desde la Tribuna de Doctrina...
Escandalizados, leemos LA NACIÓN, usina ideológica de la oligarquía vendepatria que vende imagen de diario serio, equilibrado, objetivo. En la nota «Barones del conurbano: quiénes son y hace cuánto que están en el poder», de Iván Ruiz y Facundo Chaves Rodríguez, no sólo hay imprecisiones sino directas mentiras que se postulan como información pura y dura sobre la política bonaerense.
Los editores no son ingenuos. La línea editorial está científicamente direccionada. El tiro por elevación intenta desprestigiar a la política en su conjunto, porque la antipolítica es el sesgo fundacional de los medios masivos de confusión, el virus que se propaga entre la tilinguería inmersa en el statu quo. Cuando les conviene, los «Barones del Conurbano» son malos; a veces, les conviene que sean buenos; pero siempre priva el interés de clase, para denostar a la política, el Estado, el gobierno de turno, los derechos humanos, la industria nacional...
Veamos: en el cuadro mezclan peras con excrementos. Juntar a Martín Sabbatella con Raúl Othacehé y con Jesús Cariglino, entre otros impresentables, es por lo menos, malintencionado, ciertamente direccionado a oradar al titular del AFSCA, entre otros dirigentes. Meter a Sabbatella con los «Barones del Conurbano» es un intento burdo de desprestigio.
Recordemos que el diario económico estadounidense The Wall Street Journal, publicó un artículo denominado Una lucha en solitario contra la corrupción en Argentina y en él lo caracterizó a Martín Sabbatella como un político latinoamericano honesto y eficiente; el mismo diario LA NACIÓN en 2003 lo ponderaba en: De Morón al Wall Street Journal. Además Sabbatella fungió como intendente de Morón desde 1999 hasta 2009, y no durante 15 años como dice el cuadro precedente.
No es exagerado describirlos como cipayos, piratas, mafiosos, apátridas, genocidas, soretes. Clarín, La Nación, Perfil... Hay motivos concretos para cada adjetivo. Hay una historia negra que lo certifica.
La nota está llena de errores, el cuadro también. La manipulación ex profeso de datos e ideas opera cotidianamente sobre las conciencias ciudadanas para boicotear la profundización democrática, la valorización de la actividad política, la soberanía nacional y cultural. La Ley de Medios fue sólo un escalón en esta batalla cultural, larga, perenne, contra los generales mediáticos de la dependencia.
Para ponerle actualidad, decimos que «Hay mala leche», ¿no es cierto monseñor Karcher?
Escandalizados, leemos LA NACIÓN, usina ideológica de la oligarquía vendepatria que vende imagen de diario serio, equilibrado, objetivo. En la nota «Barones del conurbano: quiénes son y hace cuánto que están en el poder», de Iván Ruiz y Facundo Chaves Rodríguez, no sólo hay imprecisiones sino directas mentiras que se postulan como información pura y dura sobre la política bonaerense.
Los editores no son ingenuos. La línea editorial está científicamente direccionada. El tiro por elevación intenta desprestigiar a la política en su conjunto, porque la antipolítica es el sesgo fundacional de los medios masivos de confusión, el virus que se propaga entre la tilinguería inmersa en el statu quo. Cuando les conviene, los «Barones del Conurbano» son malos; a veces, les conviene que sean buenos; pero siempre priva el interés de clase, para denostar a la política, el Estado, el gobierno de turno, los derechos humanos, la industria nacional...
Veamos: en el cuadro mezclan peras con excrementos. Juntar a Martín Sabbatella con Raúl Othacehé y con Jesús Cariglino, entre otros impresentables, es por lo menos, malintencionado, ciertamente direccionado a oradar al titular del AFSCA, entre otros dirigentes. Meter a Sabbatella con los «Barones del Conurbano» es un intento burdo de desprestigio.
Recordemos que el diario económico estadounidense The Wall Street Journal, publicó un artículo denominado Una lucha en solitario contra la corrupción en Argentina y en él lo caracterizó a Martín Sabbatella como un político latinoamericano honesto y eficiente; el mismo diario LA NACIÓN en 2003 lo ponderaba en: De Morón al Wall Street Journal. Además Sabbatella fungió como intendente de Morón desde 1999 hasta 2009, y no durante 15 años como dice el cuadro precedente.
No es exagerado describirlos como cipayos, piratas, mafiosos, apátridas, genocidas, soretes. Clarín, La Nación, Perfil... Hay motivos concretos para cada adjetivo. Hay una historia negra que lo certifica.
La nota está llena de errores, el cuadro también. La manipulación ex profeso de datos e ideas opera cotidianamente sobre las conciencias ciudadanas para boicotear la profundización democrática, la valorización de la actividad política, la soberanía nacional y cultural. La Ley de Medios fue sólo un escalón en esta batalla cultural, larga, perenne, contra los generales mediáticos de la dependencia.
Para ponerle actualidad, decimos que «Hay mala leche», ¿no es cierto monseñor Karcher?
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