La oportunidad es la Memoria para evitar las piedras del camino, no la crisis de los manuales de autoayuda o el tatuaje de Francisco, el diputado empresario.
1º de mayo, Día de los trabajadores, día de reflexión y festejo en esta parte del mundo. Tenemos trabajo, y esperanzas de justicia social frente al desahucio del otro lado del charco grande.
Qué trabajo da desenredar la madeja de confusas alianzas de personajes gastados con novedosas promesas por incumplir. Cómo creerles a quienes hasta ayer defendieron una cosa y luego se dieron vuelta como una media (Moyano, Piumato, Lavagna, Lanata...), o esos otros que directamente nos proponen volver al pasado con fórmulas desangrantes (De la Sota, Macri, De Narváez, Bullrich...).
Tales dirigentes no son opositores, ni peronistas opositores. Son canallas de vuelo corto, peones en el ajedrez oligárquico que necesita cantarle jaque mate al proyecto iniciado en 2003 con Néstor y Cristina. Lo sabemos desde que descubrimos que Carlos Menem nos había estafado, y que resolvió para la antipatria lo que no pudo hacer la dictadura genocida, metiéndonos en la trampa neoliberal disfrazado de peronista, traicionando los ideales de millones de argentinos que confiaron en el movimiento liberador nacido en 1945, uniéndose a los enemigos declarados de la voluntad popular, socabando el patrimonio nacional y social, rematando la democracia para transformarla en una parodia.
Suponiendo que nadie se acuerda de las tragedias de las que fueron responsables y que tanto dolor nos causaron, ¿esto es lo que pidieron los caceroleros del 13S, del 8N, del 18A?, ¿esto es lo que quieren? ¿volver a los 90? ¿parecernos a Europa, a Grecia, a Italia, o España, la de más de 6.000.000 de desocupados? ¿son todos suicidas o boludos?
Cada uno elige su propio veneno. Pero en el umbral, antes de salir a la calle, se puede decidir por qué vereda transitar, hacia dónde ir, y con quiénes no queremos volver a encontrarnos... o elegir el propio infierno, ¿te acordás cuando lo votaron a Menen en el 95?
1º de mayo, Día de los trabajadores, día de reflexión y festejo en esta parte del mundo. Tenemos trabajo, y esperanzas de justicia social frente al desahucio del otro lado del charco grande.
Qué trabajo da desenredar la madeja de confusas alianzas de personajes gastados con novedosas promesas por incumplir. Cómo creerles a quienes hasta ayer defendieron una cosa y luego se dieron vuelta como una media (Moyano, Piumato, Lavagna, Lanata...), o esos otros que directamente nos proponen volver al pasado con fórmulas desangrantes (De la Sota, Macri, De Narváez, Bullrich...).
Tales dirigentes no son opositores, ni peronistas opositores. Son canallas de vuelo corto, peones en el ajedrez oligárquico que necesita cantarle jaque mate al proyecto iniciado en 2003 con Néstor y Cristina. Lo sabemos desde que descubrimos que Carlos Menem nos había estafado, y que resolvió para la antipatria lo que no pudo hacer la dictadura genocida, metiéndonos en la trampa neoliberal disfrazado de peronista, traicionando los ideales de millones de argentinos que confiaron en el movimiento liberador nacido en 1945, uniéndose a los enemigos declarados de la voluntad popular, socabando el patrimonio nacional y social, rematando la democracia para transformarla en una parodia.
Suponiendo que nadie se acuerda de las tragedias de las que fueron responsables y que tanto dolor nos causaron, ¿esto es lo que pidieron los caceroleros del 13S, del 8N, del 18A?, ¿esto es lo que quieren? ¿volver a los 90? ¿parecernos a Europa, a Grecia, a Italia, o España, la de más de 6.000.000 de desocupados? ¿son todos suicidas o boludos?
Cada uno elige su propio veneno. Pero en el umbral, antes de salir a la calle, se puede decidir por qué vereda transitar, hacia dónde ir, y con quiénes no queremos volver a encontrarnos... o elegir el propio infierno, ¿te acordás cuando lo votaron a Menen en el 95?
2 comentarios:
Ni siquiera son suicidas Mancu!!!
El suicida suele tener idea por la cual realiza Su Acto Final...
Esa foto en sí misma es un quemo. Y las declaraciones de De La Sota ¡madre mía!
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