TIEMPOS DIFÍCILES

Son tiempos tormentosos. En pocos días, muchos sobresaltos. El secuestro de Enrique Alfonso Severo, el motín salarial de gendarmes y prefectos, los sistematicos ataques a la legalidad desde el Grupo Clarín. Todos son ejemplos de una pérfida escalada de la derecha continental y vernácula para ejecutar un golpe blando.

El objetivo es claro: deslegitimar a Cristina. Golpear, erosionar, desestabilizar. O si se quiere algo más drástico: MATAR A CRISTINA.

Sin embargo, es hora de que dejemos de ver todos los problemas en la vereda de enfrente. El periodista Eduardo Anguita es muy lúcido en su análisis:

«Esta semana, compleja, plagada de rumores sobre los motivos del conflicto de Prefectura y Gendarmería, requiere también ir a fondo en los análisis. No alcanza con señalar algo que por cierto no puede convertirse en una venda para ver la complejidad de los acontecimientos: no hay dudas de que el Grupo Clarín y otros medios opositores quieren dañar la imagen presidencial, pero hay infinidad de otros aspectos que muestran las fallas de gestión y también los bastiones que, al parecer, están en manos de gente con poder real y que no contribuyen con la marcha hacia un mejor funcionamiento de las instituciones...»

En cada uno de los temas que abordemos, habrá una señal que muestra el error cometido desde las filas oficiales. Es allí donde hay que hacer SINTONÍA FINA. El neoliberalismo residual en nuestra sociedad no hace distinciones entre opositores y oficialistas.

«Es obvio que sobre una protesta de una fuerza de seguridad se van a montar voces canallas como las de Aldo Rico, que es nostálgico de los levantamientos carapintadas. Es comprensible que aparezcan los que recuerdan el intento de golpe en Ecuador y las políticas del Pentágono para valerse de las policías latinoamericanas con vistas a futuras irrupciones anticonstitucionales. Pero no todo queda bajo ese paraguas. Se necesita gestión pública correcta y sometida a todos los mecanismos normales. Los funcionarios públicos deben ser probos y eficaces. Ambas cosas. Y cuanto antes se termine la protesta de los uniformados mejor, pero es falso que señalar los errores sea sumar argumentos a la protesta o a los voceros de la derecha nostálgica...»

A nadie que apoye este proyecto iniciado en 2003 le gusta escuchar  que un avión sanitario de la provincia de Tucumán es usado para otros fines por el gobernador de la provincia. Si ese avión oficial es usado por la familia Alperovich para viajes particulares, es una falta de respeto a los tucumanos y por extensión a todos.

«...El grito desgarrador de Severo, comentado al principio de esta crónica, en el sentido de que alguien tiene que escuchar y tomar medidas frente a situaciones como la de las bandas que mataron a Ferreyra, ese grito, valiente y desesperado a la vez, puede servir para señalar a los enemigos de siempre pero también para buscar responsabilidades en la gestión y el buen funcionamiento de las instituciones. Aunque suene desagradable, no todo es culpa de las campañas mediáticas ni de algunos monopolios. El debate plural, que no señale antes a propios que a ajenos, parece una utopía en la Argentina de hoy. Una utopía que puede concretarse con responsabilidad, seriedad y valentía cívica.»

Si queremos darle verdadero sentido a la famosa frase de Kirchner: «Que florezcan mil flores», y deseamos que el repetido «Nunca menos» pase de ser un significante militante  para concretarse en cada acción de gobierno, debemos dar la batalla hacia adentro, tambien, donde seguramente encontraremos muchos bichos y nichos deleznables. El Proyecto nacional no es de nadie en particular, es de todo el pueblo. Los 40 millones de argentinos (lo sepan o no) son los beneficiarios de la profundización democrática en marcha. Cristina es la excelente capitana del barco, pero algunos marineros y oficiales pareciera que juegan al Titanic.

Daniel
Mancuso