Nunca una buena. Desde sus titulares y noticias manipuladas esmerilan sin descanzo. Asustan. Confunden. Invisibilizan. ocultan. Niegan la realidad.
En medio de la crisis más profunda del anarco capitalismo, mientras miles y miles de españoles se movilizan en un país intervenido por la banca europea ─por ejemplo─, en Argentina se inauguran fábricas, trabajo, alegrías.
Pero la cadena nacional del miedo y el desánimo no lo publicará. Nunca. Como no cuentan que en Tecnópolis, cada día, esas maravillosas 50 hectáreas se llenan de pibes y pibas, familias de trabajadores, bien de abajo, que proveerán a la nación de futuros científicos, investigadores y técnicos, para la nueva Argentina que estamos construyendo. Allí no pagan entrada y van todo los que quieren, todas las veces que se les dé la gana. Allí hacen pic nic, toman mate, comen sánguches de milanesa o de mortadela, y se conectan con el futuro que les pertenece.
Allí está Raúl Scalabrini Ortiz resemantizado para el presente auspicioso que gozamos....
«Un pujante palpitar sacude cada día la entraña de la ciudad Tecnópolis. Un hálito áspero crece en densas vaharadas, mientras las multitudes continúan llegando. Vienen desde La Matanza, Monte Grande, San Miguel, La Pampa o Córdoba, Villa Fiorito o San Fernando. Brotan de las barriadas de Gerli y el Gran Rosario, o descienden de las Lomas de Zamora. Hermanados en el mismo grito y en la misma fe van el peón de campo de Cañuelas y el tornero de precisión, el fundidor mecánico de automóviles, los genios del SAC - D AQUARIUS, la hilandera y el peón. Es el subsuelo de la patria sublevado. Es el cimiento básico de la Nación que asoma, como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción del terremoto. Es el substrato de nueva idiosincrasia y de nuestras posibilidades colectivas allí presente en su primordialidad sin reatos y sin disimulos. Es el de nadie y el sin nada en una multiplicidad casi infinita de gamas y matices humanos, aglutinados por el mismo estremecimiento y el mismo impulso, sostenidos por una misma verdad que una sola palabra traduce: Peronismo explícito, del siglo XXI»
1 comentario:
Y como les pegó. Ya contestaron con creces con su argumento preferido: el resentimiento.
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