Con Eduardo Luís Duhalde podemos decir, sin temor a equivocarnos: «dime quién te odia y te diré quién eres».
Fue abogado con alma y corazón, defensor de víctimas de la represión de Estado, antes, durante y después de la última dictadura cívico militar. Puso el cuerpo para defender a los compañeros presos políticos cuando... si entrabas en una comisaría no sabías si salías vivo. Y se ganó todas las puteadas y las broncas de los defensores reaccionarios de la Teoría de los 2 demonios, de los aduladores de crímenes de Lesa Humanidad, de los amantes de la muerte y la impunidad.
Era fue es el mejor secretario de Derechos Humanos de la Nación, y trabajó sin descanso para desentrañar la oscura madeja de complicidades que se gestaron durante la dictadura y todavía ensucia nuestra democracia.
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¿Qué te pasa dios?
Se mueren los mejores y los hijos de puta siguen viviendo...
Dicen que estos últimos se quedan porque tienen que pagar lo que hicieron, pero ¿pagan? Parece que no todos.
Es un pensamiento amargo que cruza trasversalmente nuestras cabezas.
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Leemos un sentido mensaje de Leopoldo Marechal II...
El compañero Eduardo Luís Duhalde quien fuera defensor de presos poiticos durante los duros años de la dictadura genocida junto a otro luchador como Rodolfo Ortega Peña, acaba de dejar su puesto de lucha en esta materialidad, para seguir batallando junto a nuestros 30.000 desde otro plano.
Lúcido militante y teórico del peronismo de base en la decada del 70, fundador junto a Rodolfo Ortega Peña de la revista "militancia".
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Decía Eduardo Luís de su amigo y compañero Rodolfo...
«Es que Rodolfo Ortega Peña fue esencialmente un hombre ético, de una profunda eticidad, que lo llevó a soñar con un Hombre Nuevo capaz de construir revolucionariamente un mundo mejor. Revolucionar, como enseña el Diccionario del uso del español de María Moliner, es imprimir un giro diferente a un tiempo determinado o preconizar un cambio radical de las cosas. Y Ortega Peña desde su ética absoluta, jamás se resignó a aceptar el mundo en que le tocó vivir como algo con lo que debía conformarse. Siempre creyó que la humanidad, y en el caso, los argentinos, nos merecíamos un mundo mejor, mucho más justo e igualitario y luchó apasionadamente para que despuntara el alba.
»Pero no nos confundamos, Ortega Peña, no se planteó para sí, tomar el cielo por asalto, y por el contrario, fue un ferviente partidiario de la lucha de posiciones, en el marco de las instituciones republicanas. Por ello este hombre que no pertenecía a organización alguna, aceptó ser diputado de la Nación conformando un bloque unipersonal, para luchar por una democracia auténtica, fiel al mandato recibido. Y porque creía en los valores de la democracia participativa no usó su banca para convertirla en tribuna del petardismo sino que trabajó con ahínco en mejorar las leyes tanto en las comisiones como en el recinto, dando memorables aportes a los debates y convirtiéndose en un fiscal insobornable. Paralelamente llevó su banca a la calle y allí donde hubo una necesidad o una injusticia, lo encontró presente...»
3 comentarios:
Es que siempre se van los buenos, los mejores.
Qué buena info, Mancu, acerca del bueno de Duhalde que se nos fué.
Sin querer ser perverso(algo siempre hay)también se fue en aquellos días "el festejero" Villar, pero volando por los aires!
Abrazo!
Abrazo grande Dani, Negro, Eduardo Luís...
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