Todos nos vamos a morir. Es la única certeza indefectible que llevamos a cuestas. Todo lo demás es incertidumbre, sorpresa, posibilidad.
Si todo concluye al fin, nada puede escapar, si todo tiene un final, todo termina, entonces: ¿por qué resulta extraordinario que alguien enferme de cáncer, del corazón, de diabetes, de Alzheimer, si millones de personas padecen dichos males todos los años?
Los presidentes, los expresidentes, los actores, los peluqueros, los médicos, también son mortales. ¿Cuál es la noticia de que fulano o mengano tiene cáncer?, o por la inversa, ¿por qué no publican enfáticamente y nos inundan las portadas con que Sarkosy tiene alitosis, Merkel es obesa, Berlusconi tiene pie plano, Obama genera caries recurrentes, Carrió soporta un largo síndrome anancástico con una bulimia latente?
La elección de la noticia del cáncer denota una preocupación tilinga sobre el sentido de la vida y su fase final, el fallecimiento. Deberían publicar el recorrido, la construcción que los individuos concretan a partir de sus elecciones, potenciando sus posibilidades, haciendo historia.
La importancia de Luiz Inácio Lula Da Silva, o de cualquiera, no radica en que «En medio de sus sesiones de quimioterapia para luchar contra un cáncer de laringe, el ex presidente de Brasil, decidió adelantarse a los efectos colaterales del tratamiento y cortó por lo sano: apenas se dejó un tímido bigote...», sino que un limpiabotas, vendedor ambulante, obrero, tornero mecánico, delegado sindical, presidente del sindicato metalúrgico, y luchador incansable contra la dictadura, pudo ser candidato a presidente, y luego Presidente de Brasil.
La importancia de Lula radica en los logros que ofrendó a su pueblo, su ejemplo de lucha, sus convicciones, la dialéctica coherencia entre sus dichos y sus acciones.
El modo como muera Lula poco importa. Se va a morir cuando le toque, como todos nosotros, y su muerte sera tan digna como todo el trayecto que recorrió desde el 27 de octubre de 1945.
Salud compañero Lula, hasta la victoria siempre.
Si todo concluye al fin, nada puede escapar, si todo tiene un final, todo termina, entonces: ¿por qué resulta extraordinario que alguien enferme de cáncer, del corazón, de diabetes, de Alzheimer, si millones de personas padecen dichos males todos los años?
Los presidentes, los expresidentes, los actores, los peluqueros, los médicos, también son mortales. ¿Cuál es la noticia de que fulano o mengano tiene cáncer?, o por la inversa, ¿por qué no publican enfáticamente y nos inundan las portadas con que Sarkosy tiene alitosis, Merkel es obesa, Berlusconi tiene pie plano, Obama genera caries recurrentes, Carrió soporta un largo síndrome anancástico con una bulimia latente?
La elección de la noticia del cáncer denota una preocupación tilinga sobre el sentido de la vida y su fase final, el fallecimiento. Deberían publicar el recorrido, la construcción que los individuos concretan a partir de sus elecciones, potenciando sus posibilidades, haciendo historia.
La importancia de Luiz Inácio Lula Da Silva, o de cualquiera, no radica en que «En medio de sus sesiones de quimioterapia para luchar contra un cáncer de laringe, el ex presidente de Brasil, decidió adelantarse a los efectos colaterales del tratamiento y cortó por lo sano: apenas se dejó un tímido bigote...», sino que un limpiabotas, vendedor ambulante, obrero, tornero mecánico, delegado sindical, presidente del sindicato metalúrgico, y luchador incansable contra la dictadura, pudo ser candidato a presidente, y luego Presidente de Brasil.
La importancia de Lula radica en los logros que ofrendó a su pueblo, su ejemplo de lucha, sus convicciones, la dialéctica coherencia entre sus dichos y sus acciones.
El modo como muera Lula poco importa. Se va a morir cuando le toque, como todos nosotros, y su muerte sera tan digna como todo el trayecto que recorrió desde el 27 de octubre de 1945.
Salud compañero Lula, hasta la victoria siempre.
3 comentarios:
vamos lula forza!!! te dejo un abrazo en el dia del militante Dani ! a seguir luchando con mas fuerza y mas alegria bancando a Cristina y este modelo nac&pop !! nestor vive!!
Adhiero totalmente a lo expresado por Andreina.-
Lula, no cabe dudas que es un grande. En la salud y en la enfermadad. En la proscripción y en el poder. Al fin de cuentas así es querido y así será recordado.
Saludos.
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