EL ÚLTIMO DINOSAURIO

Mañana por la noche, si no chocan los planetas, y si ningún satélite o pedazo de chatarra espacial dificulta el escrutinio, podremos afirmar que hemos ganado casi definitivamente el partido, habremos derrotado al gigante. ¿Cuál preguntará usted? El omnímodo jefe en las sobras de la oposición reaccionaria nacional. Dentro de 24 horas, desbordaremos de alegría y toda la buena gente habrá triunfado sobre el mal bicho que conduce los odios vernáculos mediatizados.

Una hipótesis muy aceptada afirma que hace millones de años, los enormes dinosaurios poblaban el planeta pero se extinguieron debido al impacto ocasionado por un asteroide inesperado que logró lo inimaginable: la extinción del más poderoso ser viviente sobre la tierra. El hecho se habría producido de dos formas: directamente (por la energía disipada durante el impacto de meteorito); e indirectamente (a través de un enfriamiento mundial de la temperatura ambiente, causada por la materia expulsada del cráter de impacto, que reflejó la radiación termal del Sol hacia el espacio exterior).

Por analogía, nuestro futuro suceso histórico será de consecuencias devastadoras como lo fue aquel, en el pasado. Los millones de voluntades sosteniendo, trabajando y soñando el proyecto nacional y popular desactivarán el pulmotor social que todavía sostiene al enorme monstruo que sobreviven desde los fríos períodos dictatoriales, y su remozada prole quedará huérfana y agonizante. La falta de credibilidad en sus mentiras multimediadas y la colonización de las subjetividades se verán reducidas a cero, como los latidos del monopolio en franca decadencia.

Una vez más, científicos, políticos e intelectuales de todos los países del planeta vendrán a estudiar el "caso argentino". Somos un ejemplo a seguir.

Viva la patria.

Daniel Mancuso