De niños, en la escuela, imaginábamos a los patriotas, con sus conquistas, sus sacrificios y batallas. Siempre en alto la nobleza, la honradez, la humildad, el sentido del deber. Esa noción del patriotismo iluminó las sendas de la historia, y flota en el inconciente colectivo, es el ejemplo a imitar para el resto de las generaciones.
Sin embargo, a medida que fuimos creciendo, el descubriento de la dimensión humana y sus contradicciones, las trampas y defecciones de personajes que tuvieron enormes responsabilidades de gobierno, las mentiras y estafas a la confianza pública, fueron alimentado nuestra decepción y escepticismo sobre los alcances del patriotismo real. Pero, si algunos dirigentes políticos no han estado (ni están) a la altura de sus cargos, sus deberes y sus responsabilidades, ni ética ni intelectualmente, debemos inferir que sí hubo quienes cumplieron (cumplen) con el mandato popular, y por ello, el país, la patria, siguió adelante.
Un ejemplo. El tratamiento del proyecto de ley de PROTECCIÓN AL DOMINIO NACIONAL SOBRE LA PROPIEDAD, POSESIÓN O TENENCIA DE LAS TIERRAS RURALES fue presentado por la Presidenta de la Nación, el 27 de abril.
- «... Es una ley sencilla, que además obviamente es perfectible, discutible como toda ley para mejorarla, no estamos cerrados a ella, con una limitante de 1.000 hectáreas para la tenencia extrajera, que luego habrá también que adecuarla de acuerdo a las zonas, porque estamos hablando de 1.000 hectáreas y no es lo mismo la región núcleo Pampa Húmeda que en el Sur o la Patagonia. Pero en definitiva también, y debemos decirlo, tenemos un déficit los argentinos, un profundo déficit de información acerca de cuál es el estado dominial de nuestras tierras rurales. En principio porque como todos ustedes saben los registros de propiedad son de carácter provincial, y por lo tanto también esta ley crea la necesidad de un Registro Único Nacional de Tierras Rurales en el ámbito del Ministerio de Justicia para precisamente poder tener un cuadro de situación acerca de todo esto, porque el límite del dominio extranjero es del 20 por ciento de lo que puede ser la totalidad de las tierras rurales. No sabemos si esto ya está cumplimentado o si todavía hay excedente que pueda objeto, por ejemplo, de compra venta con sujetos extranjeros. Esto, en el siglo XXI, siendo el octavo país del mundo y teniendo a la producción agrícola-ganadera como uno de nuestros puntales en materia económica, los argentinos todavía no lo sabemos...»
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En los últimos días, Cristina volvió a pedir el tratamiento del proyecto en el Congreso, pero se frenó el miércoles 7 de septiembre, en la Cámara de Diputados. Los legisladores de la oposición que presiden las comisiones encargadas de abordar la iniciativa, mostraron sospechoso desacuerdo en avanzar. Con el argumento falaz de la inconstitucionalidad, lo que buscan estos diputados opositores es intentar ganar tiempo, para evitar que la Presidenta Cristina Fernández y su gobierno se lleven un triunfo con la sanción de la Ley.
Por pura mezquindad política: la dirigencia opositora busca dilatar la discusión, para que pasen las elecciones de octubre y después se verá. Sucedió con el proyecto de la Ley de Medios, que fue votada por amplia mayoría en ambas cámaras. Durante años contó con amplio apoyo de todas las fuerzas políticas, pero cuando fue sancionada, la empezaron a criticar.
Los mismos que durante años clamaron por la Asignación Universal por Hijo, quienes reclamaban una norma para los sectores más vulnerables, cuando fue implementada por la Presidenta se pusieron en contra de la misma. (vea SENADOR ERNESTO SANZ)
Todo el fenómeno opositor protagonizado por las huestes de los partidos políticos enfermos de neoliberalismo, azuzados por los medios de desinformación, para beneplácito de las corporaciones y miembros del establishment económico y financiero, ha sido analizado largamente en este blog, en notas como NEOLIBERALISMO: POLÍTICA y MEDIOS.
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Las comisiones de Asuntos Constitucionales (Graciela Camaño) y de Agricultura (Juan Casañas), presididas por diputados de la oposición, resolvieron no concurrir a la reunión conjunta que convocó la Comisión de Legislación General (Vilma Ibarra) para apurar un dictamen sobre la iniciativa.
Tras una prolongada reunión de la Comisión de Asuntos Constitucionales, la duhaldista Graciela Camaño, señaló que le solicitará a la presidenta de Legislación General, Vilma Ibarra (Nuevo Encuentro) "más tiempo para analizar el proyecto que impulsa el Gobierno ya que no pasaría el test de constitucionalidad".
Por su parte, el presidente de la Comisión de Agricultura, el radical Juan Casañas, confirmó que tampoco será parte por ahora de ningún plenario para tratar el tema.
Vilma Ibarra, promotora de la iniciativa oficialista, resolvió frente a la resistencia de sus colegas, citar para el jueves para considerar el tema tierras. Pero la UCR frenó nuevamente la discusión del proyecto de ley. Bajo el argumento de que el oficialismo “no quiere dar el debate”, la Comisión de Agricultura, presidida por el radical Juan Casañas, decidió no asistir a un plenario pautado para hoy, donde se analizaría el proyecto. Tras la decisión del tucumano, la titular de Asuntos Constitucionales, Graciela Camaño, también se plegó a la estrategia opositora, a pesar de que había expresado su compromiso de asistir.
Ricardo Gil Lavedra, titular del bloque radical, manifestó que la posición de la bancada es que el proyecto del Gobierno es "groseramente inconstitucional", y criticó que, además, "desconoce el derecho de las provincias y es de imposible cumplimiento porque desconoce los sistemas registrales de cada provincia". Lo que no dice el diputado es que el radicalismo tiene 3 proyectos diferentes que no ha podido unificar dentro de su propia bancada.
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Leemos en Miradas al Sur, la investigación de Gabriel Bencivengo , Ley de Tierras: un freno a la especulación en el agro...
Más allá de las modificaciones que se introduzcan en el proyecto a partir del debate legislativo, ninguna alterará un punto fundamental de la iniciativa del Ejecutivo Nacional: la definición de la tierra como un recurso no renovable. El punto es central. En el Ministerio de Agricultura señalan que el crecimiento demográfico proyectado a nivel mundial ubicará a nuestro país en un lugar de vanguardia en materia alimentaria hacia el año 2050 y, en consecuencia, las tierras cultivables en un bocado cada vez más apetecible para los países que buscan garantizar su seguridad agroalimentaria, pero también para los fondos de inversión y las multinacionales agroalimentarias que procuran incrementar sus ganancias.
En este contexto, la Ley de Tierras apunta a regular la tendencia al incremento de la propiedad extranjera, pero también busca límitar la concentración de grandes extensiones en poder de capitales financieros. Sobre este punto, los actores involucrados en el diseño subrayan que la exclusión de las tierras rurales como recurso estratégico susceptible de ser aplicado como inversión colocará a las operaciones de compra y venta fuera del alcance de los Tratados Bilaterales de Inversión y se evitará posibles reclamos ante el Ciadi, el tribunal arbitral del Banco Mundial donde suelen acudir las multinacionales.
Los protagonistas.
Para algunos, son casi 6 millones las hectáreas en manos extranjeras. Para la Federación Agraria Argentina, la superficie asciende a 17 millones. Algunos casos son muy conocidos. Luciano Benetton, con 1.000.000 de hectáreas en la Patagonia, concentra la atención de los medios, seguido por el multimillonario norteamericano Douglas Tompkins, con 300 mil hectáreas en los Esteros del Iberá y otras 50 mil repartidas entre Santa Cruz, Neuquén y Tierra del Fuego. Un podio de celebrities que incluye al financista británico Joe Lewis, propietario de 18 mil hectáreas en la zona rionegrina de Lago Escondido, y que cierra el estadounidense Ted Turner, con 5 mil hectáreas entre Neuquén y Tierra del Fuego.
Sin embargo, no son los únicos ni los más importantes actores de la trasnacionalización que comenzó en los ’80 y se acentuó cuando las multinacionales agroalimentarias y los fondos de inversión se lanzaron a la búsqueda de nuevos territorios. Calyx Agro Ltd. es un caso que sirve para ilustrar el proceso. La firma, creada por la cerealera multinacional Louis Dreyfus Commodities en 2007, se dedica a identificar, adquirir, convertir y vender tierras en Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay. Además, mediante contratos de aparcería, opera y administra propiedades y commodities. Otra que revista en la misma categoría es Cresud. Controlada por Consultores Asset Management –Irsa, Alto Palermo, BrasilAgro, etc.–, es propietaria de medio millón de hectáreas y controla otras tantas en distintas áreas del Mercosur. Adecoagro, con sede en Luxemburgo, es un ejemplo de trasnacionalización. Originariamente de la familia Pérez Companc –a través de Pecom Agropecuaria S.A.–, en la actualidad está controlada por George Soros mediante Pampas Húmedas LLC –subsidiaria de Soros Fund Management LLC–, armado financiero que el húngaro comparte con Qatar Holding LLC, fondo soberano de las autoridades qataríes.
Otro actor destacado es el magnate australiano John Kahlbetzer, dueño de Liag Argentina, un pool de campos de 110 mil hectáreas repartidas entre San Luis, Córdoba, Buenos Aires, Salta y Formosa –donde compró 40 mil hectáreas de tierras fiscales–. Emblemático del desembarco de capitales financieros es la compra que concretó The Capital Group del 40 por ciento de El Tejar por 150 millones de dólares. La empresa arrancó en 1987 en la Cuenca del Río Salado. Hoy, abarca gran parte de la Pampa Húmeda y del noreste argentino, además de distintas regiones de Uruguay, Bolivia y Brasil.
Dos estrategias.
Según consigna el economista Rolando Astarita en Economía política de la dependencia y el subdesarrollo, “la mundialización del capital agrario no obedece a una ofensiva circunstancial, sino al impulso del capital” y se verifica en un contexto donde “el 90 por ciento de los alimentos del mundo se deriva de sólo 15 cultivos y 8 especies de animales”. Concentración económica y productiva que comenzó con la “revolución verde” que expandió las fronteras y que aceleró la introducción de las variedades de alto rendimiento sustentadas en la genética.
En ese contexto, hay dos procesos paralelos. “Por un lado, los fondos de inversión que buscan rentabilidad y que entienden las materias primas como activos financieros. Por el otro, están las inversiones que, como en el caso de China, primero buscan asegurarse grandes extensiones para, en una segunda fase, pasar a la producción orientada a la exportación”, señala Carlos Bianco, economista del Centro de Estudios para el Desarrollo Argentina (Cenda).
Según Bianco, hasta el momento, el proceso de extranjerización está más asociado a la comercialización de granos y oleaginosas que a la producción. “En ese sector sí hay un muy fuerte presencia extranjera. Se trata del eslabón de la cadena de valor que se queda con la mayor tajada. Allí revistan multinacionales como Bunge, ADM, Dreyfus y Cargill. Además de algunas nacionales, como Molinos Ríos de La Plata. Bianco, sin embargo, al igual que otros economistas, advierte que “existe una creciente presión sobre la propiedad de la tierra”.
Un ejemplo es la estatal china Heliongjiang, que podrá explotar 330.000 hectáreas en los valles de Río Negro para la producción de granos y frutas, o cualquier otro cultivo, a cambio de inversiones en riego, caminos y energía. “En el caso de los chinos, tratan de asegurarse tanto materias primas como recursos naturales, por ejemplo en el campo de la minería, para su posterior industrialización", explica el especialista.
En este contexto, la Ley de Tierras apunta a regular la tendencia al incremento de la propiedad extranjera, pero también busca límitar la concentración de grandes extensiones en poder de capitales financieros. Sobre este punto, los actores involucrados en el diseño subrayan que la exclusión de las tierras rurales como recurso estratégico susceptible de ser aplicado como inversión colocará a las operaciones de compra y venta fuera del alcance de los Tratados Bilaterales de Inversión y se evitará posibles reclamos ante el Ciadi, el tribunal arbitral del Banco Mundial donde suelen acudir las multinacionales.
Los protagonistas.
Para algunos, son casi 6 millones las hectáreas en manos extranjeras. Para la Federación Agraria Argentina, la superficie asciende a 17 millones. Algunos casos son muy conocidos. Luciano Benetton, con 1.000.000 de hectáreas en la Patagonia, concentra la atención de los medios, seguido por el multimillonario norteamericano Douglas Tompkins, con 300 mil hectáreas en los Esteros del Iberá y otras 50 mil repartidas entre Santa Cruz, Neuquén y Tierra del Fuego. Un podio de celebrities que incluye al financista británico Joe Lewis, propietario de 18 mil hectáreas en la zona rionegrina de Lago Escondido, y que cierra el estadounidense Ted Turner, con 5 mil hectáreas entre Neuquén y Tierra del Fuego.
Sin embargo, no son los únicos ni los más importantes actores de la trasnacionalización que comenzó en los ’80 y se acentuó cuando las multinacionales agroalimentarias y los fondos de inversión se lanzaron a la búsqueda de nuevos territorios. Calyx Agro Ltd. es un caso que sirve para ilustrar el proceso. La firma, creada por la cerealera multinacional Louis Dreyfus Commodities en 2007, se dedica a identificar, adquirir, convertir y vender tierras en Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay. Además, mediante contratos de aparcería, opera y administra propiedades y commodities. Otra que revista en la misma categoría es Cresud. Controlada por Consultores Asset Management –Irsa, Alto Palermo, BrasilAgro, etc.–, es propietaria de medio millón de hectáreas y controla otras tantas en distintas áreas del Mercosur. Adecoagro, con sede en Luxemburgo, es un ejemplo de trasnacionalización. Originariamente de la familia Pérez Companc –a través de Pecom Agropecuaria S.A.–, en la actualidad está controlada por George Soros mediante Pampas Húmedas LLC –subsidiaria de Soros Fund Management LLC–, armado financiero que el húngaro comparte con Qatar Holding LLC, fondo soberano de las autoridades qataríes.
Otro actor destacado es el magnate australiano John Kahlbetzer, dueño de Liag Argentina, un pool de campos de 110 mil hectáreas repartidas entre San Luis, Córdoba, Buenos Aires, Salta y Formosa –donde compró 40 mil hectáreas de tierras fiscales–. Emblemático del desembarco de capitales financieros es la compra que concretó The Capital Group del 40 por ciento de El Tejar por 150 millones de dólares. La empresa arrancó en 1987 en la Cuenca del Río Salado. Hoy, abarca gran parte de la Pampa Húmeda y del noreste argentino, además de distintas regiones de Uruguay, Bolivia y Brasil.
Dos estrategias.
Según consigna el economista Rolando Astarita en Economía política de la dependencia y el subdesarrollo, “la mundialización del capital agrario no obedece a una ofensiva circunstancial, sino al impulso del capital” y se verifica en un contexto donde “el 90 por ciento de los alimentos del mundo se deriva de sólo 15 cultivos y 8 especies de animales”. Concentración económica y productiva que comenzó con la “revolución verde” que expandió las fronteras y que aceleró la introducción de las variedades de alto rendimiento sustentadas en la genética.
En ese contexto, hay dos procesos paralelos. “Por un lado, los fondos de inversión que buscan rentabilidad y que entienden las materias primas como activos financieros. Por el otro, están las inversiones que, como en el caso de China, primero buscan asegurarse grandes extensiones para, en una segunda fase, pasar a la producción orientada a la exportación”, señala Carlos Bianco, economista del Centro de Estudios para el Desarrollo Argentina (Cenda).
Según Bianco, hasta el momento, el proceso de extranjerización está más asociado a la comercialización de granos y oleaginosas que a la producción. “En ese sector sí hay un muy fuerte presencia extranjera. Se trata del eslabón de la cadena de valor que se queda con la mayor tajada. Allí revistan multinacionales como Bunge, ADM, Dreyfus y Cargill. Además de algunas nacionales, como Molinos Ríos de La Plata. Bianco, sin embargo, al igual que otros economistas, advierte que “existe una creciente presión sobre la propiedad de la tierra”.
Un ejemplo es la estatal china Heliongjiang, que podrá explotar 330.000 hectáreas en los valles de Río Negro para la producción de granos y frutas, o cualquier otro cultivo, a cambio de inversiones en riego, caminos y energía. “En el caso de los chinos, tratan de asegurarse tanto materias primas como recursos naturales, por ejemplo en el campo de la minería, para su posterior industrialización", explica el especialista.
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Sospechosamente, el diputado radical y dirigente de la Federación Agraria Argentina, Ulises Forte ─tuvo destacada presencia en los cortes de rutas contra la Resolución125─ decía en 2010 que era urgente el tratamiento de una ley de Tierras; ahora dijo: “no están dadas las condiciones para tratar el proyecto”...
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En abril, publicamos EL DOMINIO DE LA TIERRA NUESTRA. Allí analizábamos el proyecto que el gobierno nacional enviaba al Congreso para controlar la extranjerización de tierras, y así poner coto a un fenómeno de entrega de recursos naturales que lleva décadas, y acotar diversos aspectos por los que el capital especulativo hace desastres en nuestros campos, aprovechando los vacíos legales que les regalamos.
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