LO MEJOR DE NOSOTROS

¿Qué mostramos a los otros? Lo mejor de nosotros, sin duda. El compañero de Simone de Beauvoir, ese señor de anteojos y cigarrillo en mano (no, no es el estúpido Lanata) había dicho una vez, que el infierno es la mirada de los otros.

Las chicas lo saben, practican desde pequeñas para ser mujeres ─la creación más hermosa que hizo el barbudo esquivo que nadie vio, que muchos mentan infringendo el segundo mandamiento (ni que hablar del primero, que en suma, es amar a los demás por sobre todas las cosas)─, y pugnan por sobrevivir, a lo largo de la historia, en el duro camino vital plagado de pozos, mandatos, requerimientos machistas, tinturas, afeites, polvos, perfumes, menstruaciones, pariciones, desprecios varios, violencias y flores últimas.



Pero volvamos a lo mejor de nostros, que podemos definirlo luego de comparar con lo peor (para eso sirven las comparaciones, para distinguir lo bueno de lo malo). No se trata de cosas banales, de fuegos fatuos, de éxitos efímeros. Se trata de la sustancia, lo que queda en el tamiz tras zarandear las impurezas, la cochambre.

Mostramos lo mejor, lo que nos representa, lo que nos enorgullece, al servicio de nuestra humana dimensión para relacionarnos con el mundo y hablar bien de nosotros sin tener que explicarlo en palabras. Ponemos en evidencia la inteligencia y la sensibilidad, los valores y los principios irrenunciables para ganarnos el respeto y el lugar que nos corresponden.


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Escuchar a la Presidenta en la ONU, hablando a contramano del mainstream mundial, ─plantando bandera suramericana y argentina en la gran manzana del capitalismo en crisis, disputándoles el sentido de las políticas y el sentido mismo de la Organización de las Naciones Unidas, interpelandolos a todos para reciclar el vetusto antro de burócratas globales que le cantan loas a los poderosos planetarios, en detrimento de los muchos sufrientes─, es una catarata de Primavera fluyendo en medio del alma.




Decirles en la cueva de Alí Babá, en la cara, a los presumidos que son unos presumidos inescrupulosos, y a los petulantes que son unos petulantes autodestructivos, no es poco. Que los patrones vitalicios dejen de serlo, y que el derecho a veto se lo metan ahí... en el bolsillo.

Mostrar lo mejor de nosotros y decirle a los presumidos y petulantes que no jueguen con nosotros, formular claras reglas para el juego global, y devolver lo que no les pertenece (Palestina a los palestinos, Malvinas a los argentinos), es parte del mensaje soberano que recuperamos, ya no somos los que éramos, ahora somos los mejores (porque si no nos queremos nosotros, nadie nos va a querer), en este mundo tramposo liderado por los canallas que siguen Destruyendo y rapiñando LIBIA, por ejemplo.


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Cristina, enorme estadista, lo mejor de nosotros, en la ONU...

Daniel Mancuso