Cuando me di permiso para escuchar, sentir, gozar la poesía esencial que emerge de nuestra tierra descubrí a Gustavo "Cuchi" Leguizamón. O fue al revés, no me acuerdo (éramos tan jóvenes, entonces), quizás el Cuchi me develó la poesía, me emborrachó con imágenes frondosas (y peñas vitivinícolas)... y fue la luz.
Lo cierto es que como lo hizo Enrique Santos Discepolo, este salteño que hoy cumple 94 años, nos sorprendió con la belleza simple de los paisajes más profundos del alma humana.
¿Qué sería de la vida sin poesía? La poesía. Ese agujero negro donde caen las lágrimas, las sonrisas, el día y los sueños, el agua y la sangre, la libertad y la muerte.
Antes de morirse, el Cuchi le mojó la oreja al siglo nuevo y se fue, atorrante y burlón, como siempre...
Lo cierto es que como lo hizo Enrique Santos Discepolo, este salteño que hoy cumple 94 años, nos sorprendió con la belleza simple de los paisajes más profundos del alma humana.
¿Qué sería de la vida sin poesía? La poesía. Ese agujero negro donde caen las lágrimas, las sonrisas, el día y los sueños, el agua y la sangre, la libertad y la muerte.
Antes de morirse, el Cuchi le mojó la oreja al siglo nuevo y se fue, atorrante y burlón, como siempre...
1 comentario:
Gran filósofo, gran profesor, un genio.
Saludos
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