Me metí con vos en la aventura, en la fiesta de la escuela de noche. Sentí escalofríos en esos pasillos llenos de fantasmas, los de la casa tomada, o de la buhardilla de esa galería de París. Vi ese avión al mediodía, tirado al sol en la isla desierta, escuchando los ecos de la trompeta del perseguidor, imaginando el humo y el exilio. Recorrí autopistas mágicas y me enamoré de mujeres sin rostro pero hermosas en su humana contradición. Las perseguí por esas calles cuyos nombres nunca logré pronunciar, y me perdí cerca de una boca del Metro.
Siempre volví a los libros, a buscar las lúcidas descripciones de los mecanismos vitales latiendo el camino, para encontrar las pistas de la rayuela de la vida que iba dibujando a la par de las lecturas furtivas.
Me pintaste el alma, JULIO, muchas veces. Y cada tanto vuelvo a brillar contigo. Felices 97, y mil años más...
Daniel Mancuso
2 comentarios:
¡ Lo comparto Mancu !
¡avanti Carlos!
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