Tuve la suerte de conocerlo y trabajar con él, en la Revista Fin de Siglo que dirigía, allá por 1987, y tenía sus oficinas en la calle Perón al 2100. Allí, me había llevado mi maestra en la Corrección, la enorme Amalia Benedetti, a quien conocí en los tumultuosos años del diario La Voz, en la calle Tabaré, en Pompeya.
En esa época, tambien la vida me dio la dicha de transitarlo a Cacho El Kadri y tomarme unos mates embelezado escuchando sus historias de vida.
Vicente Zito Lema y su mujer holandesa laboraban con amor ese remedo de Crisis que salió en su segunda etapa en el año 1986, y después tuvo que cambiar el nombre por cuestiones legales, de propiedad intelectual y esas cosas. Tanto en una revista como en la otra, Amalia y yo padecimos los nervios y las obsesiones de Vicente. Pero lo queríamos y lo respetábamos. La holandesa terciaba y componía las cosas, su presencia nos ponía a salvo del león.
En el programa de Luís D'elia, Vicente contó algunas cosas de las Madres...
2 comentarios:
El mismo preceptor que en mi adolescencia me alcanzó a Marechal, me pasó la revista Crisis. Años '70.
Es muy doloroso ésto. Muy. Hay un punto en que sale tu amigo del alma de una habitación y vos te enterás -en algún momento te enterás- que tu administrador al que querés con el alma también, le pone un chumbo en la cabeza y entonces... no entiendo. En fin; me lo llevo al silencio y allí lo guardaré por amor a las Madres.
De todas las voces que se escucharon en estos dias la más lúcida y profunda,sin concesiones ,es la de Vicente.
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