Antes que nada quiero aclarar que tengo una perrita que tiene 6 años más o menos. Llamémosla L (no voy a mostrar públicamente su identidad, es menor de edad). No sé cuando nació, cuando la encontraron con sus hermanitos en una caja de cartón con pintura al costado de un árbol de Boedo, era muy pequeña, pero calculo que tenía días, asi que en febrero es su cumpleaños.
Pero no quiero hablar de L sino de los dueños de los perros en general, y de los de las ciudades en particular. ¿Para qué tienen un perro? ¿Por qué le pagan a un tipo (no sé cuánto) para que les saque la mascota junto a otros desavenidos pichichos y vayan atados por las calles hasta algún parque para cagar todos juntos en el pasto y volver a casa? ¿Por qué se enternecen con un perrito abandonado y no se les mueve un pelo por un pibe que hace malabares en una esquina para que le den una moneda? Raro, ¿no? Confieso que, a veces, no he visto la misma compasión general por un perro que por un pibe mocoso y descalzo.
Yo, por ejemplo, nunca había tenido un perro, y fue muy importante la experiencia de cuidarla a L, desgarrapatizarla, alimentarla, llevarla a vacunar, bañarla, sacarla a pasear, levantar su caca...
Después de eso, consideré que estaba preparado para ser padre y así fue, llegó la nena.
¿A qué viene todo esto? Ah, sí, a responder la pregunta ¿Para qué tienen un perro, o un gato o un mono, es lo mismo?
- En la Argentina existen 6.750.000 perros y 2.625.000 gatos que conviven en el hogar y entablan una relación de fidelidad sin igual con las personas. "En los últimos 20 mil años, el ser humano tuvo una evolución intelectual muy grande y logró sistematizar la presencia de animales de compañía".
Pero, ¿por qué elegimos compartir nuestra vida con seres vivos tan diferentes a nosotros? "Cuando el hombre transformó el lobo en perro domesticado lo hizo por una cuestión de utilidad porque se dio cuenta de que lo podía ayudar a cazar. Así se dio la domesticación y la dominación de la naturaleza", explica a 7 DÍAS el veterinario Juan Enrique Romero.
Sin embargo, si bien hay personas que tienen perros y gatos por cuestiones funcionales a la vida cotidiana –por protección, en el caso de los perros, o para ahuyentar roedores, en el caso de los gatos– hay otras razones.
Un estudio de los biólogos Miho Nagasawa y Takefumi Kikusui, de la Universidad de Azuba, en Japón, demostró que después de jugar con sus mascotas los dueños experimentan emociones similares a las que se tiene en el contacto con niños. Esto se debe a un incremento de oxitocina, una hormona asociada con el enamoramiento y el placer. También conocida como "la droga del amor", la oxitocina disminuye el estrés y combate la depresión.
Según Lito Moguilner, presidente de la Federación Canina del Mercosur (FECAM), las razas más escogidas se dividen en dos grupos. Gran parte de la población de las grandes ciudades vive en departamentos, por lo cual hay una tendencia a elegir las razas más pequeñas como los Caniches (Toy y Microtoy), Yorkshire Terrier y Bulldog francés". De los perros más grandes, el más requerido es el labrador (Golden y Retriever) y el Pastor alemán.
Según CADISVET (Cámara de Distribuidores de Productos Veterinarios), los argentinos gastan $393.976.000 por año en el cuidado básico de sus animalitos. Pero ese número aumenta considerablemente cuando los dueños tratan a sus mascotas como si fueran auténticos portadores de sangre azul. El mercado local, muy a tono con las tendencias que imponen las estrellas de Hollywood, se muestra cada vez más permeable a las excentricidades.
Leonardo Tiscornia, dueño de una escuela canina, sostiene que el gran problema que detecta entre sus clientes es que no encuentran la forma adecuada de relacionarse con sus mascotas, "por eso los educan y premian como si fueran hijos", señala. Romero coincide con ese diagnóstico: "El error que cometemos las personas es depositar expectativas erróneas en nuestros animales. Pensamos que tienen que actuar como seres humanos cuando las mascotas se comunican perfectamente a través del idioma corporal".
Depositarios de confianza, caricias y sonrisas, las mascotas pueden ocupar lugares importantísimos en el corazón de las personas que decidieron compartir su vida con ellos y, según Romero, también enseñarles una gran lección: "Las mascotas no tienen moral ni ética, pero aprendemos grandes valores esenciales de ellas. El mejor consejo que podemos darle a los dueños de mascotas es: pórtese bien, sea animal".
¿Escuchó bien señor señora? casi 100 millones de dólares en los perros, ¡un número!, ¿no?
Muchos tienen mascotas y los tratan como a hijos, pero tratan a los hijos como mascotas, ¿vio? (y a los hijos ajenos y pobres como basura que por lo menos hay que saltarla o pasarle lejos). Fíjese, hágame caso, observe. Son comprensivos con los pichichos e intolerantes con los chicos.
Es cierto que cada animal se parece a su dueño. Yo que vivo cerca de un parque y veo una gran cantidad de parejas (dueñ@ - can) puedo asegurar que es increíble la simbiosis entre los animales y los humanos (pobrecitos los animales). Dueño gordo, perro obeso. Dueño patotero, perro provocador. Dueño idiota, perro imbecil.
No puedo comprender cómo algunos humanos son tiernos con sus mascotas y absolutamente crueles con sus congéneres...
- "Es enorme lo que he querido a aquel bicho. Nadie podía tocarme sin que Foxl se pusiera furioso. No seguía a nadie más que a mí. Cuando volvía después de dos días de ausencia ya no quería separarse de mí. En la trinchera todo el mundo le quería. Durante las marchas, corría alrededor de nosotros, observándolo todo: no se le escapaba nada. Lo compartía todo con él. Por la noche se acostaba a mi lado. ¡Y pensar que me lo robaron! No habría podido separarme de él. En mi vida he podido vender un perro. Me acuerdo: fue antes de llegar a Colmar. El ferroviario que quería conseguir a Foxl pasó dos veces por el vagón y me ofreció doscientos marcos. "Aunque me diera cien mil, no lo tendría usted". Al bajar en Harpsheim, me apercibo súbitamente de que el perro ha desaparecido. La columna se pone en marcha. ¡Me era imposible quedarme detrás! Estaba desesperado. El sinvergüenza que me robó mi perro no sabe lo que me hizo"...
Adolf Hitler
Y mientras sus soldados bombardeaban y mataban a miles de inocentes en Afganistán, Irak, y distintos puntos del planeta, George W. Bush jugaba con el matrimonio Scottish Terrier de Barney y Miss Beazley, en los jardines de la Casa Blanca...
Quizá tengan un perro porque no hablan, no preguntan, no son rencorosos. Los pibes son inquietos, necesitan respuestas permanentemente (y mucha energía si querés que salgan buenos y no los abandonamos frente a la televisión o la PlayStation). Los animales se quedan frente a la reja de entrada y les ladran a los giles que pasan (y se asustan) por la vereda, cumplen con la espectativa de sus amos y se ganan la caricia y el plato de alimento balanceado. Con los chicos es un poco más complicado, y exige un corazón más desarrollado, una cabeza más abierta, y una conciencia que deje el ego a un costado para poder pensar en el otro... me parece.
Daniel Mancuso
2 comentarios:
Excelente nota... Lamentablemente muchos se creen que traer un hijo al mundo es tarea sencilla y pretenden domesticarlos, se equivocan y si no tenés una verdadera vocación de entrega, mejor no lo intentes, salvo que quieras tener una mascota...
es muy sensata tu reflexión... mí me resulta tan indignante las personas que son absolutamente mezquinos e insensibles con otros seres humanos, pero que extrañamente son lo contrario con los animales. No lo puedo entender
Publicar un comentario