DICIEMBRE 2001

Pasaron 9 años.

Nada. Mucho. Todo.

Una pesadilla que parece tan lejana, y no obstante, pasó acá nomás, ayer. ¿Cómo olvidarlo?

La sensación de distancia se acrecienta por la comparación obvia entre este país en crecimiento y aquel moribundo. Entre esta primavera y ese invierno de crisis y derrota...

Desde el 19 y 20 de diciembre de 2001 hasta hoy, pasaron sólo 9 años. Nada en la historia de un pueblo. Sin embargo, mucho es el camino recorrido desde la desesperanza y la bronca por la muerte de la política, de la mano del neoliberalismo de la Alianza, con De la Rua y Domingo Cavallo, comandados por el FMI.

Viejas recetas de la dependencia ahogaron a la población en miseria y desocupación. Ajuste y políticas de exclusión social.

Como en la década menemista, se siguió al pie de la letra los dictados de los gurúes de Washington, pero esta vez, la clase media sufría las consecuencias. Ya no eran sólo los obreros industriales que veían cerrar sus fábricas; ahora le habían tocado el bolsillo al medio pelo veleta y se pudrió todo.

El corralito (la restricción a la extracción de dinero en efectivo de plazos fijos, cuentas corrientes y cajas de ahorro) fue la punta del témpano neoliberal que causó el hundimiento de la presidencia de Fernando de la Rúa (20/12/2001),




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Fernando de la Rúa asumió el 10 de diciembre de 1999, en medio de una fuerte recesión, favorecida por la Ley de Convertibilidad, vigente desde 1991, que fijaba la paridad del peso y el dólar estadounidense. Se necesitaba el ingreso de divisas para que el sistema no colapsara. Con Menem, hubo ingresos de dólares a partir de las privatizaciones de empresas estatales. Cuando ya no había nada que vender, no ingresó el dinero suficiente, y había que endeudarse para mantener la ley de Convertibilidad.

De la Rúa decidió mantener la Convertibilidad, lo que provocó que el endeudamiento fuera cada vez más grande, aplicándose medidas como El blindaje o El Megacanje, que consistían en endeudamiento exterior.

La inestabilidad económica exigió constantes cambios en el Ministerio de Economía: desde José Luis Machinea (1999 - marzo de 2001), Ricardo López Murphy (marzo - abril de 2001) y por último, el execrable Domingo Cavallo.

Los radicales no tuvieron vergüenza en llamar al ex ministro de Economía de Menem (entre 1991 y 1996). Antes había sido funcionario de la dictadura, y socializador de la deuda externa privada como director del BCRA, en 1982. Era el inventor de la nociva Ley de Convertibilidad. Los radicales llamaron a Cavallo convencidos de que era la solución, ya que había sacado a Argentina de la hiperinflación de 1989-1991. Bullshit!

La crisis llegó a un punto insostenible el 29 de noviembre de 2001, cuando los grandes inversionistas comenzaron a retirar sus depósitos monetarios de los bancos y, en consecuencia, el sistema bancario colapsó por la fuga de capitales.




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"Hemos debido adoptar medidas extraordinarias que van a tener una vigencia de 90 días, para poder asegurar el buen funcionamiento de la economía y, sobre todo, para proteger los ahorros de los argentinos".

"La gente va a poder sacar 250 pesos por semana y para el resto va a poder utilizar su tarjeta de débito, de crédito o los cheques. Esta medida no trata de perjudicar a nadie, sino de beneficiar a todos los ahorristas".

"La Argentina ha estado sometida a ataques especulativos por aquellos que esperan obtener beneficios de una devaluación, que han esperado que seamos incapaces de cumplir con nuestras obligaciones internas y en el exterior", dijo el ministro presentando el corralito.


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Hoy, la Presidenta sostiene contra los fanáticos de la mano dura que no va a reprimir la protesta social. Hoy, la policía debe ir desarmada a prevenir sucesos violentos en las protestas y manifestaciones callejeras; pero en diciembre 2001, murieron 39 personas por las fuerzas policiales y de seguridad, incluyendo 9 menores de 18 años. De la Rúa huyó en helicóptero mientras el país se incendiaba.

Los cacerolazos y el "¡Qué se vayan todos!" fueron las imágenes que parió la gestión antipolítica neoliberal de esos dirigentes que hoy se amontonan en al gobierno nacional.


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Daniel Mancuso