¿De qué hablamos cuando hablamos de neoliberalismo? ¿De las corporaciones rapaces como los agrotóxicos y los monopolios mediáticos? Sí, claro.
¿De los partidos y dirigentes atados a los dictados del Consenso de Washington, el Dios mercado y el ajuste fiscal? Sí, también.
¿De los que piensan por izquierda, se emocionan y lloran con la foto del Che, y se alínean con la derecha para obstruír la gestión de gobierno? Sí, por supuesto.
¿Del gobierno PRO de Mauricio Macri en la CABA, que abandona la Educación, la Salud, la Vivienda, pero arregla veredas en Palermo Soho? Yes, it is!
Todo muy claro, muy redondo, pero hay un neoliberalismo larvado que persiste. Ese es el peor. El que está en los que comparten nuestro camino. El de los opositores es presumible, el de los adversarios es posible, el de los enemigos es estructural, pero ¿el de los compañeros? ¿Cómo nombramos al funcionario o empleado que no allana el camino sino que lo dificulta? ¿Cómo considerar al que pone el interés personal sobre el colectivo? ¿Qué hacemos con el vivo, el truhán, ese que tiene un quiosquito o un maxiquiosco y lucra donde no se debe? ¿Miramos para otro lado? ¿Lo dejamos pasar porque es una contradicción secundaria?
Ahora que está sobre la mesa la discusión sobre la participación civil en la dictadura, que se ponen de manifiesto las complicidades y las acciones de quienes se beneficiaron con las muertes y desapariciones, se descubren los negocios y las apropiaciones, es momento también de hablar de los que resistieron ese huracán de muerte y perdieron la vida en el intento, de los que lograron sobrevivir. Retomar los ideales, entendiendo qué valores sostenían esa lucha contra la barbarie genocida, qué futuro imaginaban. Y cuál es nuestro devenir, qué queremos soñar y construir.
Muchos de los que vivimos la militancia en los 70, sabemos de qué se trata. Yo venía con una formación cristiana y solidaria, con los valores de la Teología de la Liberación, esa que el presbítero Eduardo de la Serna define así:
« La Teología de la Liberación parte de la praxis, no del escritorio. De la praxis de opresión y necesidad de praxis de liberación. El indígena o campesino oprimido no va a hacer lo mismo en Colombia que en Uruguay. El objetivo principal es liberar al pobre. El negro, el indígena, la mujer entran en la categoría bíblica del pobre. Cada lugar tiene sus propias experiencias de opresión y liberación... »
La militancia en los 70 era praxis de Liberación. Muchos de los jóvenes que nos integramos a la práctica política, en aquel entonces, sentíamos el correlato entre el humanismo en ciernes y la lucha por un mundo mejor. El peronismo es una experiencia del pueblo argentino que se forjó como praxis de liberación, por eso es indestructible. Ni el golpe del 55 ejecutado por la revolución Fusiladora, ni el exilio, la cárcel, las dictaduras, las desapariciones, pudieron destruir al peronismo. Ni Menem pudo, aunque lo enfermó gravemente.
- Como decía el Che: La Revolución no es únicamente una transformación de las estructuras sociales, de las instituciones del régimen; es además una profunda y radical transformación de los hombres, de su conciencia, costumbres, valores y hábitos, de sus relaciones sociales.
Hoy, estamos en la buena senda, reparando las heridas de la década infame de los 90, devolviendo derechos arrebatados, profundizando las transformaciones necesarias, aunque hay mucho por hacer todavía. Pero es tiempo de dar un salto de calidad. ¿Por qué soportar la huella neoliberal en la interrelación cotidiana, en la gestión, en la militancia? Debemos cuestionar a quienes en su porción de poder, cualquiera sea, se aprovechan de esa circunstancia para accionar de modo irreverente, arbitrario, deshonesto, y a veces, reaccionario.
Una de las trampas que dejó el neoliberalismo es la búsqueda del resultado por cualquier medio, sin reparar en los atajos que se toman para lograrlo. Para algunos, el accionar non sancto no es reprochable si la finalidad es altruista. Lo que pase en el medio, entre la necesidad y las resolución de la misma es un gran agujero negro donde no siempre llega la luz de la honradez. Y pocos se atreven a cuestionar el asunto.
Aparte de develar los misterios que Papel Prensa guarda en su ADN dictatorial, además de desarmar la falacia de la Teoría de los 2 demonios que algunos cínicos quieren resucitar, y todo lo macro que podamos enunciar, tenemos una tarea pendiente.
Hay una zona tabú o por lo menos descuidada de la política nacional que requiere de aire fresco y luz para erradicar el moho que asfixia los retoños de la transformación y la justicia social plena.
- Evita, advierte en Mi mensaje: « Enemigos del pueblo son también los ambiciosos. Muchas veces los he visto llegar hasta Perón, primero como amigos mansos y leales, y yo misma me engañé con ellos, que proclamaban una lealtad que después tuve que desmentir. Los ambiciosos son fríos como culebras pero saben disimular demasiado bien. Son enemigos del pueblo porque ellos no servirán jamás sino a sus intereses personales. Yo los he perseguido en el movimiento peronista y los seguiré persiguiendo implacablemente en defensa del pueblo ».
No sólo a nuestros adversarios de ayer y de hoy les molesta que miremos el pasado. A algunos de los que tenemos cerca y supuestamente van en la misma dirección que nosotros, también, por distintas razones, claro. A unos porque el pasado desenmascara sus crímines y pecados. A otros porque la ética olvidada pone negro sobre blanco sus contradicciones burguesas, su individualismo y sus miserias que tanto daño le hacen al conjunto.
¿Cuál es el tesoro de los 70, su legado inclaudicable? Si algo nos dejaron los 30.000, no fue sólo ausencia y dolor, sino el ejemplo de un profundo compromiso con nuestro pueblo, con los valores más alejados del egoismo y la soberbia, aun a costa de la propia vida. Pesada herencia para las inestables conductas morales de nuestros días. Tenemos un fuerte desafío por delante.
¿Qué decís? ¿Que soy un boludo idealista, que soy un ingenuo, que esto es la Realpolitik?
Mirá, cuando me planteo estos dilemas éticos, pienso en lo que diría Rodolfo Walsh, por ejemplo, me imagino su indignación y la patada en el orto que le daría a más de uno que anda por allí pregonando militancia, y me quedo tranquilo con mi conciencia. Yo anhelo hacer la revolución, no quiero renunciar a ciertos principios aunque a menudo me dejen afuera por pensar así...
Daniel Mancuso
3 comentarios:
Muy bueno Daniel, hay entre la propia tropa gente que no me explico qué hace acá: los Massa, los Gioja, Juanjo Alvarez que vuelve...
Saludos
Excelente Mancux. Impecable. Lamentablemente estamos rodeados, más de lo que nos gustaría. Porque no hace falta ser un renombrado dirigente para serle desleal a nuestra ideología, lo vemos a diario, muchas veces marchando al lado nuestro.
Un tío, al que debo gran parte de la comprensión del peronismo, siempre repite: "el peronismo es una forma de vida y yo, vivo en consecuencia". El día que nosotros repitamos como en Cuba, cada mañana los niños al comenzar el día : "Seremos como el Che" y lo creyamos posible: "Seremos como Evita". Cuando leamos las 20 verdades y nos emocionemos, cuando tiritemos de rabia ante un chico descalzo y no pensemos solo en nosotros, entonces empezaremos a transitar ese camino hacia el verdadero peronismo, ese que mi tío proclama orgulloso, ese que se contagia y a su vez margina a quienes quedan afuera.
Muy bueno nuevamente Daniel lo suyo.
Un fuerte abrazo peronista.
Hasta la victoria siempre.
Impecable. Hay utopías a las que no podemos renunciar, bajo pena de no ser nosotros mismos. Importa la coherencia en tomar la vida como la construcción de ese Hombre Nuevo. En todo momento y a toda hora. En público y en privado. En compañía o en soledad. Pero siempre. Algunos lo toman como un vestido o traje que se ponen o se sacan. Otros, lo tomamos como el aire que respiramos.
Un abrazo.
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