La señora es feliz, o cree serlo. La vida no la trata tan mal después del divorcio con el señor mayor, exitoso empresario de nota. Ella tiene un bello golden retriver que luce con orgullo por las calles de su barrio. Pasea con su mascota, todas las mañanas, luciendo un conjunto ajustado al tono con sus zapatillas deportivas made in Vietnam con trabajo esclavo. Pasea con su mascota que no se junta con perros vagabundos, sueltos o sin identificación. Esos perros son como los ilegales que persiguen en Arizona, mejor no encontrarse con ellos.
La señora mira para otro lado cuando su bello golden retriver se detiene de pronto, y una enorme torta caliente se posa sobre el pasto del ancho bulevar. Jamás se le ocurriría levantar las heces de alimento balanceado premium. Ella paga sus impuestos y espera que algun obrero de limpieza se encargue de esos menesteres.
Nada detiene el placer de la caminata al aire libre, salvo cuando una horrible figura humana se le aproxima con su carro rebosante de cartones y trastos viejos. Ella trata de evitar cruzarse con ellos, tienen mal olor y son desagradables a la vista, desentonan con el paisaje cuidado del parque. El perro quiere correr hacia un arbol que está cerca de la esquina pero ella tira fuerte de la correa y no lo deja. El cesped esta minado de excrementos ajenos que ensuciarían las patas de su mascota y por ende el roble eslavonia entarugado de su piso 18 con portero visor y jacuzzi.
Al llegar cerca de los juegos, se encuentra con una cara conocida, es otra mujer de su misma edad que pasea con un acalorado siberian husky que la tironea para que vaya por la sombra. Se sonríen mutuamente. Se conocieron en un caceroleo en contra de las retenciones a las exportaciones de soja, y nunca más dejaron de verse. Fueron a la marcha del Rosedal muy perfumadas y con escarapela. Fueron juntas a la Marcha Naranja contra el matrimonio Igualitario. Van a misa a la misma iglesia de los altos, que se llena de 4x4 los domingos al crepúsculo, llegan en taxi y desearían volver con chofer personalizado. Parecen hermanas mellizas, se buscan cada mañana para contarse sus cuitas.
La señora del perro sufriente por la extrapolación de su habitat natural le cuenta que está preocupada y la invita a una marcha. ¿Qué tenés que hacer mañana?, le dice cómplice. Es en defensa de una empresa que se autodisolvió porque fue absorvida por una prestadora de servicios de televisión por cable que a su vez fue absorvida por un monopolio mediático de enormes proporciones que posee decenas de canales de televisión, radios, diarios y hasta una fábrica de papel y campos sembrados de soja, y terrenos anegados para el cultivo de arroz...
Dale, vamos, la rutina me mata. Además, a lo mejor tenemos suerte y conocemos a dos señores de buena posición, como Dios manda.
Daniel Mancuso
2 comentarios:
Que vida aburrida, sin las emociones diarias.
Que pelotudas.
Mancux, ¿no me deja ir de vendedora de helados?, yo misma les encajaría el helado en la frente y sin cobrarles por eso.
;)
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