"Vamos a construir un nuevo proyecto de nación, a transformarnos para dejar de ser este pequeño país que se convirtió en un gigante de la desigualdad. Tenemos que recuperar el tiempo perdido".
Ayer, lunes 1 de junio, más de 4 mil invitados y 17 mandatarios de todo el mundo presenciaron en El Salvador lo que nunca antes había ocurrido en la historia de ese país: la asunción de un gobierno de izquierda. Entre gritos de “Sí, se pudo” Mauricio Funes, de 49 años de edad, juró como presidente de la mano de la histórica ex guerrilla y hoy partido oficialista Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN).
“Queremos la reconstrucción social, económica e institucional de El Salvador. Ello significa crear un modelo de desarrollo nacional que rescate lo mejor que tenemos, disminuya las desigualdades internas y promueva el rescate de la gran deuda social al tiempo que acelere nuestro desarrollo económico”.
Mauricio Funes asumió la responsabilidad de redistribuir la riqueza en una de las naciones más pobres de Centroamérica. Anunció el lanzamiento de un plan global anticrisis con el objetivo de crear y preservar puestos de trabajo.
Para lograr estos objetivos, anunció un conjunto de medidas que buscarán crear unos 100 mil puestos de trabajo en los próximos 18 meses, principalmente a partir de una fuerte inversión pública. “Y todo esto lo haremos con el doble objetivo de estabilizar la economía y minimizar las consecuencias sociales de la crisis”.
El plan buscará también mantener los empleos existentes, proteger a los sectores más vulnerables de los efectos negativos de la crisis, impulsar políticas de Estado de protección social y establecer un sistema de protección universal para todos sus compatriotas. Consciente de los desafíos en el horizonte, Funes reafirmó su determinación a cumplir con sus objetivos.
“Tenemos una tarea gigantesca por delante, pero no nos intimida. No tenemos el derecho de equivocarnos”... “Haremos una revolución pacífica y democrática”.
En un discurso con fuerte contenido social, el ex periodista de la cadena de noticias CNN que desbancó del poder al partido de derecha ARENA, luego de más de dos décadas, prometió dedicar sus mejores esfuerzos por mejorar la calidad de vida de los salvadoreños más pobres, que constituyen casi el 40 % de la población en un país de 5,8 millones de habitantes.
“En este nuevo proyecto de nación quiero servir a todos, pero en especial a la población más desfavorecida, mediante el éxito de un gobierno que será sensato y honrado”... “Y para ello convocaré a un diálogo nacional para definir una estrategia que incluya un acuerdo sobre el empleo y la política social”.
El nuevo presidente arremetió, sin dudarlo, contra la herencia recibida. “El escenario es tal que debemos hablar sin rodeos de un deterioro inaceptable de las finanzas públicas en un cuadro de economía dolarizada. La responsabilidad de esta situación no es del pueblo salvadoreño, sino de la élite dirigente que estuvo hasta hoy en el poder”... “El estado de la administración pública está lejos de ser satisfactorio” ... “Ello se debe a que fue manejada por gente complaciente con la corrupción y el crimen organizado.”
Mauricio Funes habló de la política exterior y, con la presencia de la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, anunció la apertura inmediata de las relaciones diplomáticas, comerciales y culturales con Cuba, cerrando así el círculo regional, ya que El Salvador era hasta ayer el único país latinoamericano que aún no había restablecido sus vínculos con La Habana, rotos tras una resolución de la OEA a instancias de Estados Unidos a comienzos de los años sesenta.
El mandatario salvadoreño dedicó unas palabras a los presidentes de Brasil y de Estados Unidos: “Cuando mis adversarios, distorsionando hechos y manchando la honra de las personas, intentaron falsamente descalificarnos durante la campaña, a mí y a mi querido partido, el FMLN, fuimos a buscar los ejemplos vigorosos de Obama y de Lula, como prueba de que líderes renovadores, en lugar de ser una amenaza, significan un camino nuevo y seguro para sus pueblos"... “Obama, yo decía, probó que es posible reinventar la esperanza. Y Lula, a su turno, demostró que se puede hacer un gobierno popular, democrático, con economía fuerte y distribución justa de la riqueza”.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, voló de Managua a San Salvador cuando la transición ya había concluido y asistió por la tarde a la celebración popular que el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) había organizado para su militancia en el estadio Cuscatlán. Ahí, frente a sus homólogos Rafael Correa, de Ecuador, y Fernando Lugo, de Paraguay, transmitió un mensaje cargado de significados políticos al asegurar que Hugo Chávez no acudió a la cita en San Salvador porque no se lograron los acuerdos necesarios para garantizar su seguridad personal. El canciller venezolano Nicolás Maduro, que sí estaba, confirmó la versión de Ortega, y señaló que había un supuesto complot de la ultraderecha para asesinar a Chávez.
Tampoco llegó el presidente Evo Morales, de Bolivia, pero éste había anunciado con días de anticipación que por problemas de agenda no podría venir, según confirmó el canciller Hugo Martínez. Quienes sí estuvieron (además de Lugo y Correa) fueron: Michelle Bachelet, de Chile, y Manuel Zelaya, de Honduras, entre otros. De otras regiones asistió el presidente de la República Árabe Saharauí, Mohamed Abdelaziz. Entre los invitados –pero no entre los dignatarios en representación de sus gobiernos– estuvo la secretaria estadunidense de Estado, Hillary Clinton. Por cierto, en los registros del aplausómetro el Presidente mexicano, Felipe Calderón, no destacó por su popularidad.
Daniel Mancuso
3 comentarios:
lo único que faltaba, un anónimo bajando línea y criticando con sustento en una nota de La Nación, flaco hace un blog y escribí lo que quieras...
Cada vez somos más!!!!!
Una lectora
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