CENA ENTRE AMIGOS

Ayer, mientras comíamos unas empanadas, salió el tema. Yo no quería entorpecer la cena hablando de política, y menos con estos chicos (¡un matrimonio joven de Entre Ríos!) amigos de mi mujer. Así que, entre mis prioridades estaban: ¿pizza o empanadas?, ¿vino o cerveza?, el clima agobiante, los chicos jugando y los temas relacionados a la educación y el esparcimiento infantil.

Pero salió. La flaca me miró temerosa de que se armara la podrida. Yo me quedé expectante, chito, muzzarella. Ay, ay, ay, con qué se vienen ahora, pensé.

Ella, una negra entrerriana bien de abajo me dice: ¿vos viste este lío del campo?

Silencio tenso.

¿Vos viste estos tipos cortando rutas? Son todos los que se enriquecieron con el flaco, plantando soja, y ahora le hacen paro a ella. (El flaco es Nestor y ella es la Presidenta). Estos gringos se hicieron unas casas lujosas en Paraná, o en el pueblo mío que no lo podés creer. Hay un ruso que yo conozco, que tenía un tractorcito y en unos años se armó una gran mansión que hasta llamó al decorador de Susana Gimenez para que adornara todo, y dice que la crisis y no sé qué disparates. Son unos mentirosos, eso es usura, dani, es codicia, y después van a misa y todo eso. No tienen sensibilidad, no les importa la gente que se está cagando de hambre, la quieren toda para ellos...

La charla siguió y yo no podía meter mis opiniones, los dos estaban embalados y me hacían un análisis exhaustivo de la sociedad entrerriana. En el pueblo nos conocemos todos, mi hermano tiene un mercadito y les vende a todos ellos (me dice el marido, un colorado gringo muy blanco), son unos miserables hasta con la comida, pijoteros hasta con las moneditas, pero cuando tienen guita, se van a Parana, al shopping y te muestran lo que compraron para darte rabia, son de lo peor, qué hacé, como andá, te dicen y te muestran sus lujos provocativamente. Unos gringos que tiene como 300 hectarias, son millonarios, y le sacaron la jubilación a la madre, no la necesita, pero le sacaron igual la jubilación, porque la quieren toda para ellos, y después putean a Cristina.

Se hizo tarde, volví feliz de la casa de los pibes éstos. No todos compran la carne podrida de Clarín. No todo está perdido, no todos piensan como De Angeli y sus patosojeros. Qué buenas las empanadas de carne picante...

Daniel Mancuso