El presidente de la República Árabe de Egipto, desde el 14 de octubre de 1981, Muhammad Hosni Sayyid Mubarak, está todavía en el poder porque Estados Unidos así lo quiere.
Barack Obama lo sostiene aún porque Wall Street y el complejo corporativo militar y financiero de la derecha norteamericana lo necesitan allí al dictador egipcio, como aliado táctico, y entonces, el afro presidente hace lo que los blanquitos le indican.
Hosni Mubarak es amigo de Carlos Menem. En uno de sus encuentros de los 90, el riojano le regaló el Martin Fierro y le dijo: vos tenés que leer los consejos de Vizcacha, lo demás pasalo por alto...
..."Jamás llegués a parar
ande veás perros flacos."
"El primer cuidao del hombre
es defender el pellejo.
Llevate de mi consejo,
fijate bien lo que hablo;
el diablo sabe por diablo
pero más sabe por viejo."
"Hacete amigo del juez,
no le dés de qué quejarse
y cuando quiera enojarse
vos te debés encoger,
pues siempre es güeno tener
palenque ande ir a rascarse."
"Nunca le llevés la contra
porque él manda la gavilla.
Allí sentao en su silla
ande veás perros flacos."
"El primer cuidao del hombre
es defender el pellejo.
Llevate de mi consejo,
fijate bien lo que hablo;
el diablo sabe por diablo
pero más sabe por viejo."
"Hacete amigo del juez,
no le dés de qué quejarse
y cuando quiera enojarse
vos te debés encoger,
pues siempre es güeno tener
palenque ande ir a rascarse."
"Nunca le llevés la contra
porque él manda la gavilla.
Allí sentao en su silla
ningún güey le sale bravo,
a uno le da con el clavo
y a otro con la cantramilla."
a uno le da con el clavo
y a otro con la cantramilla."
Como se habrán dado cuenta, el juez es cualquier canalla que se siente en el sillón de George Washington.
Hay tres países que reciben la mayor cantidad de ayuda financiera, armas y tecnología yanquis: Colombia, Israel, y Egipto. Los intereses geopolíticos de Washington han sostenido la dictadura de Mubarak durante tantos años para proteger a su principal aliado en cercano oriente: Israel. Y por si fuera poco, ambos súbditos de la usa, Egipto e Israel, son los que torturan y asesinan a la sufrida población palestina de Gaza desde hace mucho tiempo.
En Nazis en la Franja de Gaza decíamos...
- La franja de Gaza es una cárcel a cielo abierto. Un rectángulo de 46 km de largo y entre 6 a 10 km de ancho. Está rodeado por los desiertos de Negev y Sinaí. El mar Mediterráneo no es la salida porque está cercado por naves de guerra israelí que no dejan pasar nada: ni alimentos ni medicinas. Por tierra, los tanques y soldados custodian, palmo a palmo, los límites de la prisión, ni siquiera los periodistas internacionales pueden entrar a Gaza, ni la Cruz Roja tampoco. Cuando los judios hablan de los campos de concentración nazis de la segunda guerra mundial, deberían recordar que están repitiendo las mismas atrocidades con sus primos palestinos en el campo de concentración de Gaza. Sólo que aquí no hay cámaras de gas, pero hay hambre, hacinamiento, miseria y represión de los soldados israelíes sobre la población civil palestina. Un millón y medio de personas (1.500.000) viven encerradas, presas, en manos del ejército más poderoso de la región, uno de los más modernos del mundo...
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De Túnez a Egipto
El vendaval de libertad que sacude los países árabes desde la inmolación del joven tunecino Mohamed Buazizi, el pasado 17 de diciembre, rompe una serie de clichés y lugares comunes sólidamente enquistados en la opinión europea y en nuestros Gobiernos: el de su fatalismo y resignación a la arbitrariedad y el de la incompatibilidad absoluta entre islam y democracia.
Diremos de entrada que todas las religiones monoteístas son contrarias a priori a aquellos sistemas de gobierno que escapan a su poder: la historia española, con la alianza sagrada del Trono y el Altar, y el recurso a la divinidad para encubrir las dictaduras de espadones, es un buen ejemplo de ello. Los viajeros franceses e ingleses que recorrían la Península solían recurrir al almacén de tópicos sobre nuestro presunto apego -salvo en breves momentos de incontrolado furor- al absolutismo monárquico y a la iglesia en la que se apoyaba. Las experiencias frustradas en la Primera y Segunda República abundaban en ello.
Hasta hace menos de cuatro décadas España era gobernada por un Caudillo por la gracia de Dios.
Dichos prejuicios omiten el hecho de que la rebelión de los pueblos sojuzgados por el miedo, la injusticia y la ignorancia se incuba en silencio pero un conjunto de factores imprevisibles puede hacerla inflamar.
Aunque la situación política y económica de Túnez y Egipto sean muy disímiles, la chispa que ha prendido en ambos tiene un elemento en común: el hartazgo de una gerontocracia que tiende a perpetuarse en el poder mediante una encubierta sucesión dinástica que bloquea toda posibilidad de cambio. El régimen de Ben Ali era un Estado policiaco que controlaba estrechamente cualquier señal de desafección, mientras acallaba el descontento de una buena parte de la población a cambio de concederle un nivel de vida decente que no abarcaba todo, como han mostrado los hechos a los habitantes del interior y del sur.
El Túnez que visité por última vez hace poco más de 10 años (El Magreb a vuelo de pájaro), evocaba en muchos aspectos la España de la Restauración y la de las dictaduras del siglo que dejamos recientemente atrás. El de un régimen político en apariencia moderado y pro-occidental sostenido por la Unión Europea en cuanto firme baluarte frente al extremismo islamista. Quienes conocíamos el nepotismo y corrupción del clan Ben Ali-Trabelsi, nos preguntábamos cómo podía mantenerse indefinidamente, y la mejor respuesta que he leído hasta la fecha es la siguiente: "El moderantismo se instala para siempre mediante una corta oligarquía de hombres entendidos en la Administración y en los negocios, y acaba por anexionarse el Estado, convirtiéndolo en dependencia de un partido. Su política consiste en hallar un orden legal que cubra el despotismo, y en cebar las ambiciones con el fomento de los intereses materiales. Sus armas: el autoritarismo y la corrupción".
Pero dicho retrato no es el de Túnez sino el de la España del siglo XIX trazado por Manuel Azaña en su ensayo Tres generaciones del Ateneo. El "arte de fabricar parlamentos sin diputados de la oposición", el descrédito de los partidos políticos, la fachada supuestamente democrática eran comunes a nuestros antepasados y a los tunecinos y egipcios de hoy.
En el Egipto de Mubarak la situación es más grave que en el Túnez de Ben Ali: a la saciedad de unas élites educadas y de una clase media empobrecida hay que sumar la pobreza en la que vive sumido el grueso de la población.
Más del 20% de esta subsiste con dos euros al día y quien gana el equivalente de 100 mensuales se considera afortunado.
En 2008, después de 10 años de ausencia, descubrí que el nivel de vida de la mayoría de los egipcios había descendido aún y el abismo entre quienes acaparan la riqueza del país y quienes no poseen nada se había profundizado. La situación era explosiva y el contagio inmediato de la revuelta tunecina no me sorprendió. El rostro acartonado del Faraón profusamente retratado en las avenidas y plazas de El Cairo parecía un insulto a los millones de jóvenes sin trabajo ni expectativas de cambio. Resulta difícil prever hoy el resultado de la actual explosión, de esos "días de ira" que encienden a la población egipcia y la empujan a desafiar la represión brutal de un poder asediado y exhausto.
El levantamiento espontáneo de los tunecinos y egipcios propagado por las redes sociales creadas por Internet y la telefonía móvil no obedece a las consignas de ningún jefe o partido: los ex súbditos convertidos en ciudadanos que expresan su exasperación han roto con la psicología que sustenta la fidelidad y con el reflejo de sumisión al poder.
Los peligros que acechan a dichos movimientos son el consabido recurso al Ejército como instrumento de salvación o a su recuperación por los movimientos islamistas. Con todo, estos últimos parecen haber aprendido la lección de sus anteriores fracasos: su apoyo a la candidatura de El Baradei y la referencia a Turquía son otras tantas razones que inducen a la esperanza en un cambio real y democrático.
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Como si se estuviera refiriendo a un demócrata, Barack Obama le pide al Presidente Egipcio que respete el derecho a expresarse del pueblo egipcio, y llama al consenso. Obama sabe perfectamente que Mubarak es una mezcla de Carlos Menem con Jorge Rafael Videla, y lo banca económica y militarmente, así que, el discurso que ofrecemos a continuación está hecho para la gilada. ¡Che, fucking president!, estamos cansados de que nos mientan en la cara...
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Los arreglos entre Washington y los jefes militares egipcios son evidentes. Tanto EE.UU. como Israel temen que el próximo gobierno sea menos subordinado, y quizás quiera ser soberano y se quite de encima la tutela gringa...
- ... El rais se dirigió anoche por televisión a la nación para anunciar que no iba a presentarse en las presidenciales de septiembre. La sociedad egipcia comprobó, con orgullo y entusiasmo, que disfrutaba de un respaldo casi planetario. Y que el Ejército estaba, al menos por el momento, con la gente.
En realidad, por más que se esforzara Mubarak, el asunto se había reducido a una cuestión de tiempo y formas. El Ejército no deseaba desgarros internos ni una fuga humillante para el que durante 30 años fue su jefe y héroe. Washington pugnaba para que la revuelta desembocara en una evolución estable hacia una democracia egipcia más o menos controlada, que preservara la vocación prooccidental y los lazos (que ya nunca podrían ser tan intensos como bajo Mubarak) con Israel, y el jefe del Pentágono, Robert Gates, conferenció por teléfono con la cúpula militar egipcia para trazar un plan de acción.
EE UU, que subsidia a Egipto con más de 2.000 millones de dólares anuales, entre ayuda militar y civil, e Israel, un vecino muy inquieto por su seguridad en la era pos-Mubarak, apostaban por una transición pilotada por Omar Suleimán, el nuevo vicepresidente, un hombre que había dirigido los servicios secretos y en el que confiaban tanto Obama como Benjamín Netanyahu. El temor de ambos radicaba probablemente en que la terquedad de Mubarak, empeñado en cumplir su mandato y evitarse la vergüenza del exilio, deteriorara aún más la situación y condujera a una revolución de alcance imprevisible...
¿Democracia más o menos controlada? Eso es lo que la comunidad internacional (con Estados Unidos a la cabeza del ¿mundo libre?) quiere para el sufrido pueblo egipcio.
"Gracias por su ayuda, señores demócratas occidentales pero preferimos arreglarnos solitos", dicen que se canta en las plazas de El Cairo...
Daniel Mancuso
2 comentarios:
Pero si hablás de Imperialismo algunos se enojan. Cómo mierda lo quieren llamar?
Gran hallazgo,los fieles del neoliberalismo deberian tener esa foto de sus maestros,en la mesita de luz ..En cuanto a El viejo Viscacha,no te suena a,"los concejos del abuelo mierda",del genial Capussoto..Desde Eldorado Misiones un abraso..http://www.youtube.com/watch?v=0ieaPer0-_Q
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