Hace 8 años, El 26 de junio de 2002, Darío Santillán y Maximiliano Kosteki víctimas de la represión policial, al intentar cortar el Puente Pueyrredón, en Avellaneda, murieron baleados por la Policía bonaerense.
El Presidente de facto era Eduardo Duhalde. La Argentina era otro país: lleno de heridas y con un timonel que decía: "...el que puso dólares recibirá dólares...", ¿Te acordás?
Pero las cosas no funcionaron correctamente: Eduardo Duhalde (el malo) decretó la pesificación asimétrica... convirtiendo las deudas a una relación 1 a 1, lo que resultó en una “licuación” hoy equivalente a $30,000 millones de dólares, la mitad de su valor original en dólares. La pesificación asimétrica fue una “estafa de guante blanco” que agrandó la magnitud de la quiebra potencial.
El resultado final de esta historia es que los deudores, lejos de compartir las pérdidas de la quiebra sistémica, “licuaron” ferozmente sus deudas. Los únicos perdedores han sido los depositantes pesificados y mucho más, los tenedores de bonos. La deuda emitida para compensar la pesificación asimétrica hizo necesaria una quita aún mayor a los bonistas. Como siempre, el hilo se cortó por lo más delgado.
En Argentina las grandes crisis han sido ocasión propicia para producir quiebras sistémicas “fraudulentas” en las que los que tienen mayor capacidad de lobby no solo no pierden sino que ganan a costa de los ahorristas (recordemos la licuación del 82 y el Plan Bonex de 1990).
El comportamiento empresario ha planteado nuevamente profundas dudas sobre su carácter moral. Esta vez no escapa a esta crítica una parte substancial de la banca nacional y extranjera, que consintieron la pesificación asimétrica a pesar de su responsabilidad fiduciaria frente a los ahorristas.
El cuadro desalentador se completa con la hipocresía de aquellos medios de comunicación que habiendo hecho lobby a favor (y habiéndose beneficiado) de la pesificación asimétrica, ahora se rasgan las vestiduras porque el gobierno y la Corte Suprema no defiende la seguridad jurídica de depositantes y bonistas. ¿A quién pretenden hacerle pagar la licuación de sus deudas?. No hay sistema jurídico que pueda evitar que los derechos de algunos o de todos se violen cuando hay que pagar los costos de la irresponsabilidad fiscal y de la voracidad de los deudores por licuar sus deudas...
Las imágenes en el puente Pueyrredón, en la estación Avellaneda y en el Hospital Fiorito remitieron inevitablemente a los episodios de diciembre de 2001 que dejaron 29 muertos y terminaron con el gobierno de Fernando de la Rúa. Fue una escalada de violencia organizada, que desplegó en la zona unos 2.000 efectivos de la Policía Federal, la Gendarmería, la Prefectura y la Policía bonaerense para garantizar la libre circulación entre la Capital y la provincia.
El choque, sucedió cerca del mediodía, entre policías bonaerenses y piqueteros. La decisión del Gobierno de Duhalde de impedir los cortes de los principales accesos a la Capital es un endurecimiento objetivo de su política de seguridad represiva. Los dos compañeros murieron por impactos de bala, en la estación de trenes de Avellaneda, al menos a diez cuadras del lugar donde estallaron los incidentes.
El jefe del operativo policial, el asesino comisario Alfredo Franchiotti, recibió dos trompadas en el rostro mientras hablaba con periodistas en la playa de ambulancias del hospital.
Fusilando por la espalda
"...La estación de trenes de Avellaneda fue el lugar elegido por el grupo de tareas que comandó el comisario Fanchiotti para coronar el objetivo criminal: de allí debían sacar muertos que pudieran atribuirnos a los piqueteros. Entraron primero y produjeron los disparos que después dijeron haber escuchado desde afuera. Mataron pretendiendo no saber qué había pasado con los cadáveres. Borraron cada detalle del accionar criminal. La torpeza de fusilar a Darío por la espalda en un lugar lleno de fotógrafos dio pie al inicio del fracaso de toda la operación.
"El Flaco Héctor Fernández apoyó a Maxi, que sangraba por la nariz y la boca, en el piso del hall de la estación. Enseguida se paró y gritó pidiendo ayuda. Entonces vio entrar a Darío con otros dos compañeros. “Un médico, llamen a una ambulancia” pidió el Flaco, todavía a los gritos. Darío se agachó para auxiliar a Maxi. Alrededor se formó un círculo de compañeros y curiosos. Claudia, la novia de Darío, y Leo, su hermano, eran parte del tumulto. Tendido de costado, con los ojos abiertos, Maxi respiraba agitado, ya sin poder hablar. “Le falta aire, hagan espacio”, pidió alguien. El interior de la estación olía a orín y humedad.
"...Un grupo de Infantería había avanzado durante todo el trayecto por Pavón, formado en línea y cruzando la avenida de punta a punta. Lo secundó otra línea de Prefectura. En su avance sostenido arrojaron gases lacrimógenos y balas de goma, y también desde sus posiciones llegaron las balas de plomo. El grupo que comandó Fanchiotti avanzó todo el tiempo a la sombra del cordón de infantes y alguno de sus integrantes siempre estaba en posición de tiro cuando eran heridos los compañeros con munición de guerra. La identificación de la patota a cargo del comisario por momentos se hizo difícil, ya que no mantuvo una formación determinada. Avanzó con mayor soltura que el resto de las tropas, con una tarea central: disparar con postas de plomo sobre los piqueteros que nos replegábamos por la avenida Pavón.
"...El fotógrafo Sergio Kowalewski intentó hablar con Fanchiotti unos 60 metros antes de llegar a la estación. “Paren, ¿no ven que la gente ya se está yendo? Paren que van a hacer una masacre”, lo increpó. Segundos antes había pensado que podría haber heridos de gravedad, al ver los rastros de sangre que se extendían como una línea por la vereda de la avenida Pavón, en dirección a la estación. El comisario, agitado y sobreactuando, le dijo “Mirá lo que me hicieron” y mostró su cuello levemente ensangrentado.
"...Sergio se apuró para llegar a la estación antes que los policías. Apenas entró vio la escena alrededor de Maxi, sacó cinco fotos y también a él lo ganó la desesperación. Salió a la vereda para pedir una ambulancia, pero lo distrajo el disparo del efectivo de Infantería hacia donde estaba la gente. El infante se adelantó del cordón policial, puso su Itaka en posición de tiro, rodilla en tierra y gatilló. En sentido ascendente, los perdigones atravesaron el vidrio de la ventana de entrada, dejando un círculo mal recortado de 15 centímetros de diámetro. Los nueve plomos que salieron del disparo quedaron incrustados en el cielorraso del hall de la estación.
"...El cabo Acosta entró primero. Lo hizo con paso decidido, la escopeta con cartuchos rojos en la recámara y el caño en posición de tiro. Apuntó indistintamente a las dos personas que quedaban alrededor del cuerpo agonizante de Maxi y gritó, insultó y amenazó para que se fueran. Fanchiotti entró inmediatamente después, justo cuando Pablo, el de pulóver verde y bufanda a cuadros, se levantó para huir hacia el andén. Él, Claudia, un empleado de limpieza de la estación de apellido Sicka y varios más, fueron alcanzados por postas de goma en la espalda y las piernas cuando ya estaban subiendo las escaleras.
"... Darío se mantuvo un instante más en cuclillas, con su mano izquierda sosteniendo la mano de Maxi, tal vez buscándole el pulso que se iba o tratando de evitar con su calor que se enfriara. Y su otro brazo combatiente extendido hacia los policías que le apuntaban, con firmeza pero también con impotencia, ya sin piedras y sin palo, sólo la mano abierta, enfrentándolos, como diciendo: “¡Paren! El pibe se muere”. Su mano gigante, fuerte, desarmada y pura, valiente e inocente, ante los cobardes criminales que tuvieron que esperar a que Darío volteara y les diera la espalda, porque ni las armas cargadas con plomo ni la impunidad prometida podían darles las agallas necesarias para matarlo de frente.
"...Fanchiotti se sumó a los gritos y amenazas de su chofer para que también Darío saliera del lugar. Recién cuando el caño de la escopeta de Acosta estuvo a menos de dos metros de su cara, Darío se paró e inició la salida. Fanchiotti ya había avanzado unos pasos siguiendo al joven del pulóver verde y bufanda a cuadros. El principal Quevedo y el cabo Colman estaban presenciando los hechos. Por el patio de la estación, otros dos agentes de Infantería se paseaban buscando manifestantes perdidos. Eran los que venían de tirar con plomo en el andén.
"...Cinco metros recorrió Darío desde que se puso de pie y buscó la salida hasta que le dieron la perdigonada completa de munición de plomo por la espalda. Había traspasado las puertas que dividen el hall del patio de la estación; había pasado también a Fanchiotti, que en su corrida tras el otro muchacho estaba demorado buscando más cartuchos en el bolsillo de su saco. Acosta había emprendido la persecución siguiendo sus pasos. El cabo y el comisario llevaban munición de guerra y los dos quedaron en la línea de tiro cuando Darío cayó herido de muerte. Al escuchar el nuevo estampido y dirigir la mirada, Sergio Kowalewski vio apuntando, en primer lugar, al comisario.
"...Pepe Mateos, fotógrafo del diario Clarín, quien segundos antes había retratado el ingreso de los policías al hall, no tuvo ángulo suficiente para ver el momento en que se efectuó el disparo. Caminó hacia el patio cuando escuchó la detonación y entonces sí vio a Darío caído intentando sus últimos movimientos, aunque pensó que simplemente había tropezado. Volvió la vista cuando los policías se acercaron al cuerpo agonizante: “La policía lo trató de una forma brutal. El personal policial le pegaba y le decían ‘parate’, lo pateaban. El comisario, que yo no sabía quién era, también estaba cuando lo llevan para afuera. Vi un ensañamiento en la forma en que trataron a Santillán. La forma en que lo arrastraron fue totalmente innecesaria. El comisario lo sacudió y lo palpó...”. Los policías a quienes Mateos vio pegarle y patear a Darío mientras agonizaba, fueron el cabo Colman y el principal Quevedo. El comisario que lo zamarreó en el momento en que Darío moría era Alfredo Fanchiotti."
A principios de 2007, Un tribunal oral de Lomas de Zamora condenó al ex comisario inspector Alfredo Fanchiotti y al ex cabo primero Alejandro Acosta a prisión perpetua por los asesinatos de los militantes piqueteros.
La violenta represión policial de 2002, provocó una crisis en el gobierno de Eduardo Duhalde -a quien grupos piqueteros consideran "responsable político" de aquellos hechos, y reclaman que sea juzgado- que llevó a adelantar las elecciones presidenciales.
fuente:
http://www.masacredeavellaneda.org/
¿Sabés quién era jefe de Gabinete de Eduardo Duhalde? Respuesta: Alfredo Atanasoff, el diputado por el menemismo federal y presidente de la comisión de Relaciones Exteriores de Diputados. Cuánta lacra todavía en la política argentina, ¿No?
http://www.masacredeavellaneda.org/
¿Sabés quién era jefe de Gabinete de Eduardo Duhalde? Respuesta: Alfredo Atanasoff, el diputado por el menemismo federal y presidente de la comisión de Relaciones Exteriores de Diputados. Cuánta lacra todavía en la política argentina, ¿No?
7 comentarios:
Duhalde asesino hujoderemilputas!!!!!!!!
Y lo peor que se estan rejuntando, con traje nuevo en el peronismo disidente.
hablemos con corrección, donde dice "peronismo disidente" debe decirse "Menemismo Federal".
Quien era secretario de la presidencia de Duhalde?
con Duhalde, el Secretario General de la Presidencia, fue Aníbal Domingo Fernández; y el Ministerio de Deportes y Turismo, Daniel Scioli. ¿Y?... Lo importante no es sólo tu pasado, sino tu pasado y tu presente... ¿tamos?
Gracias por la respuesta, sumo más preguntas:
¿Qué dice Scioli sobre la policía? En qué sentido va la reforma del código contravencional en la PBA?
¿Quién es Juan José Álvarez? ¿Que hacía en el 2002? ¿Qué hace ahora?
muchachos tanto aquel dia como hoy es indispensable la unidad del campo popular cada dia que pasa sin lograrlo se acrasentan las penurias de nuestro pueblo y se expone los emergentes de vanguardia, dada la debilidad nuestra, desde donde se para nuestro enemigo , aquel dia faltaron a la cita los chinos , delia y la cta , hoy debemos hacernos caargo de que el gobierno pacto con duhalde el encubrmiento de este hoy a acumulado fuerzas y duhalde las ha perdido, pero se sigue en la misma ya sabemos lo que pasa cuando se esconde la mugre debajo de la alfombra , hoy enfrentar de manera activa al bloque facho es la tarea del dia y el metodo es la movilizacion del pueblo , hagamonos cargo ,un abrazo guevarista ...DARIO , MAXI ,JAVIER , VIVEN EN LA LUCHA
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