De 2008 a 2013 pasaron 5 años en que no pasó nada. Las denuncias por lavado de dinero que hizo Hernán Arbizu, el "arrepentido" del banco JP Morgan en Nueva York que reveló cómo sacan dólares del país algunos empresarios argentinos no prosperó. ¿La cajonearon en tribunales? ¿No llegó la información desde Estados Unidos, Panamá, Suiza? ¿Magnetto levantó el teléfono y dio ciertas órdenes? Lo cierto es que este año, Jorge Lanata, el pirata estrella del grupo Clarín, arremetió desde su programa en canal 13 contra el gobierno nacional con una campaña sobre lavado de dinero para enchastrar el futuro triunfo en las elecciones de octubre, y porque dicen que la mejor defensa es un contraataque...
En 2008, Hernán Arbizu, gestor de negocios del banco de inversiones JP Morgan en la región, denunció a un conglomerado de 469 empresas por presunto lavado de dinero y evasión impositiva. Dentro de ese pelotón no sólo estaban el Grupo Clarín y sus principales accionistas, sino algunas de las sociedades anónimas de Magnetto, Aranda, Pagliaro, sus familiares y socios.
Para Arbizu, el rol del CEO del holding empresario, Héctor Magnetto, fue clave en un proceso de transformación de Clarín, de aquel diario con perfil desarrollista que nació a mediados del 1900 a la mega corporación que representa en la actualidad.
"Magnetto le da a Clarín otro carácter, hasta que él llega y luego de la muerte de Roberto Noble y el posterior manejo de Ernestina Herrera de Noble, la firma era un barco sin timón. Él armó esta estructura financiera de la empresa".
"La primera etapa de esta especie de profesionalización se da en la última parte de 1970, cuando Magnetto realmente empieza a manejar los números de la empresa".
La información que otorga Arbizu coincide con el análisis y el relato del periodista y ex vocero de Raúl Alfonsín, José Ignacio López, quien en la biografía El Hombre de Clarín, confirma la revolución en el manejo económico del grupo que generó el CEO. Además, la referencia de los años deja a la justicia que investigará las empresas de Magnetto en Panamá alguna señal respecto a las razones por las cuáles se crearon: la mayoría de las firmas que Magnetto y sus socios radicaron en Panamá fueron constituidas en el año 1979, pleno proceso de la dictadura militar, tiempo en que el Grupo empezó a amasar, con anuencia del Estado militar, su mayor crecimiento como una empresa multi-negocios.
Para Arbizu, la de los ´70 es la primera reestructuración, pero hay una segunda a mediados del 2000. "Clarín sale a cotizar en Bolsa en 2007, pero en 2005 o 2006, ya Magnetto empieza a operar para convencer a los accionistas de que hay que profesionalizar a la empresa", detalló Arbizu y agregó que "cuando una firma sale a la Bolsa, suelen tener ese viejo discurso de la seguridad jurídica, y por eso constituyen empresas en el exterior, como si eso les generara más seriedad"... "Estas prácticas son comunes en todas las empresas, y no sólo argentinas sino latinas, creen que es mejor para la imagen que el dueño sea americano".
El período al que hace referencia Arbizu tiene que ver con el éxodo de las subsidiarias y de la empresa Clarín en si misma a uno de los paraísos fiscales más importantes de los Estados Unidos. En 2005, el Grupo empezó a radicar compañías en Delaware, de hecho, según Arbizu, "hoy el dueño de Clarín es una compañía radicada allí". Este diario fue quien develó la trama oculta de las empresas de Clarín en Delaware, una causa que tiene como querellante a la Unidad de Información Financiera. En aquel entonces, se mostró un Reporte de Operaciones Sospechosas que develaba transacciones entre Clarín y una sociedad en Delaware denominada GSCA con un capital accionario de sólo 100 dólares y propiedad de los mismos directores del Grupo.
En 2008, Hernán Arbizu, gestor de negocios del banco de inversiones JP Morgan en la región, denunció a un conglomerado de 469 empresas por presunto lavado de dinero y evasión impositiva. Dentro de ese pelotón no sólo estaban el Grupo Clarín y sus principales accionistas, sino algunas de las sociedades anónimas de Magnetto, Aranda, Pagliaro, sus familiares y socios.
Para Arbizu, el rol del CEO del holding empresario, Héctor Magnetto, fue clave en un proceso de transformación de Clarín, de aquel diario con perfil desarrollista que nació a mediados del 1900 a la mega corporación que representa en la actualidad.
"Magnetto le da a Clarín otro carácter, hasta que él llega y luego de la muerte de Roberto Noble y el posterior manejo de Ernestina Herrera de Noble, la firma era un barco sin timón. Él armó esta estructura financiera de la empresa".
"La primera etapa de esta especie de profesionalización se da en la última parte de 1970, cuando Magnetto realmente empieza a manejar los números de la empresa".
La información que otorga Arbizu coincide con el análisis y el relato del periodista y ex vocero de Raúl Alfonsín, José Ignacio López, quien en la biografía El Hombre de Clarín, confirma la revolución en el manejo económico del grupo que generó el CEO. Además, la referencia de los años deja a la justicia que investigará las empresas de Magnetto en Panamá alguna señal respecto a las razones por las cuáles se crearon: la mayoría de las firmas que Magnetto y sus socios radicaron en Panamá fueron constituidas en el año 1979, pleno proceso de la dictadura militar, tiempo en que el Grupo empezó a amasar, con anuencia del Estado militar, su mayor crecimiento como una empresa multi-negocios.
Para Arbizu, la de los ´70 es la primera reestructuración, pero hay una segunda a mediados del 2000. "Clarín sale a cotizar en Bolsa en 2007, pero en 2005 o 2006, ya Magnetto empieza a operar para convencer a los accionistas de que hay que profesionalizar a la empresa", detalló Arbizu y agregó que "cuando una firma sale a la Bolsa, suelen tener ese viejo discurso de la seguridad jurídica, y por eso constituyen empresas en el exterior, como si eso les generara más seriedad"... "Estas prácticas son comunes en todas las empresas, y no sólo argentinas sino latinas, creen que es mejor para la imagen que el dueño sea americano".
El período al que hace referencia Arbizu tiene que ver con el éxodo de las subsidiarias y de la empresa Clarín en si misma a uno de los paraísos fiscales más importantes de los Estados Unidos. En 2005, el Grupo empezó a radicar compañías en Delaware, de hecho, según Arbizu, "hoy el dueño de Clarín es una compañía radicada allí". Este diario fue quien develó la trama oculta de las empresas de Clarín en Delaware, una causa que tiene como querellante a la Unidad de Información Financiera. En aquel entonces, se mostró un Reporte de Operaciones Sospechosas que develaba transacciones entre Clarín y una sociedad en Delaware denominada GSCA con un capital accionario de sólo 100 dólares y propiedad de los mismos directores del Grupo.
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La historia de las empresas offshore del Grupo Clarín en paraísos fiscales –como método para presumible evasión impositiva y lavado de dinero– parece no tener fin y, a esta altura, ya debería ser parte de una gran causa a investigar junto con la estafa a jubilados por parte del Grupo en connivencia con las AFJP y la colocación de acciones.
Según documentos judiciales a los que accedió Tiempo Argentino, hay otras 7 Sociedades Anónimas en Panamá a nombre de directores de Clarín, que se suman a las 4 firmas denunciadas ayer, totalizando así 11 compañías del conglomerado en ese paraíso fiscal del Caribe que los jueces deberán investigar su vigencia.
Concretamente, las firmas son Lafone International Corp, Hazel International SA, Harland Investment SA, Tayben Consultants SA, Luarán SA, Rultand SA, e Inmobiliaria Valdivia.
Conformadas en su mayoría en el año 1979, en plena dictadura militar y período de mayor expansión económica del grupo (ver aparte), todas ellas están dirigidas por José Aranda y Lucio Pagliaro, más familiares y socios directos. Sin embargo, ellos no las crearon directamente, sino que contrataron distintos buffets de abogados especialistas en paraísos fiscales como pantalla, mismo procedimiento aplicado en las cuatro empresas (AGEA, Semar, Lexsol, Noirland) de Clarín en Panamá que ayer publicó TA.
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En el detalle, José Aranda, vicepresidente del grupo y mano derecha de Magnetto, es director en las 7 nuevas sociedades sin declarar de Clarín en Panamá, al igual que Lucio Pagliaro.
En ninguna de las siete nuevas SA aparece Magnetto como director, pero sí otros nombres: por ejemplo, en Luarán SA, figura como director el hermano de José Antonio Aranda, Héctor Mario Aranda, que actualmente es gerente general de AGEA, otra de las firmas radicadas en Panamá. Asimismo, es directora de esta firma Noemí Alma Luna de Aranda, que comparte apellido con los dos anteriores y que, no casualmente, está dentro de los nombres y sociedades que denunció el ex banquero del JP Morgan, Hernán Arbizu, y de los que la semana pasada el juez federal Sergio Torres requirió informes a Suiza y organismo nacionales que deberían controlar operaciones de lavado de activos.
Carlos Alberto Di Candia aparece dirigiendo Tayben Consultants junto a Pagliaro y Aranda. El nombre de Di Candia es un cabo suelto: en distintos documentos de asamblea de accionistas del Grupo Clarín, el personaje en cuestión figura como titular de la Comisión Fiscalizadora de Clarín, dato que incluso puede encontrarse en el apartado de relación con los inversores que presenta la Web del multimedio.
La operatoria de creación de estas 11 sociedades de Clarín en Panamá no difiere demasiado de las maniobras más comunes de intento de lavado de activos, algunas de las cuales se investigan en otro caso resonante de la actualidad, como el de la investigación que recayó en el empresario patagónico Lázaro Báez y sus posibles nexos en la nación caribeña. Ayer, este diario contó el caso de las primeras cuatro empresas de Clarín en Panamá, AGEA, Semar, Lexsol y Noirland, que tenían como directores a hombres del grupo pero habían sido creadas por empleados del buffet de abogados gestores de empresas offshore Icaza, González-Ruiz & Alemán. En las siete firmas que se conocen hoy y que la justicia deberá investigar, las gestiones de creación fueron hechas por otro bufete, de prontuarios dudosos.
Clarín contrató para armar estas SA por un lado al estudio Arias, Fabrega & Fabrega, que opera y tiene oficinas en Panamá, Londres, Luxemburgo, Hong Kong, Islas Vírgenes y Belize.
Estas firmas arman la estructura de la compañía a pedido de quien paga y prestan nombres de sus propios ejecutivos para crear las SA.
En este caso, el buffet Arias, Fabrega & Fabrega usó a Roy Carlos During y Cecilio Augusto Castillero como creadores de la SA de Clarín "Luarán", por citar sólo un ejemplo. Y lo mismo sucede en otras de las siete empresas, donde estos ciudadanos panameños gestionaron la SA, que es dirigida por Aranda, Pagliaro y compañía. De la misma manera, Castillero es creador de otras 1.000 empresas que no pertenecen a Clarín pero que son firmas offshore con otros dueños reales.
Por otra parte, en las firmas Inmobiliaria "Valdivia SA" y en "Rultand SA", ambas con el directorio integrado por Aranda, Pagliaro y De Candia, quienes gestionaron las SA y manejaron ese negocio en nombre de Clarín fueron los panameños Durling y Esteban Bernal, otro empleado del buffet de abogados de Arias, Fabrega & Fabrega.
Otro de los gestores de las firmas del grupo de Magnetto es Gabriel Aurelio Galindo. Él manejó para Clarín la SA "Hazel International". Empleado del buffet Arias desde 1966, fue nombrado socio en 1975 y, según su currículum, "la práctica del señor Galindo se centra en servicios offshore, bienes, fideicomisos, fundaciones y corporaciones". Como tres de estas sociedades de Clarín que se publican fueron parte de las 469 empresas denunciadas por Arbizu (AGEA, Semar y Luaran), se espera que surjan datos que allanen el camino tras el pedido de datos a organismos internacionales, ya que si bien hay presunción de delitos, no se pueden confirmar cuáles fueron los fines de la radicación de estas empresas en el exterior por parte de Clarín.
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El CUIT da señales -► Las firmas que armaron los directores de Clarín aparecen incluso con sus números de CUIT.
¿Por qué en panamá?
La decisión de instalar empresas offshore en Panamá por parte del Grupo Clarín no es casual. Ese país del Caribe es uno de los que aparece en la lista de los denominados paraísos fiscales.
Si bien desde hace tiempo la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) viene intentando realizar un acuerdo de intercambio de información financiera con Panamá, ese país se ha negado rotundamente a cumplir con eso. A principios de este año, Panamá negó que se haga un acuerdo con la Argentina y aseguró que "la calificación de Panamá como un paraíso fiscal por parte de la Argentina es errada".
La posición, desde el punto de vista técnico, es justificada por la enorme opacidad de los negocios que se manejan en ese paraíso fiscal.
Panamá tiene actualmente todos sus negocios centrados en el blanqueo de capitales de empresas extranjeras, como es el caso del Grupo Clarín y las 11 firmas que hoy publica Tiempo Argentino.
"Panamá ya no es un paraíso fiscal", afirmó hace un tiempo el presidente de ese país, Ricardo Martinelli, aduciendo mejoras en los controles políticos del lavado de activos. Lejos de la realidad están esas declaraciones, ya que en Panamá hay millones de empresas hechas para evadir impuestos.
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La semana pasada, el juez federal Sergio Torres envió un exhorto a Suiza para tratar de indagar en la denuncia hecha por el exejecutivo de la banca JP Morgan Hernán arbizu por movimientos de divisas a paraísos fiscales.
El fiscal Guillermo Marijuan, titular de la Fiscalía Nº9, sólo presentó dos escritos en la Causa Nº9232/08, pero no solicitó ninguna indagatoria durante 5 años.
Sospechosamente, la causa judicial que investiga el presunto lavado de dinero por parte de 469 empresas –entre ellas el Grupo Clarín, su primera línea ejecutiva a título personal, y otras empresas satélites del holding– no recibió impulso del fiscal Guillermo Marijuan, quien sí fue rápido para los mandados y tomó las denuncias de Lanata por televisión.
1 comentario:
Mancuso, seguramente el laverap que tienen en tribunales es muy eficiente.
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