Empezamos el año nuevo con energía, con ganas, con expectativas por mejorar la vida y sus circunstancias. Con amor, si no, para qué todo... Pero ojo, empezemos alertas y preparados porque las sorpresas malas no se detienen por un cambio de almanaque.
Es posible que la Corte Suprema de Justicia se burle de todos, nos saque la lengua y nos arruine las esperanzas de tener una ley antimonopólica, para garantizar los negocios del Grupo Clarín. Y si eso sucede, además de no perder la alegría, habrá que redoblar esfuerzos para democratizar lo que falta, sucio de dictadura y componendas.
Es posible que Mauricio Macri siga desoyendo los reclamos porteños, y la ciudad vuelva a inundarse, la basura vuelva a taparnos, el subte vuelva a subir para que sólo viajen los ricos.
Es posible que Sergio Massa siga privatizando la costa de Tigre para llenar de yates el río.
Es posible que Hugo Chávez se muera, y la derecha festeje, los tilingos festejen, los caceroleros festejen, Lanata festeje... ¿qué festejarán? ¿la muerte de un ser humano? Sí. Gozarán la congoja de millones de suramericanos, con aplausos, con brindis, con sorna. ¡Viva el cáncer! otra vez. Tienen la piel dura como los cocodrilos, la mandíbula atenta, el odio a punto de caramelo.
La derecha es ese sector minoritario de la humanidad que depreda de modo canallezco al resto de la humanidad con diversas justificaciones. Es un agujero negro que traga todo lo que le sirve: políticos, periodistas, sindicalistas, jueces, obispos, empresarios, militantes trotkistas, latifundistas, policías, progres...
En la derecha, gozan sicopáticamente la tristeza circundante desde su cascarón impune. Niegan todo. Evaden impuestos y obligaciones, leyes y morales. No quieren asumirse gusanos de derecha pero son de derecha por pensamiento, palabra, obra y omisión. Hipócritas estructurales que auguran catástrofes benéficas a sus negocios e intereses de clase. Se solazan en penurias y masacres (ajenas), se regodean en la muerte (de los otros), medran a costa de lágrimas y sudores maltrechos.
Conviven con nosotros, cruzan la calle, miran la tele, hablan por celular, mandan mensajitos, se van de vacaciones, van a la escuela, a la oficina, al yopin, a misa. No hace falta que tengan mucho, apenas un poco de insensible ambición, que junto a otras insensibilidades hacen un agujero grande para romper el tejido social y generar inequidades, violencia, sufrimiento, marginación, pobreza, muerte. Ellos proclaman soluciones policiales y manos duras, porque de otra manera se acaba la fiesta de pocos, su fiesta. Odian al Estado, al gobierno, al pueblo, al todos, al conjunto, a la comunidad, porque son unidad, ombligo, ego, centro, círculo cerrado, caja fuerte, dólar, smartphone, yo, sólo yo, nadie más.
Es posible que los muertos vivos traigan más paros, movilizaciones, cacerolazos, cautelares, denuncias, campañas sucias, provocaciones, saqueos, declaraciones altisonantes, ineficiencias, negociados, mentiras, preludios de golpes blandos.
Nosotros seguimos remando, así, contracorriente, contracíclicos, contraculturales, contrahegemónicos, contrapesando maldades con más democracia, más derechos, más inclusión, provistos de contrahierbas para anular los venenos que vendrán.
Es posible que la Corte Suprema de Justicia se burle de todos, nos saque la lengua y nos arruine las esperanzas de tener una ley antimonopólica, para garantizar los negocios del Grupo Clarín. Y si eso sucede, además de no perder la alegría, habrá que redoblar esfuerzos para democratizar lo que falta, sucio de dictadura y componendas.
Es posible que Mauricio Macri siga desoyendo los reclamos porteños, y la ciudad vuelva a inundarse, la basura vuelva a taparnos, el subte vuelva a subir para que sólo viajen los ricos.
Es posible que Sergio Massa siga privatizando la costa de Tigre para llenar de yates el río.
Es posible que Hugo Chávez se muera, y la derecha festeje, los tilingos festejen, los caceroleros festejen, Lanata festeje... ¿qué festejarán? ¿la muerte de un ser humano? Sí. Gozarán la congoja de millones de suramericanos, con aplausos, con brindis, con sorna. ¡Viva el cáncer! otra vez. Tienen la piel dura como los cocodrilos, la mandíbula atenta, el odio a punto de caramelo.
La derecha es ese sector minoritario de la humanidad que depreda de modo canallezco al resto de la humanidad con diversas justificaciones. Es un agujero negro que traga todo lo que le sirve: políticos, periodistas, sindicalistas, jueces, obispos, empresarios, militantes trotkistas, latifundistas, policías, progres...
En la derecha, gozan sicopáticamente la tristeza circundante desde su cascarón impune. Niegan todo. Evaden impuestos y obligaciones, leyes y morales. No quieren asumirse gusanos de derecha pero son de derecha por pensamiento, palabra, obra y omisión. Hipócritas estructurales que auguran catástrofes benéficas a sus negocios e intereses de clase. Se solazan en penurias y masacres (ajenas), se regodean en la muerte (de los otros), medran a costa de lágrimas y sudores maltrechos.
Conviven con nosotros, cruzan la calle, miran la tele, hablan por celular, mandan mensajitos, se van de vacaciones, van a la escuela, a la oficina, al yopin, a misa. No hace falta que tengan mucho, apenas un poco de insensible ambición, que junto a otras insensibilidades hacen un agujero grande para romper el tejido social y generar inequidades, violencia, sufrimiento, marginación, pobreza, muerte. Ellos proclaman soluciones policiales y manos duras, porque de otra manera se acaba la fiesta de pocos, su fiesta. Odian al Estado, al gobierno, al pueblo, al todos, al conjunto, a la comunidad, porque son unidad, ombligo, ego, centro, círculo cerrado, caja fuerte, dólar, smartphone, yo, sólo yo, nadie más.
Es posible que los muertos vivos traigan más paros, movilizaciones, cacerolazos, cautelares, denuncias, campañas sucias, provocaciones, saqueos, declaraciones altisonantes, ineficiencias, negociados, mentiras, preludios de golpes blandos.
Nosotros seguimos remando, así, contracorriente, contracíclicos, contraculturales, contrahegemónicos, contrapesando maldades con más democracia, más derechos, más inclusión, provistos de contrahierbas para anular los venenos que vendrán.
4 comentarios:
Coincido con cada una de tus afirmaciones.
Aunque suene tremebundo - especialmente desde el rebrote odioso de egoismo coincidente con la primavera popular que despuntó en 2003 - agregaría que la derecha se comporta como las células cancerosas que destruyen el tejido social que las alberga. Propalan, propagan y se sirven de la miseria y la muerte. Lo han hecho TODA LA VIDA, aquí y en todas las latitudes.
Pero nunca como en los últimos años sus agentes y representantes están siendo claramente identificados y señalados.
Siempre los asimilo a "Drácula, Frankenstein y el Hombre Lobo" y produce una enorme satisfacción comprobar que ELLOS caminan por otro camino hacia un destino infame. Su poder es el de la destrucción.
Toda la fuerza para seguir derrotándola también en 2013.
Abrazo
Tilo, 71 años
Qué buena la expresión "la derecha es un agujero negro que traga todo lo que le sirve" IM-PE-CA-BLE!!!
Qué agrgar si Tilo dice: "se comporta como las células cancerosas que destruyen el tejido social"
No va a ser fácil -y nadie lo prometió. Pero... qué buena etapa nos toca vivir compañeros!!!!
Un abrazo
Y ese agujero repugnante va a tener que compartir la playa con sectores que no quieren, aunque les duela el tuje!
Totalmente de acuerdo con el contenido del comentario.
Ahora..., entiendo que hoy "quema" todo lo que atañe al poder judicial. En este momento, y circunstancialmente, son mucho mas peligrosos que Moyano y sus huestes.
Es para prestar atención al hecho que permanecen inmutables aún a sabiendas que se les ha caído la careta, y hoy son personajes visibles, y condenables, por la ciudadanía toda.
Eso, indudablemente, evidencia el alto grado de inmunidad con que cuentan.
El entramado es tan complejo y está tan oculto (a excepción de los "idiotas útiles" básicamente compuesto por caceroleros, a los que se van sumando estos jueces marionetas); que es casi imposible hallar las caras y nombres de quienes son los verdaderos instigadores.
Ni siquiera Clarín es la cúspide de ese tan tremendo y horrorosso poder oculto.
Todo va mas allá de lo que se conoce.
Si consideramos que ya a fin del siglo XIX, José Hernández a través de los consejos del Viejo Vizcacha ya sentenciaba: ¡ "Hacete amigo del juez, no le des de que quejarse...!; es muy simple deducir desde que tiempos vienen esas problemáticas.
¡ Que la lucha de "Juan Pueblo" no cese !. Esa es la clave de todo. Y que reacciono como debe hacerlo y en el momento que corresponda, para evitar que "la película" termine siempre igual.
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